Migrantes

“Quería lo mejor para su familia”: el dramático relato de una madre que viajó dos veces a México para identificar a su hijo entre los muertos del accidente de Chiapas

Las familias de los migrantes muertos en la tragedia de Chiapas, México, no logran entender cómo la búsqueda de una mejor calidad de vida los llevó a vivir un sufrimiento que no saben cómo superar.

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Familiares y amigos de Richard Levi Ordóñez Guarcas, de 17 años, una de las víctimas mortales del fatídico accidente en Chiapas, participan en el funeral, en una aldea de Santa Apolonia, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: Amy Sánchez)

Familiares y amigos de Richard Levi Ordóñez Guarcas, de 17 años, una de las víctimas mortales del fatídico accidente en Chiapas, participan en el funeral, en una aldea de Santa Apolonia, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: Amy Sánchez)

Los días han pasado desde aquel trágico 9 de diciembre de 2021, cuando un tráiler cargado con más de 160 centroamericanos volcara y matara a 56 migrantes, al menos 40 de ellos guatemaltecos, en Chiapas, México, pero el consuelo no llega para las familias de las víctimas, pues no hallan explicación de cómo la búsqueda de empleo les cambió la vida para siempre.

Hasta el jueves 13 de enero, 38 cuerpos de guatemaltecos víctimas de esa tragedia habían sido repatriados, 19 de ellos ayer al mediodía, y aún queda pendiente la identificación de dos cuerpos más, según autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Así como los trámites de repatriación han sido lentos, también el drama de las familias se vuelve cuesta arriba, pues durante el tiempo que debieron esperar por la entrega de los restos de sus seres queridos les tocó vivir un mar de angustias.

Este es el caso Nicolasa Guarcas, una mujer originaria de Santa Apolonia, Chimaltenango, que no descansó hasta dar con el cuerpo de su hijo Richard Levi Ordóñez Guarcas, de 17 años, una de las víctimas mortales del fatídico accidente en Chiapas.

En su desesperación por saber el paradero de su hijo, Nicolasa viajó al lugar del accidente en dos ocasiones, pero en el primer viaje solo le permitieron ingresar a los centros hospitalarios a donde fueron trasladados los heridos; sin embargo, por las descripciones de uno de los fallecidos ella estaba segura de que Richard se encontraba en la morgue, aunque no pudo entrar a reconocerlo.

Días después, recibió una llamada en la que le pedían que retornara a México para someterse a una prueba de ADN y así poder reconocer a su hijo.

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Richard era estudiante de cuarto bachillerato en medicina y soñaba con culminar sus estudios; sin embargo, las posibilidades de seguir en la escuela se hacían más difíciles a causas de la pandemia por lo que decidió migrar a Estados Unidos. 

“Mi sobrino tenía un anhelo tan grande de querer superarse y quería transformar su humilde casita de adobe y darle algo mejor a su familia, pero todo quedó en un sueño”, comentó César Romeo Xicay, tío de Richard.

“yo le pediría al Gobierno que se pusiera la mano en la conciencia y darle una mejor vida a nuestra gente en nuestro país, para que ellos no se vean obligados a despedirse de su familia y nunca más volver”, agregó Xicay.

Otro caso

Con apenas 16 años, Álvaro Anselmo Guanta Tocora emprendió el viaje hacia Estados Unidos desde la aldea Panimachavac, Tecpán Guatemala, Chimaltenango, el pasado 7 diciembre y para eso su padre buscó la forma de conseguir el dinero y empeñó un terreno para que llegara a lo que ellos consideraban “el país de las oportunidades”, pero lo que encontró fue la muerte.

Álvaro era el menor de siete hermanos, pero su condición económica no le permitió estudiar y desde temprana edad trabajó como jornalero en el campo.

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Sus padres desde el 9 de diciembre pasado, cuando se enteraron de la tragedia, se refugiaron en una iglesia en la que hacían vigilias y ayunos con la esperanza de que el joven regresara con vida, pero la historia fue otra.

“Somos de escasos recursos, por eso él quería hacer algo por la familia, pero lamentablemente no fue así. Él se comunicó con un señor de Quiché, quien fue el que se lo llevó, mi muchacho era tranquilo, trabajador y sin vicios”, comentó Pedro Guanta, padre de Álvaro.

Álvaro Anselmo Guanta Tocora es uno de los 19 migrantes muertos que fueron repatriados el jueves pasado desde México. (Foto Prensa Libre: Amy Sánchez)

Repatriados

Los cuerpos de 18 migrantes guatemaltecos, entre ellos cinco menores, fallecidos en un accidente el pasado 9 de diciembre en el sur de México, fueron repatriados el jueves pasado en un avión de la Fuerza Aérea Mexicana, informaron autoridades.

Un cuerpo más fue trasladado por vía terrestre hasta la cabecera departamental de Totonicapán, oeste de Guatemala, informó Marcela Díaz, delegada en el estado mexicano de Chiapas (sur) de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias.

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Los féretros salieron en nueve vehículos tras ser embalsamados la víspera pues se encontraban en morgues de Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas, y en los municipios de Tonalá y Pijijiapan.

“El mayor problema ha sido el reconocimiento de las personas fallecidas porque las familias vienen de lejos, y probablemente tengan carencias económicas”, explicó Díaz.

El avión militar mexicano con los 18 ataúdes arribó más tarde a la base aérea del Ejército guatemalteco, en el sur de la capital, observó la AFP.

Trece de las víctimas fueron llevadas en microbuses a comunidades del departamento de Quiché y cuatro a Chimaltenango, ambos en el occidente indígena; la otra fue trasladada a Petén, una región selvática en el norte del país fronteriza con México.

En el grupo fueron repatriados cinco adolescentes fallecidos, entre ellos una menor de 16 años, según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala.

La tragedia del 9 de diciembre ocurrió luego que un tráiler que trasladaba clandestinamente a unos 160 migrantes irregulares, que buscaban desesperadamente llegar a Estados Unidos, chocó contra un puente peatonal en una carretera de Chiapas.

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De los 56 fallecidos, 40 eran de Guatemala, 13 de República Dominicana, uno de El Salvador y otro de Ecuador. El cadáver restante aún no ha sido reconocido.

Hasta el momento, 51 cuerpos han sido repatriados, según la fiscalía estatal de Chiapas; 38 a Guatemala.

Además, unos 100 migrantes resultaron lesionados en el accidente, que se produjo poco después de que se reactivara un polémico programa de Estados Unidos que obliga a los migrantes a esperar en México la respuesta a sus solicitudes de asilo.

“Esta modalidad (de transportar migrantes es camiones) no es nueva (…), pero sí lo que buscamos acá es sensibilizar a las personas para que no caigan en las mafias del ‘coyotaje’ (tráfico de personas)”, declaró tras la repatriación el vicencanciller guatemalteco, Eduardo Hernández.

13 cuerpos llegan a Quiché

En horas de la noche del pasado jueves 13 de enero llegaron a Quiché los cuerpos de los 13 migrantes originarios de ese departamento para ser inhumados.

Ocho cuerpos de migrantes de Joyabaj, dos de Chichicastenango, uno de Chajul, uno de San Andrés Sajcabajá y uno más de Chiché llegaron al departamento para ser velados y sepultados en sus comunidades, donde los esperaban familiares y vecinos.

Los ocho cuerpos de los migrantes de Joyabaj fueron recibidos por autoridades municipales y comunales en el centro del municipio para después dirigirse a las comunidades de Portugués y el Boquerón.

Carlos Gonzáles, vecino de Portugués, lamentó que los vecinos murieran en su camino a Estados Unidos.

Manuel Chan, padre de un migrante originario de Choyomché Tres de Chiché, expresó su tristeza entre lágrimas e indicó que su hijo no había viajado a Estados Unidos para conocer ese país, sino porque necesitaba que su familia saliera adelante.

Rosolino Bianchetti, obispo de Quiché, expresó que la llegada de los ocho primeros cuerpos y ahora los otros 13 es un recordatorio de que los quichelenses están huyendo de la pobreza.

 

Con información de AFP