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Aguas relajantes en El Brasilar

Cuando cae la tarde, las aguas termales de los baños de El Brasilar, en el municipio de Camotán, Chiquimula, se convierten en el lugar propicio para olvidar los problemas de la vida cotidiana, gracias a sus relajantes aguas termales.

Los baños cuentan con 7 piscinas de diferentes tamaños y temperaturas. (Foto: Hemeroteca PL)

Los baños cuentan con 7 piscinas de diferentes tamaños y temperaturas. (Foto: Hemeroteca PL)

Sumergirse en las piscinas de aguas naturales y entrar en contacto con las aguas tibias y luego trasladarse a otros con agua más caliente, es disfrutar de una experiencia única y gratificante, debido a que permite sentir distintas temperaturas en un mismo lugar.

A esto se debe agregar el espectáculo que ofrece el verdor de la naturaleza que rodea el área y el agradable murmullo que emiten las aguas del río Jupilingo, al avanzar y chocar sutilmente con las rocas de su cauce.

El Brasilar se encuentra en el kilómetro 199, ruta CA-11 camino a la frontera El Florido, Honduras. Está a 36 kilómetros de la cabecera de Chiquimula y a cuatro de Camotán. Un punto de referencia es el campo de futbol, donde se cruza hacia la izquierda.

Comodidades

El centro turístico cuenta con siete piscinas que son alimentadas por las aguas subterráneas del cerro Tichajté. Las piscinas son muy higiénicas, pues a diario las limpian.

La mayoría de los visitantes prefiere tomar un baño durante la tarde o la noche, por las altas temperaturas de la región. De esa cuenta, el centro se mantiene abierto desde las 6 hasta las 22 horas, todos los días de la semana.

Cuenta con varios ranchos de descanso, a los que se puede ingresar alimentos y bebidas, aunque también hay restaurantes en sus afueras.

Gerson Lobos es uno de los visitantes al que le gusta darse un baño, al menos, una vez por semana. “Además de ser relajante, es curativo y es un exfoliante natural”, asegura.

Piletas históricas

De acuerdo con los administradores comunitarios del balneario, algunas de las piletas se construyeron hacia 1884 por Antonio Amador. Estas se utilizaban para teñir añil y hacer tintes naturales. “Fueron las últimas pilas de la industria en la región y probablemente de Guatemala”, señala el estudio Evidencias de la cultura del añil en la cuenca Copán Chortí. Con el alza en los precios, los tintes se dejaron de producir y las pilas fueron abandonadas.

Hace unos años el sitio comenzó a ser remodelado con el apoyo de la Cooperación Española y la Mancomunidad Copán Chortí, con una inversión de US$65 mil.

Actualmente, el manejo del lugar lo hace la Asociación de pobladores de la aldea El Brasilar, quienes cobran Q10 por persona. Roberto Recinos Amador comenta que en promedio, a diario acuden unas 50 personas. Sea con la familia o los amigos, El Brasilar ofrece una experiencia relajante para dejar fluir las tensiones y garantizar un buen descanso.

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