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En la cima de Centroamérica

Vivir en los Cuchumatanes, Huehuetenango, no se compara a ningún otro estilo de vida en el país, transmite la sensación de haber viajado a otro lugar, sin embargo es parte de la diversidad de nuestra hermosa Guatemala.

La vida en la serranía de Los Cuchumatanes manifiesta una metamorfosis durante el fin de año. Las gélidas temperaturas, que en varios lugares bajan de 0 grados, obliga a las mujeres a abrigarse con rebosos y a los hombres con chumpas gruesas durante las jornadas de trabajo que inician aún en oscuras, debido a que la luz natural se asoma más tarde que de costumbre. El frío, lo suertes rayos del sol y el viento queman los pómulos, a lo cual los habitantes llaman “ishpash”.

Las expresiones: “Cayó helada”, “la nevada” o “la escarcha” se convierten en frases recurrentes en el lenguaje cotidiano de los comuneros, quienes cada Año Nuevo lo inician con las temperaturas más bajas del calendario. Según una vecina de la aldea Agua Alegre, Chiantla, Huehuetenango, ubicada en las planicies de la cordillera, dice que sobre el suelo amanece una capa de hielo “que parece vidrio y que se deshace conforme calienta el sol”.

Las temperaturas que se registran en varias partes de esta región, no se saben con exactitud, debido a que el departamento de Climatología del Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) no cuenta con estaciones de monitoreo en las comunidades de esta cima, sino sólo en la cabecera municipal. Sin embargo se estima que en estos sitios la temperatura oscila entre ocho y -2 grados.

La refri está de más

Durante estos meses —diciembre a febrero— la refrigeradora se convierte en un accesorio sin utilidad. La temperatura ambiente es suficiente para conservar las carnes y otros productos alimenticios sin que se descompongan, y las gaseosas y cervezas no necesitan de este aparato para estar bien frías. En el comedor Amparito, en la aldea Paquix, a tres mil 200 metros sobre el nivel del mar (ms-nm), estas cámaras solo se utilizan para exhibir el producto.

Las secuelas de estas temperaturas las sufren con mayor fuerza las personas extrañas a la región, que por cuestiones de trabajo deben atravesar este pliegue montañoso, el más elevado del páramo guatemalteco y de Centroamérica. Cualquiera que viaje a Todos Santos Cuchumatán, por ejemplo, debe rodear la comunidad de Xemal ubicada a tres mil 837 msnm.

Para no doblegarse ante estas temperaturas y convertir el viaje en una aventura placentera, los visitantes deben llevar todo el abrigo que se les pueda ocurrir, desde guantes hasta calcetines y gorra de lana. Para paliar estas condiciones en el lugar se puede disfrutar de una taza de café o chocolate caliente y tortillas con queso de la casa o degustar un asado de cordero.

El paisaje de las planicies está cubierto por cientos de árboles de Huito, Juniperus standleyii. Esta especie es única en el mundo y se caracteriza por su pequeñez que la semejan a una planta trabajada con el arte bonsái, esta especie está en peligro de extinción ya que su crecimiento está restringido a la Sierra de Los Cuchumatanes y en alguna parte del Volcán Tacaná.

Las hierbas mágicas

Este sistema de vida no se limita a las comunidades de estas cumbres, sino también se replica en otras regiones de Totonicapán, Quetzaltenango y San Marcos.  Entre estas comunidades llama la atención el municipio de Ixchiguán, ya que su cabecera municipal es la que se encuentra ubicada a mayor altura en Centroamérica (3 mil 200 msnm).

La llegada de los frentes fríos del norte del continente inciden en la salud de los habitantes de estos lugares, quienes durante estos días es frecuente que padezcan de “dolores de cuerpo, tos y calentura”, como llaman ellos a los problemas respiratorios propios de la época. Para calmar estos síntomas, los pobladores se ayudan con algunas hierbas que consiguen en el lugar o que compran cuando visitan otros departamentos.

Como alternativa, utilizan algunas plantas medicinales como manzanilla, pericón, eucalipto, quina, curarina y el té de limón que compra en los poblados de la costa sur del país o en la frontera con México cuando migra a las fincas a trabajar.

Los cultivos escasean

El maíz es el cultivo más importante dentro de la dieta alimenticia de los habitantes del país; sin embargo, en estas regiones este grano no se cosecha debido a las bajas temperaturas. “

Este problema, en parte, obliga a los lugareños a migrar a las fincas cafetaleras del sur durante los primeros y últimos meses del año. Con el dinero que ganan como jornaleros pueden comprar, además de maíz, frijol, café, azúcar arroz, fideos y otros alimentos. También se ayudan con el poco dinero que obtienen por la venta de cerdos, ovejas, aves de corral, así como papa y haba, que son de los pocos productos que se cultivan.

Las condiciones agroecológicas de estas regiones no son aptas para el cultivo de productos básicos para la subsistencia, debido a que no son tierras agrícolas. Uno de los grandes inconvenientes es que el agua es muy escasa y la poca que hay se encuentra a muchos metros de profundidad.

Aún así, los agricultores se esfuerzan por cultivar avena (la utilizan como forraje) papa y haba, pero carecen de un conocimiento adecuado para su manejo técnico. A estas limitaciones se deben agregar las enfermedades y plagas de difícil control, así como los problemas para adquirir semillas de calidad.

Aunque cada uno de las terrenos sembrados produce de acuerdo a sus características propias, Pobladores de Ixchiguán, dicen que en esa región la media de producción es de entre 10 y 12 quintales por cuerda (de 436.90 metros cuadrados) sin asistencia técnica. Lo que más se cultiva es la papa, la cual se siembra en marzo y se cosecha en junio.

La crianza de animales es otra de las actividades que practican y sus propósitos principales son el consumo de productos como carne y huevos, lo que les genera algunos ingresos por su venta. Los más comunes son gallinas, patos, ganado vacuno, ovejas y en Los Cuchumatanes el Maga trató de introducir la reproducción de llamas y alpacas andinas, proyecto que no se cumplió debido a que, no hubo un acompañamiento adecuado.

La mayoría de razas son criollas y los propietarios nunca han recibido asistencia técnica en cuanto a manejo profiláctico. Las instalaciones donde se encuentran las aves son corrales pequeños cerca de las viviendas y en el caso de los vacunos y ovinos subsisten entre
los paupérrimos pastos de la región. La alimentación de la mayoría de los animales se hace con restos de comida, granos como el maíz, desechos de hortalizas y avena.

Para los habitantes de estas regiones, las condiciones del clima de la época de fin de año no son más que los días de mucho frío. Mientras que para las personas ajenas al lugar se trata de una oportunidad para disfrutar de una amalgama de paisajes y una experiencia poco conocida. En medio de todo esto, los agricultores deben luchar a diario contra la adversidad del clima, la infertilidad de la tierra y el abandono de las autoridades.

A continuación le compartimos el poema de Juan Diéguez Olaverri “A Los Cuchumatanes”:

¡Oh cielo de mi Patria!?
¡Oh caros horizontes!?
¡Oh azules, altos montes;?
oídme desde allí!?
La alma mía os saluda,
?cumbres de la alta Sierra,?
murallas de esa tierra?
donde la luz yo vi!
Del sol desfalleciente?
a la última vislumbre,
?vuestra elevada cumbre?
postrer asilo da:?
cual débil esperanza
?allí se desvanece:?
ya más y más fallece,?
y ya por fin se va.
En tanto que la sombra
?no embargue el firmamento,?
hasta el postrer momento
?en vos me extasiaré;?
que así como esta tarde,
?de brumas despejados,?t
an limpios y azulados?
jamás os contemplé.
¡Cuán dulcemente triste
?mi mente se extasía,?
oh cara Patria mía,?
en tu áspero confin!,?
¡cual cruza el ancho espacio,
?ay Dios que me separa?
de aquella tierra cara,?
de América el jardín!
En alas del deseo,?
por esa lontananza,
?mi corazón se lanza
?hasta mi pobre hogar.
?¡Oh, dulce made mía,?
con cuanto amor te estrecho
?contra el doliente pecho
?que destruyó el pesar!
¡Oh, vosotros que al mundo?
conmigo habéis venido,?
dentro del mismo nido?
y por el mismo amor;?
y por el mismo seno?
nutridos y abrigados,?
con los mismos cuidados,?
arrullos y calor!
¡Amables compañeros,?
a quienes la alma infancia?
en su risueña estancia
?jugando me enlazó
?con lazo tal de flores,?
que ni por ser tan bello,?
quitárnosle del cuello
?la suerte consiguió!
Entro en el nido amante?
vuelvo al materno abrigo:?
¡Oh cuánto pecho amigo?
yo siento palpitar,?
en medio el grupo caro,?
que en tierno estrecho nudo
?llorar tan sólo pudo,
?llorar y más llorar.
¡Oh cielo de mi Patria!?
¡Oh caros horizontes!?
¡Oh ya dormidos montes?
la noche ya os cubrió!:?
adiós, oh mis amigos,?
dormid, dormid en calma,
?que las brumas en la alma,
?¡ay, ay! las llevo yo.

“Canto a mi Huehuetenango” del compositor Gonzalo López Rivas. (Video: Tomado de You Tube)

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