“Vamos dándole consejos a los emigrantes, ya no queremos más muertes, a salvar vidas venimos nosotros”, declaró Garay, de 47 años, quien sufrió la mutilación de su pierna izquierda en 2010 cuando cayó del lomo del ferrocarril al intentar escapar de las autoridades migratorias en Veracruz, México.
Para cubrir los costos del viaje, como transporte, alimentación y alojamiento, el grupo recurre a colectas de dinero en efectivo y la ayuda de organizaciones humanitarias, detalló el inmigrante centroamericano.
Los hondureños prevén partir el lunes a México y culminar su recorrido en la capital de ese país, donde gestionarán una reunión con el presidente Enrique Peña Nieto para solicitar que revise las políticas migratorias y evitar otros percances.
“Partes del cuerpo de nosotros quedaron en la tierra de él”, agregó Garay, quien también denunció discriminación en Honduras por la discapacidad física.
El ferrocarril mexicano, utilizado por inmigrantes indocumentados para avanzar en su camino a Estados Unidos, ha sido denominado como “La Bestia” por las tragedias que se viven desde hace años en su lomo como caídas fatales, extorsiones, violaciones de mujeres y niñas, secuestros y asesinatos incluso con machetes.
Al tren se trepan los indocumentados cuando baja la velocidad en desoladas estaciones.
“Después del accidente la vida le cambia a uno. La gente lo mira distinto, no le quiere dar empleo y hay que ver cómo se logra sobrevivir“, indicó José Medina, de 29 años, a quien le amputaron ambas piernas tras ser arrollado por la “La Bestia”.
Cada año unos 140 mil extranjeros, la mayoría centroamericanos, ingresan de forma ilegal a México con la intención de llegar a territorio estadounidense a través de distintas rutas, de acuerdo con informaciones oficiales.
De ellos, más de 20 mil son secuestrados por el crimen organizado, según la oficial Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México.