Jóvenes prefieren desarrollo profesional antes que casarse 

El matrimonio es una institución social en la que un hombre y una mujer se unen legalmente, con ánimo de permanencia y con el fin de vivir juntos, procrear, alimentar y educar a sus hijos, según el Código Civil; sin embargo, esta acción ha disminuido en los últimos años en Quetzaltenango y han aumentado los divorcios.

Según datos del Registro Nacional de las Personas (Renap), desde hace cinco años Quetzaltenango ocupa el segundo lugar a escala nacional con menos matrimonios y más divorcios, después de Guatemala.

El año pasado, en Quetzaltenango se registraron cuatro mil 720 matrimonios y 417 divorcios, mientras que en el 2015 fueron cinco mil 279 bodas y 417 separaciones.

Melvin Zacarías, registrador del Renap en Xela, dijo que la mayoría de parejas que contraen matrimonio están entre las edades de 19 y 29 años, y que el 85 por ciento de estas se divorcian 10 años después.

Agregó que San Miguel Sigüilá, Sibilia, San Francisco La Unión, Concepción Chiquirichapa y San Mateo son los municipios con menos matrimonios. Mientras que la cabecera, Coatepeque y Colomba reportan más divorcios.

“La mayoría de divorcios se registran en noviembre y diciembre. Además, en esos meses se inscriben de dos a tres bodas por día, algo inusual, mientras que los matrimonios aumentan en marzo y abril”, expresó.

Zacarías añadió que uno de los factores que influyeron en la disminución de bodas en el 2016 fue la prohibición de los matrimonios en menores de edad, con la reforma al Código Civil.

“Únicamente se dieron tres matrimonios de menores de edad y generalmente se daban 60. Estos se inscribieron por orden judicial, que es la única forma en que pueden darse actualmente”, explicó.

Factores

Para el antropólogo Ignacio Camey, la disminución de matrimonios se debe a que los jóvenes quetzaltecos se cuestionan más sobre su forma de vivir y que el matrimonio ha dejado de ser funcional.

“Ahora los jóvenes tienen expectativas de un desarrollo profesional y de tener una vida individual”, expresó Camey.

Comentó que la disminución de bodas debe ser analizada, pues ocurre en una sociedad aparentemente conservadora y que funda la sociedad sobre la familia, incluso en un nivel legislativo que podría, afectar el fundamento de la sociedad.

El sociólogo Juan Sandoval señaló que la disposición de los jóvenes de tener un proyecto de vida que no contempla el matrimonio es una decisión influenciada por la cultura europea, pues creen que casarse es sinónimo de dependencia.

“Algunos jóvenes temen permanecer para siempre con alguien, compartir su dinero y tener responsabilidades. Creen que es más fácil deshacerse de una pareja si no hay matrimonio”, agregó.

Alejandra Monzón, de 28 años, secretaria, señaló que su sueño es graduarse de la universidad, viajar y construir un hogar, pero no está segura de casarse.

“No imagino compartir mis planes con alguien o depender de otra persona. Quizá soy egoísta, pero he dejado de creer que el matrimonio es un paso obligatorio en mi vida”, manifestó.

José González, estudiante, refirió: “Se necesitan menos matrimonios y más gente preparada. Por eso prefiero aprovechar la oportunidad de estudiar”.

La psicóloga Miriam Barrios comentó que la edad en un matrimonio es determinante, pues en ocasiones, cuando se es muy joven, se toma la decisión por emoción y no por amor.

“Los jóvenes tienen la falsa idea de que el matrimonio es solo de abrazos y besos, y cuando conviven regresan a la realidad. En ocasiones la inseguridad emocional provoca la infidelidad”, advirtió Barrios.

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