Debido a las disposiciones emanadas del Ministerio de Economía, que exigió a los transportistas la licencia de exportación y un requisito del Banco de Guatemala, relacionado con el movimiento de divisas, se detuvo el transportes en las fronteras guatemaltecas con El salvador y Hondura.
Furgones, tráileres y pipas cargadas con materias primas, químicos, productos elaborados y aceite de palma africana tuvieron que quedarse varados en las fronteras mientras se resolvía la situación.
No se dan abasto
Luego de diez días de entrar en vigor esas medidas, casi ciento veinticinco furgones, plataformas y pipas fueron afectados por el paro en las fronteras, y los transportes que continuaron llegando a la frontera de los restantes países del área ya no cabían a lo largo del tramo de la ruta en la frontera hondureña.
Entre las dos fronteras había filas de tráileres de más de kilómetro y medio en espera de que la situación se resolviera. Según un funcionario de la aduana de esa frontera, no había visos inmediatos de que esto sucediera y, posiblemente, a mediados de la semana, pero mientras esto sucedía, los transportistas y las industrias continuaban sufriendo pérdidas económicas.
En vista de que los tráileres ya no cabían al lado de la frontera guatemalteca, los que estaban llegando del sur se tuvieron que quedar en territorio hondureño, en espera de que el problema se solucionara.
Varias pipas que transportaban aceite de palma africana, tras permanecer varios días sin poder pasar, tuvieron que retornar a Tegucigalpa, Honduras, porque el cargamento entró en descomposición.
Varios furgones transportaban concentrado para la elaboración de refrescos embotellados procedente de Nicaragua. También este producto estaba en etapa de descomposición y la industria guatemalteca encargada de elaborar estos productos se habría quedado sin materia prima. Algunos de estos transportes, luego de haber cumplido con los requisitos exigidos, comenzaron a pasar.
En espera
Prensa Libre pudo comprobar que más de cien camiones y pipas estaban a la espera. Más de kilómetro y medio de ambos lados de la carretera era ocupado por furgones, de los cuales 70 tenían placas guatemaltecas y 30, costarricenses.
Los transportistas dijeron que esperarían que cuanto antes el gobierno guatemalteco, a través del Ministerio de Economía, le encontrara solución al problema, a efecto de que no siguieran perdiendo económicamente, como les había sucedido en esos diez días de inactividad.
Un funcionario de Aduanas dijo que algunos transportistas que ya habían complido con las disposiciones de Economía y del Banco de Guatemala para poder ingresar al país, ya lo habían hecho.
Mientras tanto , furgones y pipas vacías estaban viajando a Honduras, Nicaragua y Costa Rica para recoger producto elaborados, químicos y materia prima. Estos vehículos, como estaban en tránsito, no tenían problemas para poder circular.
También se informó que Honduras había comenzado a restringir el paso a transportistas guatemaltecos y centroamericanos que llevaban materia prima, químicos o productos elaborados. Si no presentaban un carné específico, no se les permitiría el ingreso. Varios furgones guatemaltecos se encontraban varados en la frontera hondureña y no se les permitió el paso a territorio hondureño porque no llenaban los requisitos.
Pérdidas
El cálculo de las pérdidas en aquella ocasión ascendió a Q100 mil durante los diez días que duró el cierre de las fronteras, donde 70 tráileres con placas guatemaltecas y 30 de Costa Rica, según dijeron Félix Boror y Antonio Sánchez, quienes hacían gestiones para poder ingresar a territorio guatemalteco.
Boror dijo que era piloto de tráiler que transportaba químicos que había cargado en Nicaragua y los trasladaba a Guatemala; también dijo: “Nosotros ganamos por el viaje y si estamos parados, no ganamos”.
Las oficinas de Guatel en Esquipulas se mantenían abarrotadas de traileros quienes constantemente realizaban llamadas a las industrias o empresas a las que les llevaban los productos o materia prima.
Más de cien transportistas varados durante 10 días esperaron que la situación se resolviera y el movimiento se normalizara. Según dijeron en esa ocasión, en algunos casos transportaban materia prima que tendía a descomponerse pese a que iba refrigerada.
Los transportista costarricenses hicieron alusión a los problemas que sufrían en territorio salvadoreño debido a la subversión, y en Nicaragua por la serie de requisitos que exigían las autoridades de migración y aduanas, lo que con el problema suscitado en las fronteras guatemaltecas ponía más difícil la situación.
En Nicaragua, dijo un transportista de Costa Rica, hasta el aire que llevaban las llantas de los tráileres era revisado por las autoridades aduaneras de aquel país.