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El autor de la Jura a la Bandera de Guatemala

"Bandera nuestra / a ti juramos / devoción perdurable / lealtad perenne, honor, sacrificio y esperanza / hasta la hora de nuestra muerte…" En cada acto cívico y especialmente en septiembre cobran vigencia estos versos.

El 17 de agosto se celebra el día de la Bandera Nacional. (Foto: Néstor Galicia)

El 17 de agosto se celebra el día de la Bandera Nacional. (Foto: Néstor Galicia)

Conocido como Jura a la Bandera, el poema originalmente se tituló Saludo a la Bandera. Esta creación es apenas de 13 versos. Probablemente sean de los más conocidos del autor, Alberto Velásquez Günter, pero son apenas una muestra de toda su obra.

La vida del poeta no solo se relaciona con las letras. También se entrecruza con diferentes entidades en el país: los bancos de Occidente, Guatemala y Crédito Hipotecario Nacional; la Cruz Roja, el movimiento Scout y algunos diarios ya desaparecidos.

En las memorias del escultismo está el antecedente del famoso poema, ya relacionado con el civismo. En 1945, con motivo de las fiestas de Independencia, 30 scouts participaron en un certamen moderado por Ernesto Viteri, funcionario del Ministerio de Educación.

“El acto se abrió con el Himno Nacional, luego se dio lectura a la Jura de la Bandera, que, a pedido de Viteri, compusiera el gran poeta y escritor guatemalteco don Alberto Velázquez, quien orgullosamente era scout”, se detalla en el sitio scouts.org.gt.

Desde entonces sus versos comenzaron a ser parte de las fiestas patrias y, junto a otros actos, forman parte del Programa Nacional de Educación Cívica y Valores en todos los establecimientos educativos.

La documentación de los scouts recoge que en 1945, de 10 mil copias de los versos, algunas fueron obsequiadas a los asistentes, y el resto distribuido en colegios, escuelas, el Ejército y otras entidades.

La fundación de los Boy Scouts sucedió en Inglaterra, en 1907. Diez años después ya había chicos exploradores en Guatemala, en Quetzaltenango específicamente, ciudad a la cual migró la familia de Velázquez, quien nació el 25 de septiembre de 1891. Oriundos de San Marcos, los padres del poeta fueron Carlos Velázquez y Juana Günther. Él estuvo al frente del Instituto Nacional de Varones de Occidente (INVO), establecimiento en el cual estudió Alberto.

La mudanza de la familia marcó al poeta. La ciudad quetzalteca, en contacto con los movimientos intelectuales de la época, fue fundamental para su desarrollo artístico. “Surgió a la poesía en la efervescencia modernista… Fue alcanzado en plena adolescencia y primera juventud por el ramalazo de Rubén Darío y sus seguidores. Los primeros poemas del autor revelan a un escritor fuertemente influido por dicho canon”, detalla el escritor Francisco Albizúrez Palma en el prólogo del libro Antología del Centenario, una obra publicada por el Banco de Guatemala en conmemoración del natalicio de Velázquez.

El interés del Banguat por preservar su legado obedece a que la vida de Velázquez está ligada con la historia de esa institución. De 1926 a 1956 fue su primer vicepresidente, en cuya fundación participó. Detrás, tenía la experiencia de dos décadas en la banca. En 1906, indica Albizúrez Palma, don Alberto, quien procedía de un hogar modesto, “se vio obligado a emplearse a los 13 años de edad, como office-boy del Banco de Occidente, donde permaneció hasta 1926. Cuando lo dejó, era gerente”.

Otros cargos que don Alberto desempeñó fueron: Miembro del Directorio de la Caja Reguladora, Vocal-Secretario del Consejo Económico Técnico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y Jefe del Departamento Monetario de Hacienda (1929-1937). También participó en la fundación del Crédito Hipotecario Nacional de Guatemala, de la Cruz Roja Guatemalteca y de la Universidad Popular.

Letras

Velázquez Günther “inició su producción a los 9 años, en un periódico manuscrito. Parelo a su trayectoria bancaria, integró la Academia Guatemalteca de la Lengua. Fue codirector de la revista Azul, director del Diario de Los Altos, y codirector del diario El Pueblo”, se indica de la faceta literaria del poeta, según consta en el Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala.

“En 1927 lo encontramos como jefe de redacción de Nuestro Diario”, se agrega en Antología del Centenario, una de las únicas dos obras que recogen el trabajo lírico del autor. La otra es Alberto Velázquez —Antología Poética—, de Editorial Universitaria, publicada en 1958. Una compilación de 472 páginas a cargo del poeta, ensayista y narrador Hugo Cerezo Dardón. La obra contó además con un estudio del novelista y también poeta y ensayista antigüeño Carlos Wyld Ospina.

Asimismo, los poemas de Velázquez Günther alimentaron las páginas del diario El Imparcial, así como otros periódicos y revistas. En 1916, cuando se efectuaron los primeros Juegos Florales de Quetzaltenango, el primer poeta laureado en ellos fue Osmundo Arriola. Dos años después, a la edad de 27 años, ganó don Alberto con el poema Madrigal en voz baja y con el cual se inicia la antología del Banco de Guatemala.

“Afinidad de un orden divinamente astral/ en que el silencio es himno santo de las presencias, / en que las almas gozan cobran diáfanas transparencias, / en que las almas gozan la conjunción arcana/ que a los dos nos inclina como a hermano y hermana”, plasma el autor en este poema.

En 1927, Velásquez participó por segunda ocasión y obtuvo el galardón Flor Natural con el poema Amigo: “Pienso en días que fueron y no son más… / En los amigos… ¡Ah, los amigos! / Unos han muerto —¡pobres!— / y otros se han ido / lejos —¡pobres también!— al infortunio o la gloria / en las alas de la ambición o del egoísmo. / Unos me traicionaron sangrientamente —¡ingratos!— me dieron al olvido: / estos últimos eran precisamente los que yo más quise de niño, / aquellos con quienes jugué mis juegos, / haciendo de la vida un espectáculo peregrino…”.

En ambas antologías se esboza su lírica. En el prólogo de Hugo Cerezo Dardón se definen seis temas en la obra velazquiana: Omnipresencia de Dios, Muerte y eternidad, Purificación y perfectibilidad, Amor amada, Presencia y sentimiento de la niñez y Esencias vegetales. Albizúrez Palma complementa esta disección con la concepción del poeta de la condición humana, el hecho de conocer qué era ganarse la vida desde temprana edad, la admiración por la naturaleza, el delicado sentido del amor a la mujer y la devoción hacia el entorno familiar.

Alberto Velázquez Günther murió en 1968, en Guadalajara, México. Sus restos fueron repatriados y reposan en Quetzaltenango. Entre los reconocimientos que recibió destacan: Hijo Ilustre de Quetzaltenango (1947, Emeritissimum, de la Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos (1947) y la Orden del Quetzal en el grado de Gran Cruz (1958).

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