Migrantes

“Golpes, maltratos y amenazas”: el relato de la guatemalteca que junto a sus hijos llegó a la frontera de EE. UU. para huir de su abusador

Guatemalteca narró cómo se vio obligada a migrar hacia los Estados Unidos para huir de la violencia de la que era víctima por parte de su pareja.

Efectivos de la Guardia Nacional de México realizan su recorrido por los márgenes del Río Bravo, fronterizo con El Paso, Texas. (Foto Prensa Libre: EFE)

Efectivos de la Guardia Nacional de México realizan su recorrido por los márgenes del Río Bravo, fronterizo con El Paso, Texas. (Foto Prensa Libre: EFE)

Cada año, miles de Guatemaltecos abandonan su país para emprender el viaje hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

Muchos migran de manera irregular para mejorar sus condiciones económicas, aunque también algunos guatemaltecos emprenden el viaje para huir de la violencia en este país centroamericano.

La Voz de América (VOA) compartió la historia de Analida, de 32 años, quien salió de Guatemala hace un año para huir del padre de sus tres hijos.

La guatemalteca, víctima de abusos físicos y sexuales, emprendió camino a la frontera entre Ciudad Juárez, México, y El Paso, Texas, donde su vida cambió.

Con esa decisión, la guatemalteca no encontró otro escape a la violencia de su pareja que viajar al menos 2 mil 500 kilómetros hasta la frontera de Estados Unidos.

Aunque en el viaje, Analida no iba sola, viajaba junto a sus tres hijos.

La VOA destacó que la violencia de género y doméstica es uno de los flagelos que más castiga a las mujeres en los países de Centroamérica, entre estos Guatemala.

Una recopilación de datos de observatorios de género nacionales, que efectuó la plataforma colaborativa de periodismo La Lupa, detalló que en 2022 se registraron en la región unas 1 mil 28 muertes violentas de mujeres a manos de hombres.

De esta cantidad, al menos 992 fueron clasificados como feminicidios.

Analida conoce de cerca estos maltratos, y no es la única guatemalteca víctima de la violencia.

Las denuncias de violencia doméstica en Guatemala muestran una tendencia al alza en los últimos 15 años, según el portal Guate en Datos.

De acuerdo con datos recientes del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala, se documentan unas 36 mil 236 víctimas de violencia intrafamiliar en 2022, más de 31 mil víctimas son mujeres.

La VOA agregó que Analida, en quien se centra esta historia, salió de Guatemala hace un año y ahora, en el lado estadounidense de la frontera entre Ciudad Juárez, México, y El Paso, Texas, narró su historia y el futuro que desea para sus tres niños de 9, 8 y 6 años.

“Se volvió todo un infierno”

“Yo estaba bien, estable. Tenía a mis hijos, pero el papá de ellos, lastimosamente cometí el error de enamorarme de él. Pensé que había escogido una buena pareja. Al principio me lo pintó de color de rosas, me embaracé de mi primera hija y ahí se volvió todo un infierno”, narró la guatemalteca.

Además, el papá de sus hijos la engañaba, la dejaba encerrada en la casa, la maltrataba y Analida se percató que su pareja era alcohólico y drogadicto.

“Ya no podía salir, la única ocasión era para ver cómo estaba mi bebé, y la mamá me llevaba a verlo”, recordó la migrante.

“No, no podía ver a mi familia, no podía ver a nadie… fingí por cinco años. Fueron muy duros golpes, maltratos, amenazas. Después de mi primera hija, me agredió sexualmente. Tenía 30 días de haber nacido mi primera hija cuando me embaracé de la segunda. Fue horrible, doloroso… pero ahí está mi niña”, agregó.

Analida empezó a planificar sin que su pareja estuviera enterada, pero cuando éste se percató de que estaba evitando tener más hijos, se enojó y la golpeó.

“Perdí la noción, no recuerdo nada. Solo recuerdo que me caí y cuando me volví a despertar, él ya estaba abusando de mí y resulté embarazada de mi tercer bebé. Ahí dije: ya no puedo más”, lamentó.

Cuando su hijo cumplió un año, la guatemalteca trató de volver a confiar en él “porque siempre quise una familia. Pero el 22 de febrero del 2019, él me dijo verbalmente que íbamos a tener la custodia compartida de los niños, cosa que nunca hizo y se los llevó”.

“No los vi por dos años, no sabía dónde estaban”, lamentó la migrante en su relato.

Recordó: “Estuve en un apartamento hasta el 21 de febrero de 2021, cuando decidí cambiar mi vida.

“Busqué a mi hijos por cielo, mar y tierra en Guatemala. Ya no podía vivir sin ellos, y estuve a punto de quitarme la vida muchas veces”, lamentó.

A mediados del 2021, la mamá (de su expareja) le dijo que no sabía nada de sus hijos, pero Analida los escuchó en el fondo de la llamada gritando mientras jugaban. “Me dio mucha rabia, le dije que se iba a cansar de mis hijos y no iba a poder. Y así pasó en noviembre”.

A mediados de noviembre la llamó y le dijo “ya no aguanto. Discúlpame. Ven por tus hijos”. Cuando los fue a traer, solo le entregó a las dos niñas porque el varón era un bebé todavía.

En su relato, recordó que el 18 de diciembre de 2021, tomó las fuerzas y le dijo que si no le devolvía a su niño iba a llamar a la policía. “Ella se asustó mucho y me dijo que fuera por él”.

“Dejé mi trabajo, no me importó y me desconecté. Yo trabajaba en un centro de llamadas y no me importó. Me dio todo lo que pudo, y ahí me di cuenta de que mis tres hijos estaban mal”, agregó.

“Pasé un año entero sin comunicarme con nadie, solo con mi mamá. Ella sabía dónde estaba, yo les di estudio, los saqué adelante porque sabía que él (papá) nunca me iba a dar manutención. Ahí decidí empezar a pelear la custodia de mis hijos y un juez dictó que me la daría un 90 %, y el 10 % restante a él”, prosiguió.

Su pareja podía ver a los niños dos veces al año con custodia policial y psicólogo. “Eso lo volvió loco y me empezó a buscar. Las autoridades de Guatemala no fueron suficientes para defenderme”, afirmó.

“Él ya me había amenazado de muerte en mi casa. Me localizó, un hombre llegó y me apuntó con una pistola”, relató.

Recordó que días después iba en la camioneta con sus hijos y fueron a un restaurante de comida rápida a pasar un día entre mamá e hijos, cuando sujetos en cuatro motocicletas dispararon contra la camioneta, “yo pensé que los había perdido en ese momento”.

“Pero mi niña más grande, con todo lo que ha sufrido, pensó rápido y los metió debajo de los sillones y los cubrió. Fui a la policía y no fue suficiente. Me dijeron que fue un intento de asalto, pero yo sé que no fue así. Eso fue el 21 de noviembre de 2022”, dijo.

“Mi mamá se dio cuenta y me dijo que estaba corriendo demasiado peligro… él no me iba a firmar los papeles para irme legalmente con mis hijos. Tuve que vender todo lo que tenía, lo poco que logré hacer en menos de dos años”, narró.

Luego, les dijo a sus hijos que iban a hacer una aventura. “Íbamos a cruzar a México para llegar a EE. UU. y darles una mejor vida”.

“Llegué a Ciudad de México y me quedé sin dinero. Trabajé ahí por dos meses y medio, cuando ya no aguanté, para mediados de mayo de 2023, me fui porque no me pagaban los suficiente por ser indocumentada. En tres días llegué a Ciudad Juárez”, recordó.

En Ciudad Juárez vivió mes y medio, pero tampoco ganaba mucho dinero. “En medio de mi desesperación decidí cruzar. Tuve que pasar todo eso para poder darles una seguridad a mis hijos”, resaltó.

Añadió: “Ver a mis hijos bajo el sol conmigo, vendiendo aguas y paletas en semáforos, aguantando sol, aguantando calor, hambre, algo que nunca estaban acostumbrados ellos ni yo, ya no podía hacerles eso”.

A las 15 horas del 10 de agosto de 2023 empezó a caminar por toda la orilla, todo el muro del centro para la puerta 21 y ahí se entregó.

“Por la educación que me dio mi mamá me se defender en el inglés y empecé a hablar con los patrulleros que si me podían ayudar, por favor. Ellos fueron los que me indicaron por dónde me podía entregar”, dijo.

Luego de ser procesada y liberada junto a sus tres niños, fue a un refugio desde donde la trasladaron para un Welcome Center, donde ha estado los últimos meses. “Me abrieron las puertas maravillosamente. Yo soy voluntaria de ellos”, destacó.

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“Tengo mi cuarto privado, me lo he ganado y pues las únicas condiciones es que yo colabore con los demás migrantes. Limpiando, ayudando a entrar a los niños en la escuela. Yo estoy totalmente agradecida, me dan casa, alimentación, nunca les faltó techo a mis hijos, ni alimento, ni cariño”, externó.

“Sí, y sigue valiendo la pena porque a pesar de todo el abuso que recibieron mis hijas, tanto psicológico como sexual, también de parte de su familia paterna, son unas buenas estudiantes. Este es un país lleno de oportunidades y los niños lo están aprovechando al máximo, al igual que yo”, dijo la guatemalteca.

Su aspiración es aplicar a asilo. “Yo sé que si regreso a mi país, no estoy segura”, afirmó.

¿Cómo ve el futuro?

“Muy bonito, la verdad. Muy bonito porque ya quiero tramitar mi permiso de trabajo. Me se defender en el inglés y eso me ha ayudado también. He tratado de colaborar tanto con otros migrantes, porque yo se lo que han pasado y los respeto mucho”.

La guatemalteca tendrá que dejar El Paso a mediados de junio 2024 para asistir a su cita con la corte en Houston, Texas, donde deberá exponer su caso de asilo, aunque aseguró querer regresar a la ciudad fronteriza donde desea rehacer su vida al lado de sus hijos.