Hemeroteca

1997: mulas de la basura pasan a retiro voluntario

La municipalidad capitalina autoriza en 1954 el uso de  carretas jaladas  por mulas o burros para la extracción de basura; la medida fue tomada debido al  trabajo riesgoso para la salud para quienes  realizaban esta clase de trabajo.

Ilustración en honor a las mulas, caballos y asnos que fueron utilizados para la extracción de basura. (Foto: Hemeroteca PL)

Ilustración en honor a las mulas, caballos y asnos que fueron utilizados para la extracción de basura. (Foto: Hemeroteca PL)

Quienes se dedicaban a este oficio lo hacían  por medio de costales los cuales se echaban al hombro, pero esto les causaba  enfermedades y ponía en peligro su salud.

El 30 de marzo de 1997, la comuna capitalina, por medio de Jorge Mario  Solares, director  del  Plan Desarrollo Urbano y Metropolitano 2010  dio a conocer sobre  una nueva ordenanza  capitalina que  obligaba a todos los  habitantes de la capital a pagar por la extracción de basura; de lo contrario, serían multados con una suma no  determinada, la cual debía ser alta para  obligar a cumplir  con lo ordenado por la comuna.

El 8 de noviembre de ese año, los semovientes por fin fueron retirados de las calles. En la portada de Prensa Libre del 9 de noviembre se incluye como foto de portada a uno de estos animales que durante décadas fueron parte del servicio de extracción de desechos domiciliarios.

Por fin descansarán

Con la nueva reorganización del sistema de recolección de basura, aproximadamente 50 mulas descansarían por fin de esta labor de tanta fatiga y de malos tratos que les habían dado durante muchos años sus amos.

Las denuncias de los vecinos eran constantes debido que veían cómo se desplomaban en plena calle las mulas que jalaban carretas sobrecargadas.

También los animales eran sometidos a largas jornadas de trabajo y estaban mal alimentados pues se les podía ver las costillas de tan flacos que estaban.
 
Un acuerdo municipal prohibió el 30  de marzo 1997  la utilización  de mulas, burros y bueyes y caballos para estos trabajos, por lo cual serían  suplantados por modernos camiones.

Los  animales serían  llevados al campo para labores agrícolas, ya que habían muchos agricultores interesados en comprarlos.

Malos tratos

Durante varias décadas las mulas basureras fueron sometidas  a malos tratos  por parte de sus amos;  además, realizaban tareas poco reconfortantes. Por fin les llegaba la hora de jubilarse  pues con la modernización de los servicios públicos los animales serían  retirados y serían  sustituidos  por máquinas modernas.

La comuna dijo que  partir del primer trimestre de 1998, las mulas jaladoras de carretas con basura podrían irse al campo a continuar prestando sus servicios en otros trabajos, y ya no se verían mas  en las calles jalando los carretones cargados de basura, ya que esa clase de servicio se había modernizado.
 
Los recolectores de basura, agrupados en la  Asociación de Recolectores de Basura, integrada por 250 personas, aceptaron la propuesta de la alcaldía, según lo dio a conocer entonces Fernando Mancilla, directivo de los recolectores.

Un pequeño grupo  se oponía a los cambios y no deseaba que les fueran retiradas sus mulas, pues se quedarían sin empleo,  pero los directivos de la asociación trataron de convencerlos para que se sumaran a la modernización del Programa de Desarrollo Urbano, Metrópolis 2010.


De dueños a empleados

Mientras los equipos mecanizados  llegaban a la gran urbe, el destino de las mulas fue puesto en oferta, ya que  sus dueños anunciaron que la mayoría de los animales serían vendidos a campesinos para que a su vez ayudaran en labores agrícolas, aunque no faltó quien prefiriera  conservarlas como repuesto para cuando fallaran sus vehículos.

Entre los muleros había preocupación, pues pasaron de ser dueños a ser empleados de los dueños de los camiones, y además seguramente no les pagarían los tres mil quetzales al mes que lograraban recaudar con sus semovientes.

A las mulas y burros que andaban por las calles del Centro de la Ciudad jalando una carreta amarilla llena de basura y que  trabajan día y noche se les pagaba únicamente con  agua y zacate.

Por eso antes de que los echaran, los amos deberían llevarlas a un campo y que disfrutaran del pasto verde.

Esto en agradecimieto a su trabajo, dijo en aquella ocasión la Sociedad Protectora de Animales.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: