Migrantes

Convertirse en “tercer país seguro” es mayor riesgo para migrantes y guatemaltecos, dicen analistas

El diálogo que sostiene el Gobierno de Guatemala con Estados Unidos para convertirse en un "tercer país seguro" o de asilo para migrantes indocumentados que intentan llegar al país norteamericano es un riesgo tanto para el Estado como para las personas.

Miles de migrantes pasan por Guatemala en busca de llegar a Estados Unidos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Miles de migrantes pasan por Guatemala en busca de llegar a Estados Unidos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La consideración que ha hecho el ministro de Interior, Enrique Degenhart, a la propuesta del secretario de Seguridad Nacional en funciones de EE.UU., Kevin McAleenan, es un “desdén” a las causas que han originado la migración.

Volver a Guatemala un “cerrojo” para migrantes centroamericanos, caribeños, suramericanos y africanos, pone en riesgo tanto a los viajeros como a la sociedad guatemalteca, según varios analistas consultados.

La directora del Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales de la Universidad Rafael Landívar (jesuita), Úrsula Roldán, cree que no hay en el horizonte un plan para que Guatemala brinde condiciones de infraestructura y de seguridad para aquellos que piden asilo a EE.UU. y para las personas que regresarían a esperar su trámite en el país centroamericano.

“Las repercusiones son mayores para los migrantes centroamericanos”, aseguró, pues mientras los guatemaltecos permanecerían en México, el resto de solicitantes podrían quedarse en Guatemala, un país “sin las condiciones necesarias” para asegurar un entorno seguro.

A eso se añade que el Gobierno desdeña la atención de las causas que han impulsado a la gente a dejar sus hogares para buscar su “sueño americano”, pues tanto EE.UU. como Guatemala “están sustentando su política en control y seguridad de nación, sin observar la problemática social”, explicó el predecesor de Degenhart en la cartera de Interior, Francisco Rivas.

El exministro aseveró a Efe que las acciones en materia de seguridad y control que ejerce Estados Unidos y que secunda Guatemala “lo único que hacen es profundizar el dolor y generar más muerte para los centroamericanos y los migrantes que exponen su vida”.

Rivas no recomienda ser un país de asilo para migrantes, pues Guatemala aún lidia con “altos índices de violencia” y ofrecer condiciones de seguridad tanto para las personas que migran como para los habitantes “es complicado por la propia incapacidad del Estado”.

Guatemala, reconoce, no cuenta con “esa capacidad para albergar y para detener a los migrantes”, pues no son solo los centroamericanos, sino que han transitado cubanos, haitianos, africanos”.
Incluso la presencia de un contingente creciente de personas en las zonas fronterizas “podría incrementar la inseguridad, al verse posiblemente obligados a cometer crímenes producto de las condiciones provocadas por el Estado”, sentencia.

Sin embargo, el exjefe de Interior guatemalteco reconoce que el Gobierno que encabeza Jimmy Morales está actuando como una “acción de sobrevivencia en el marco de la política exterior”, ya que a las actuales autoridades “les interesa congraciarse con las autoridades norteamericanas”.

Necesitan apoyo

Por su parte, la excanciller Marta Altolaguirre cree que Guatemala misma “tiene las opciones de desarrollo para que los ciudadanos no quieran irse”, pues con “un poco de respaldo financiero y de programas sociales sería la salida lógica”.

Para Altolaguirre es difícil pensar que la gente se quiera ir de Guatemala solo porque sí, pero el hecho de “estar pasando aprietos” puede haber hecho que las personas decidan migrar de un país en el que “no hay beneficio”.

Al igual que Roldán y Rivas, Altolaguirre considera un “error” que EE.UU. y Guatemala se sienten a discutir un convenio de “tercer país seguro”, ya que no ve “la opción de aceptar a otros extranjeros aquí cuando hay un problema de trabajo”.

El exministro Rivas solo ve una “ligera esperanza” en el horizonte cercano y esa es el cambio de Gobierno el próximo 14 de enero de 2020; aunque a dos semanas de haberse realizado las elecciones la autoridad electoral no ha conseguido oficializar resultados y adjudicar cargos.

Cualquiera de los posibles escenarios, ya sea con la ex primera dama socialdemócrata Sandra Torres o con el exdirector del Sistema Penitenciario centroderechista Alejandro Giammattei podría dar esa “esperanza de cambio a este nefasto Gobierno”, reflexiona Rivas.

Si cualquier de los dos, Torres o Giammattei, promueve “políticas socioeconómicas que velen por los grupos más vulnerables” sería una puerta de salida a esta crisis humanitaria.
El pasado jueves, el vicepresidente de Guatemala, Jafeth Cabrera, admitió a Efe en Quito, Ecuador, que su país no puede albergar ni financiar la estadía de miles de migrantes dentro de un plan como “tercer país seguro” y que lo único que busca es una “comisión de alto nivel” que resuelva el problema.

“Guatemala no tiene ni la economía ni las posibilidades de poder mantener a una cantidades de migrantes de esa naturaleza”, dijo el vicepresidente.

Ello a pesar de que el miércoles Degenhart, en compañía de sus homólogos de El Salvador y Honduras y del secretario de Seguridad en funciones de EE.UU., Kevin McAleenan, confirmó que el Gobierno había aceptado seguir discutiendo el tema con EE.UU. para contener el flujo migratorio irregular que busca llegar a suelo norteamericano.

Degenhart admitió que aún no ha concluido la discusión del convenio, pero detalló que existe “una contraparte de la oferta” del Gobierno estadounidense que será “sumamente beneficiosa para Guatemala”.