En el motín resultaron tomados como rehenes tres funcionarios penitenciarios por los reos, los cuales al final fueron rescatados ilesos de la operación.
Los reclusos lograron hacerse con el armamento de sus guardianes y tomaron como rehenes a los dos funcionarios, según información del gobierno colombiano.
El capo de la droga se encontraba en dicha prisión desde junio de 1991 junto a otros 14 acusados de narcotráfico, cuando se entregaron voluntariamente a cambio de no ser extraditados a los Estados Unidos. Escobar es acusado de haber organizado una sangrienta guerra que mató a centenares de personas entre 1989 y 1990.
La cadena radiofónica “Caracol” indicó que en una comunicación telefónica, Escobar les anunció que se enfrentaría al Ejército, pero que no permitiría que él o sus compañeros, sean sacados de la prisión de Envigado, a 20 kilómetros de Medellín.
Escobar dijo que estaba dispuesto a morir en la prisión de Envigado antes de permitir que le cambien de prisión, informó la cadena que sin embargo no reprodujo la grabación con la voz de Escobar para así “contribuir al mantenimiento del orden público”.
La razón del traslado, según las autoridades, fue que Pablo Escobar “directa y personalmente” seguía involucrado desde la cárcel en la comisión de delitos.
Fuga
A pesar de la información oficial que en un principio era confusa y de las supuestas declaraciones de Escobar a la radioemisora, horas más tarde se supo que se desconocía del paradero de Escobar y nueve reclusos más.
Fuentes legislativas indicaron que el presidente colombiano César Gaviria Trujillo, primo de Escobar, dijo a un grupo de congresistas que Escobar Gaviria y sus nueve camaradas “están desaparecidos. El gobierno no sabe dónde se encuentran”, según el relato que hizo a la prensa la senadora Claudia Blum.
Escobar Gaviria se fugó de la prisión en la madrugada cuando las tropas del ejército ingresaron a “La Catedral” lanzando bombas lacrimógenas y disparos de fusiles y metralleta.
“La última imagen que me quedó de Pablo Escobar fue la de un hombre con máscara de gases”, dijo uno de los rehenes rescatados, el coronel Hernando Navas, director general de Prisiones, a los periodistas. Agregó que los otros narcotraficantes del cartel también estaban provistos de máscaras antigases perfectamente.
El viceministro de Justicia, Eduardo Mendoza, otro de los rehenes liberados, dijo en una conferencia de Prensa que vió a Escobar Gaviria por última vez poco después de la 1.30 de la madrugada y que cuando fue rescatado hacia las 7 de la mañana no estaba en el lugar donde sus hombres combatieron con tropas del ejército.
La llamada de Escobar a la radioemisora fue a las 10 de la mañana indicando que iba a resistir a las tropas del gobierno desde un túnel de la prisión, pero las autoridades tenían la sospecha de que para entonces el narcotraficante ya se encontraba fuera de la cárcel y oculto en algún lugar cerca de Medellín.
Búsqueda por aire y tierra
La fuga de Escobar fue un golpe duro al gobierno del presidente César Gaviria, quien había prometido mano dura contra el narcotráfico.
Por su parte la huída del capo provocó una tormenta política en Estados Unidos, ya que algunos legisladores sugirieron que se le secuestrara y llevara al país norteamericano para someterlo a juicio, otros sugerían que se pidiera a Colombia, la extradición.
Escobar a través de sus abogados negociaba con el Gobierno su eventual entrega con la condición de que no fuera extraditado a Estados Unidos y otros privilegios como tener custodia civil y no militar, refugios antiaéreos, visitas familiares entre otros.
Semanas después se conoció que Escobar había huido con la ayuda de militares del ejército colombiano quienes fueron sobornados por el principal colaborador de éste, John Jairo Velásquez, allias “Popeye”, quien les prometió hacerlos millonarios.
Esta versión fue corroborada con el testimonio de un soldado que vió a un grupo de entre siete y diez personas, vestidos de guardianes y campesinos y a una mujer con peluca, quien se presumía era Escobar.
La noticia provocó una ola de destituciones en las filas del Ejército y las acusaciones entre los militares y el ejército por confusión en las directrices se dio mientras el narcotraficante era buscado en la selva colombiana, incluso con ayuda del ejército de los Estados Unidos que apoyó en la búsqueda aérea.
Tras 16 meses de una búsqueda intensa y una guerra encarnecida entre los miembros del cártel de Medellín y la Policía que dejó decenas de muertos, Escobar fue localizado y asesinado el 2 de diciembre de 1993 entre el triunfo del Gobierno y la tristeza de su familia y simpatizantes quienes lo llegaron a considerar un santo.