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Sal de montaña

Las plantas de los pies de don Diego Lancerio Carrillo ya no pueden tocar la tierra que le dio de comer. “La sal quema”, asegura este anciano de 88 años que comenzó a trabajar en las salineras de Sacapulas, Quiché, cuando tenía 10 años.

Producción de sal negra en Sacapulas, Quiché. (Foto: Carlos Sebastián)

Producción de sal negra en Sacapulas, Quiché. (Foto: Carlos Sebastián)

El “fuego” que don Diego siente en los pies lo obliga a pasar el día a la sombra del corredor de su casa. Trabajar descalzo en las playas saladas del río Chixoy o negregro han postrado en una silla auno de los dos sobrevivientes de este oficio. Pero a pesar de que no puede caminar, no le guarda rencor a la sal. “Gracias a ella logré comer y mantener a mi familia”, dice Lancerio.

La producción de sal negra ha sido una fuente ininterrumpida de ingresos para los pobladores de Sacapulas desde la época prehispánica.

Las playas que producen la sal se encuentran a medio kilómetro hacia el noreste del parque, en el barrio San Sebastián, a orillas del río Chixoy o Negro. Cubren aproximadamente dos hectáreas. En verano, de enero a abril, se distinguen desde lejos. Parecen patios cercados por muros de piedra. En los meses de invierno están cubiertas por las aguas del río y cesa su explotación.

Actualmente esta industria artesanal, transmitida de generación en generación durante siglos, está por convertirse en una forma de vida del pasado, debido a los costos de producción y la competencia de la sal marina. “En mis tiempos trabajábamos unos 80 salineros, hoy sólo están trabajando las familias de Francisco Gómez Lancerio y Maximiliano Gómez Gómez”, dice el anciano.

Un ritual

La sal negra de Sacapulas se obtiene de un proceso rudimentario y complejo que dura varios días. A las 6 de la mañana de la primera jornada los salineros bajan a la playa del río Negro. Con piocha, azadón limpian el lugar, sobre todo de las piedras del río, hasta encontrar la playa.

Después de tomar el desayuno se marchan a la montan?a a cortar len?a. A las 13 horas regresan nuevamente a la playa para seguir limpia?ndola. El corte de len?a lo efectu?an durante una semana, ya que para la elaboracio?n de la sal necesitan tener seis o cinco “tareas”, según el salinero Francisco Pú.

Durante el alba del siguiente día, los salineros acarrean desde la “cocina” sacos de plástico o cajones de madera llenos de una tierra especial. Esta la han guardado por generaciones debido a que tiene la característica de absorber la sal de la playa. “Después vamos a seguir cortando leña”, explica Pú.

Los primeros rayos de sol de la tercera jornada sorprenden a los salineros esparciendo sobre la playa la tierra especial. Después de este trabajo, que lleva unas dos horas y media, es necesario regar. Para ello utilizan el agua caliente que brota de uno de los tantos pozos termales en un extremo de la salinera.

Después de unas cinco horas, cuando el sol calienta fuerte, la tierra especial se vuelve a amontonar en pequeños promontorios. Esto se hace porque la “tierra ya chupó la sal y debemos esperar que con el calor brote nuevamente’, explica Pú. Este procedimiento se repite el día siguiente.

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Destilamiento

Terminada esta fase, el proceso se traslada a inmediaciones de la “cocina”. Al mediodía los salineros cargan sus cajones de madera o sacos con la tierra que ha absorbido la sal. “Ahora tenemos que destilar la tierra, pero será hasta mañana”, indica Pú.

A las 5 de la mañana, los salineros llenan con la tierra especial un cajón de madera que utilizan para destilar la sal. Para hacer el trabajo vierten agua caliente en el cajón. “El agua tiene que ser del pozo que está en la mina”, indica Candelario Galindo.

Abajo del cajón está “la pila” o depósito para el agua destilada. Poco a poco cae en forma de gotas, pero con un nuevo elemento: la sal contenida en la tierra especial.

La primera destilacio?n termina a eso de las 15 horas. En la tarde, los salineros aprovechan para adelantar el trabajo del di?a siguiente, pues preparan el cajo?n con tierra para destilar en la man?ana del di?a siguiente.