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La belleza y rareza de la forma en que clasificaban el mundo en el pasado para tratar de entenderlo

La ciencia es la clasificación sistemática de la experiencia, escribió el filósofo inglés George Henry Lewes. Pero también es un reflejo del profundo deseo de los humanos de ordenar e identificar lo que nos rodea.

"Cómo una paloma de la paz surge del casco prusiano", en una serie sobre objetos que vienen de animales. WELLCOME LIBRARY, LONDON

"Cómo una paloma de la paz surge del casco prusiano", en una serie sobre objetos que vienen de animales. WELLCOME LIBRARY, LONDON

Durante los siglos XVIII y XIX se transformó la forma en la que veíamos y entendíamos la naturaleza y los gráficos, mapas y diagramas ideados entonces son muestras de cómo exploradores de la vida intentaban entender un mundo natural exuberante y cambiante, y encontrar nuestro lugar en él.

Naturistas, artistas, científicos, exploradores y amas de casa hicieron un inmenso trabajo de compilación de datos y luego, mezclando la ciencia y el arte, ilustraron desde lo observado hasta lo imaginado.

Mira este puñado de imágenes de una colección de los antiguos 'infográficos' y los sistemas de organización recogidos en el libro “Animal Vegetal Mineral” de la Wellcome Collection.

Empecemos por el planeta


Este minucioso trabajo es “La corteza de la Tierra relacionada con la zoología”, de Louis Agassiz, naturalista, anatomista, paleontólogo, glaciólogo y geólogo suizo (1807-1873), y Augustus Addison Gould, conquiliólogo y malacólogo estadounidense (1805-1866).

Agassiz fue uno de los más reconocidos científicos de su época y, como atestigua esta ilustración, estaba muy familiarizado con la evidencia factual sobre el cambio ambiental, la variabilidad y la modificación hereditaria.

No obstante, se le recuerda por ser uno de los zoólogos de renombre que se opuso a la Teoría de la Evolución de Charles Darwin.

Concordaba con Darwin en que la secuencia en el registro fósil de animales y plantas simples en los estratos antiguos más profundos se diferenciaba de formas más complejas y recientes encontradas cerca de la superficie, lo que representaba un desarrollo progresivo.

Pero para Agassiz, esos animales y plantas diferentes habían sido creaciones especiales e independientes, no el resultado de la continuidad hereditaria.

Según él, cada especie de planta y animal era un “pensamiento de Dios” y las similitudes anatómicas eran “asociaciones de ideas en la mente divina”.

En un desarrollo nefasto de sus teorías, escribió prolíficamente sobre poligenismo, la idea de que los seres humanos estaban divididos en razas que habían sido creadas por separado, se podían clasificar y estaban dotadas de atributos desiguales, ideas ahora incluidas bajo la rúbrica de racismo científico.

En la superficie


Esta belleza es el “Plan panorámico de los distintos ríos y lagos” hecha por el artista topográfico británico John Emslie (1839-1913).

Fue publicada cuando el Mar Muerto (el #4 de los lagos, a la izquierda) quedaba en Siria, el Danubio (el #17 de los ríos) era parte de Alemania y existía Persia, donde había un lago llamado Ouroomia (el #16 de los lagos, izquierda).

La lista que nos dice eso, también informa que el lago Titicaca (#3 lagos, derecha) estaba en Sudamérica, lo cuál sigue siendo cierto aunque un poco impreciso.

Respecto a los nombres del río Oronoco (realmente Orinoco, #8) de Colombia y el Bravo del Norta (o Norte, #7) de México se aplaude el esfuerzo.

Eso sí, en el caso de La Plata (#10) todas las letras quedaron bien las dos veces que aparecen: como nombre de río y del lugar por el que corre. Y el Amazonas (#11) es todo de Brasil.

El reino animal


Esta elegante ilustración es “Una vista general del reino animal” dibujada por Anna Maria Redfield en 1858.

Redfield fue la primera mujer en hacer un árbol de la vida, según el renombrado paleontólogo J. David Archibald, quien lo incluyó en su obra “La escalera de Aristóteles, el árbol de Darwin: la evolución de metáforas visuales para el orden biológico”.

Esta es la versión más simple y pequeña usada en la carátula del libro de Redfield “Ciencia zoológica” que acompañaba el gráfico mural de 1,5×1,5 metros mostrando las relaciones entre los animales.

El diseño sigue la organización dictada por el naturalista francés George Cuvier (1769-1832) según la cual los animales debían ser agrupados en cuatro planes estructurales: vertebrados, moluscos, articulados y radiados.

Archibald señala que “pocas mujeres de la época pueden jactarse de la influencia que tuvo esta publicación y el uso de los árboles educacionales de Redfield y el texto que los acompañaba”.

Como Agassiz (¿te acuerdas? El de la corteza de la Tierra), Redfild no estaba de acuerdo con la Teoría de la Evolución de Darwin. Sin embargo, irónica e “involuntariamente los gráficos que hicieron prepararon al público para aceptar que estos (…) podían representar metáforas visuales de la vida evolutiva, no meramente organizativa”.

Más personal


“Fisiognomías Humanas junto a Fisiognomías Animales, mostrando las relaciones entre algunas especies” es un grabado de alrededor de 1820.

Lo acompaña otra leyenda: Litografías ilustrando la relación de la fisionomía humana y la de la creación bruta.

Aunque el grabado es del siglo XIX, la idea de comparar los rasgos físicos de animales y hombres hasta sacar conclusiones era ya de larga data.

En “De humana physiognomoia” (1586) Giovanni Battista della Porta (1535-1615) desarrolló la obra de Aristóteles “Physiognomonics” comparando a individuos con los animales a los que más se parecían.

Pero Della Porta, quien era un filósofo, alquimista, comediógrafo e investigador italiano, no sólo señaló similitudes físicas.
Para él, los rasgos visibles correspondían a rasgos de la personalidad.

Quienes, por ejemplo, tenían la nariz como un pico de un cuervo o un gallo, tendían a ser desvergonzados.

Más tarde, las ilustraciones de Della Porta fueron sistematizadas por el pintor que el rey Luis XIV calificó como “el mejor artista francés de todos los tiempos”: Charles Le Brun (1619-1690).

Le Brun puso las caras humanas y animales en segmentos comparativos a la manera de la ilustración que ves arriba.

El mejor amigo


En todo el mundo, en todas las tierras y climas, el perro sigue siendo el mejor amigo del hombre”, escribió en el centro de este mapa de canes Will Judy, de la Judy Publishing Company, la editorial que lo publicó en 1936.

Arriba hay una “Explicación del mapa de los perros de todas las naciones del mundo”, que dice:

“Aquí hay dibujos de 164 razas puras de perros, de acuerdo al tipo correcto, cubriendo todas las razas puras conocidas en la faz de la Tierra.

Cada raza está numerada y el número corresponde al país de origen como indican los números en el mapa.

La palabra para 'perro' aparece bajo los nombres de algunos de los países.

'El Sol nunca se oculta en ninguna parte de la Tierra donde no se encuentre el mejor amigo del hombre'”.

¿Estás de acuerdo?

Finalmente, tras deleitarnos con las curiosidades de la clasificación, el pie de página le corresponde a un sátiro.

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