Semanalmente llegan al país unos dos vuelos con deportados, cada uno con hasta 135 personas.
El 18 de julio fueron deportadas las primeras unidades familiares con siete menores de edad, el 22 de este mes el número aumentó a siete familias y 13 niños y niñas deportados, entre ellos dos bebés.
Organizaciones civiles señalan que el Estado no cuenta con la capacidad de recibir a una gran cantidad de deportados, y exigen un mejor trato para las madres e hijos que llegarán al país.
Dentro de las principales críticas, es que los menores de edad reciben el mismo trato que los adultos deportados, cuando al menos, debieran recibir asistencia psicológica por la crisis emocional en la que arriban.
El Gobierno ha ofrecido incluir a las familias dentro de los programas sociales aunque al momento no ha ofrecido detalles.