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Tres grandes ediles de “La tacita de plata”

"El desarrollo de una ciudad no se mide por los edificios de ocho pisos, ni por el concreto armado que pueda existir, ni por los monumentos que quieran recordar a determinado alcalde o funcionario".

Manuel Colom Argueta, alcalde capitalino de 1970 a 1974 e impulsor del plan de ordenamiento urbano. Foto: Hemeroteca PL

Manuel Colom Argueta, alcalde capitalino de 1970 a 1974 e impulsor del plan de ordenamiento urbano. Foto: Hemeroteca PL

“El desarrollo de una ciudad se mide por su capacidad de prestar a su pueblo la satisfacción de sus necesidades de escuelas, transportes, drenajes, agua potable, trabajo, recreación; o sea la libertad de vivir sanamente en condiciones de igualdad para todos los pobladores, sean capas ricas o de las capas más pobres”.

Esta frase forma parte del ideario de Manuel Colom Argueta, alcalde capitalino de 1970 a 1974, y quien murió asesinado el 22 de marzo de 1979, en la ciudad que tanto amó.

Y es que no se trata solamente del ornato o la parte decorativa y cosmética, porque esta es la cara externa de una ciudad.

Tres alcaldes visionarios así lo entendieron y lo tradujeron en obras, aunque la mayor parte de ese legado está “bajo tierra”, porque se trata de drenajes, colectores gigantes, obra gris o agua entubada.

Es decir, auténticos servicios a la comunidad, proyectos de largo plazo.

Quizás ha habido en la capital otros ediles con visión y liderazgo, pero destacan en la historia reciente tres de ellos: Mario Méndez Montenegro, Martín Prado Vélez y Manuel Colom Argueta.

Historia y realidad

Como cuarto asentamiento colonial, a finales del siglo XVIII, la Nueva Guatemala de la Asunción también afrontó problemas de infraestructura. Los nuevos habitantes necesitaban servicios.

Es de resaltar que durante casi dos siglos la autoridad sobre de la Ciudad estuvo en manos de presidentes, jefes de Gobierno y golpistas, quienes nombraban intendentes municipales para que se hicieran cargo de los trabajos de la joven ciudad.

Nueva autoridad

El primer alcalde electo de la ciudad de Guatemala fue Mario Méndez Montenegro, quien ocupó la silla edil de 1946 a 1948. Durante su gestión se amplió la red de agua entubada y drenajes y se inició la construcción de colectores de aguas servidas del norte de la ciudad y que desembocan en el río «Las Vacas» y el barranco de «La Pedrera».

Construyó el parque infantil Colón, en la zona 1, y prolongó la Sexta Avenida, luego de haber derrumbado el cerro en donde se encontraba el antiguo templo de «El Calvario», hoy 18 calle y 6a. avenida de la zona 1.

Cobanero

Otro de los alcaldes destacados fue el ingeniero Martín Prado Vélez, quien asumió en 1949. De origen cobanero, estudió en la Universidad de San Carlos y bajo su mandato, entre otras obras se construyeron o empezaron importantes obras de infraestructura como el puente El Incienso (cuyo nombre original es Puente Martín Prado Vélez), la Calzada Roosevelt, principal eje vial de este a oeste de la Ciudad, el edificio de la comuna y numerosas obras viales para ensanchar la Guatemala colonial, el ordenamiento en puntos cardinales y la generación de un anillo periférico con el primer trébol en Centroamérica.

Uno de sus principales colaboradores fue el ingeniero Raúl Aguilar Batres, jefe de Planificación de en esa administración y en las siguientes.

En desventaja política

Manuel Colom Argueta ocupó la Alcaldía de la ciudad de Guatemala de 1970 a 1974, en condiciones desventajosas, pues en lugar de apoyo del entonces presidente Carlos Arana Osorio siempre encontró obstáculos, como retraso en la aprobación del “Plan Regulador de Desarrollo Metropolitano” y el retraso en la gestión de fondos para obras municipales. Destaca el hecho de que el gobierno central se haya adjudicado la construcción del puente “El Incienso” para quitarle el crédito a la gestión municipal.

Aun así su gestión municipal impulsó obras y acciones de beneficio colectivo con una visión integral y desde la perspectiva de la urbanización planificada y de largo plazo.

Durante su administración se construyeron, entre otros, un sistema de drenaje profundo y colectores gigantes.

Además, la primera fase del Anillo Periférico, el viaducto de la 24 calle de la zona 1, mercados, parques, campos deportivos, farmacias municipales, y se constituyó la Empresa Municipal de Agua (Empagua), captadora de agua del acueducto Xayá–Pixcayá.

Una de sus frases más acertadas es que una ciudad no se mide por la altura de sus edificios o los monumentos conmemorativos de alcaldes sino por la calidad de servicios para sus moradores.

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