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2006: mueren ocho kaibiles guatemaltecos en Congo

El 24 de enero de 2006 trascendía la muerte de ocho kaibiles en la República Democrática del Congo, en África. Los militares eran parte de la Misión de imposición de paz de las Naciones Unidas en ese país (Monuc).

Retratos de los soldados guatemaltecos caídos en Congo, África. (Foto: Hemeroteca PL)

Retratos de los soldados guatemaltecos caídos en Congo, África. (Foto: Hemeroteca PL)

Los kaibiles fueron emboscados, a las 6 (hora local de la RDC), por rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés). El enfrentamiento ocurrió en terrenos del Parque Nacional Garamba, cerca de la frontera con Uganda y Sudán, y duró cuatro horas.

Durante la batalla, los 80 efectivos que desde hacía 10 días estaban en el lugar, ubicado a mil kilómetros de Kinshasa, sede del contingente guatemalteco, provocaron la baja de 50 guerrilleros.

Los soldados caídos fueron el sargento primero Abelino Pop, sargento segundo Ramón Xi Che y los cabos especialistas Orlando Hernández Alonzo, Édgar Morales Guzmán, Valeriano Rax Hul, Mario Enrique Tec Caal, todos de San Luis y Poptún, Petén.

Además, el sargento primero Calixto Gómez Pérez, quien residía en Jalapa, y el cabo Teodoro Tilom Pau, en Fray Bartolomé de las Casas, Alta Verapaz.

Resultaron heridos: Crisanto Xol Pop, Óscar Caal Choc, Ernesto Che Caal, Vicente May Hub y Selvin Nicolás Cordero. Fueron atendidos en el hospital de Bunía, localidad cercana al lugar del enfrentamiento, próximo a la frontera con Uganda.


Francisco Bermúdez, ministro de la Defensa, informó sobre la muerte de los militares, y los calificó de “héroes”, por estar exportando la paz.

“Lamentamos la muerte de estos militares. Son héroes, y sus familiares recibirán la medalla póstuma”, señaló Bermúdez.
El presidente Óscar Berger expresó condolencias a los familiares de los soldados caídos en combate y ofreció una indemnización.

“Hay un plan de ayuda de parte del Ejército para quienes mueren de forma heroica, como ellos lo hicieron”, agregó.

Kofi Annan, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), condenó la muerte de los ocho militares y se solidarizó con familiares a través de un comunicado de prensa.

La ONU requirió la presencia de los kaibiles en la Monuc para liberar a las poblaciones y erradicar a los grupos rebeldes en ese país.

Cada uno de los integrantes del contingente guatemalteco en la Monuc está asegurado por las Naciones Unidas por US$50 mil.

Byron Chacón, presidente de la Comisión de Defensa del Legislativo, pidió el retorno del grupo destacado en África. Sin embargo, por el convenio que hay con la ONU, eso no se puede concretar.

Bermúdez informó de que los militares caídos deberán ser sustituidos por nuevo personal en las siguientes semanas.


Tristeza y dolor

Llanto y desconsuelo sufrieron familiares de los kaibiles caídos, al conocer que habían muerto. Pedro Hernández Valdez y Catalina Alonzo, padres de Orlando, lloraron la muerte de su hijo. “Orlando se despidió de mí en noviembre y me dijo que estaba feliz de que lo hubieran escogido para ir a esa misión, pero se me murió mi hijo”, expresó entre lágrimas doña Catalina.

El alcalde de San Luis, Petén, Noé González, de donde era originario Orlando, comentó que la corporación municipal apoyará a la familia en todo lo que sea necesario.

Otro drama vivió Leonza Chuc Mo, tía del sargento segundo Ramón Xi Che. Ella recordó a su sobrino como una persona educada. Indicó que estaba unido y tenía un hijo. “Su sueño era ser un guerrero hasta la muerte”, recordó Chuc Mo, quien vive en Poptún, Petén.

“Si me pasa algo lejos de aquí, no se vayan a preocupar, esto es lo que a mí me gusta y me voy a ir contento; sólo le encargo, padre, que cuide a mi esposa y mis cuatro hijos”, fueron la últimas palabras del sargento segundo Calixto Gómez Pérez a su padre, Pedro Gómez, quien ayer fue sorprendido con la noticia de la muerte de su hijo, en su natal San Pedro Pinula, Jalapa.

Historia de la RDC

Lo que hoy es la República Democrática del Congo (RDC) ha sido escenario de explotaciones, severas violaciones a los derechos humanos, campo de batalla de la Guerra Fría, invasiones de sus vecinos, genocidios y una guerra civil que en 10 años dejó cuatro millones de muertos, en su mayoría civiles.

Colonizada por los belgas en 1870 para explotar sus riquezas naturales, la RDC registró la muerte por esclavitud y enfermedades de unos 10 millones de pobladores.

Desde 1960, cuando Bélgica reconoció su independencia, tras los esfuerzos de las Naciones Unidas, la historia del Congo ha sido de dictaduras y guerras civiles.

Mobuto Sese Seko tomó el poder en 1965 y lo mantuvo hasta 1997 con el apoyo de EEUU, que no se preocupó de las violaciones que se cometían, a cambio de tenerlo como un fiel aliado contra el comunismo.

En una de las guerrillas que intentó derrocarlo en la década de 1960 participó el insurgente argentino Ernesto Che Guevara.

Cuando terminó la Guerra Fría (1989) concluyó el apoyo de EEUU. Las guerrillas de Laurent Kabila, que lucharon junto a Guevara, obtuvieron el poder, con apoyo de Ruanda y Uganda. Después, Kabila expulsó a los soldados de estos países y empezó la guerra de los Grandes Lagos, de 1997 hasta la firma de la paz en 2003, en la cual intervinieron nueve estados africanos, y dejó cuatro millones de muertos, la mayoría, civiles.

Ese acuerdo ha sido violado con nuevos brotes de violencia. La situación de la guerra no ha cambiado y las Naciones Unidas crearon en 1999 la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (Monuc).

Un alto porcentaje de los 60 millones de congoleños padece miseria y violencia, después de más de 10 años de enfrentamientos con guerrillas y con sus vecinos.

En 2005 las distintas facciones en lucha por el control de los recursos se ensañaron contra los civiles y cometieron terribles actos de violencia, entre ellos, ataques sexuales contra las mujeres.

Desde noviembre de 2004, los rebeldes han provocado miles de desplazados.

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