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El tricentenario Corpus Christi de Patzún

En 1985 la población de Patzún se encontraba de fiesta, no solo por ser su feria patronal en honor al Corpus Christi sino que también celebró los 350 años de la festividad, una de las más importantes y coloridas de Guatemala.

Vista de la impresionante fiesta de Corpus de Patzún. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Vista de la impresionante fiesta de Corpus de Patzún. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Prensa Libre reseñó en su edición del 9 de junio de 1985 la celebración de la feria patzunera. En esta tradicional fiesta el pueblo se reúne en la iglesia y en las calles para mostrar su ferviente fe ante el Cuerpo Eucarístico, que el sacerdote expone en procesión, como muestra de que Cristo ha quedado entre los hombres; para Patzún es motivo de alegría y recogimiento.

El jueves y el domingo de Corpus son los únicos días en que la gente de este lugar se olvida de su diferencias étnicas, sociales, de edad, raza e incluso religión, ya que se unen espiritualmente, para colaborar, dando lo mejor de su trabajo y esfuerzo, elaborando bellísimas alfombras, con diseños y materiales de lo más variado, sobre las calles por las cuales el Santísimo pasa.

Esta festividad eminentemente eucarística fue introducida en el pueblo de Patzún por los misioneros católicos en el siglo XVIII con la finalidad de fortalecer la fe de esta gente en Cristo y que se ha mantenido durante más de tres siglos. Sacerdotes, cofrades, coros, fieles y turistas se reunieron, llenando la iglesia, para escuchar y participar de la misa mayor. Las calles de este pintoresco rincón guatemalteco se vieron llenas de gente que acompañaba y presenciaba la procesión del Santísimo llevado en una hermosísima custodia, y de las imágenes de Cristo y de la Vírgen María, que cargaron en andas los cofrades de Patzún.

Este impresionante acto de fe salió de la iglesia para ser recibida con campanas, cohetes, hombres y música de chirimía y tun, no faltando así, la alegre banda del pueblo que la acompañó por todo su recorrido.


La celebración del jueves de Corpus fue rica en folklore y tradiciones autóctonas, una de las cuales pudo ser apreciada en el baile del Mazat. En este, hombres disfrazados representando un tigre, dos venados y un negro con dos ardillas, dramatizaron y bailaron al compás de la chirimía y el tun, luego de concluida la procesión.

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