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Vidas dedicadas a educar

Prensa Libre compartió en 2011 un día completo en la vida de tres educadoras, quienes coincidían, pese a sus diferencias geográficas y estrato social, en la responsabilidad de educar a las nuevas generaciones.

Cada año se celebra el Día del Maestro, en conmemoración de la muerte de María Chinchilla, quien murió el 25 de junio de 1944 por una bala de las fuerzas gubernamentales que defendían la dictadura de Jorge Ubico.

En la actualidad los docentes mantienen una lucha por la dignificación de su trabajo. Se calcula que 80 mil trabajan en el sistema de educación pública.

María Ester Ortega, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, señala que la gran mayoría de maestros son personas responsables que cumplen con su labor, pero se ven desmotivados porque el sistema no tiene un régimen de incentivos en función del desempeño.

Así, las educadoras entrevistadas narran sus experiencias, retos y su vida de cada día dentro de las aulas.

“Miles de satisfacciones”

La travesía para impartir clases en la Escuela Primaria de Parramos, Chimaltenango, implica un viaje de casi tres horas para la profesora Susan Salazar.

Originaria de Patzún, del mismo departamento, la maestra aborda cuatro autobuses, como parte de una rutina que ha mantenido durante ocho años.“Un maestro no se hace millonario con esta profesión, pero educar a la niñez deja miles de satisfacciones”, afirma.

Trece años de carrera

Norma Matul de Chinchilla ha dedicado los últimos 13 años de su vida a la formación de nuevas generaciones, y ahora dedica gran parte de su tiempo a la Escuela Catalina Sandoval de Méndez, de Villa Nueva.

“Esta profesión no se compara con nada. En cualquier lugar del mundo el maestro siempre dejará una huella”, dice la Seño Norma, quien ahora es directora del establecimiento que atiende a 240 niños.

“Crecemos con los niños”

Desde niña soñó con impartir clases y ser formadora de nuevas generaciones. Ástrid Barrios, de 25 años, labora en la Universidad Infantil, en la zona 2 capitalina.

“El maestro debe ser correcto, responsable y consciente de su papel de formador. Es una enorme experiencia, porque uno crece con los niños”, asegura Barrios, quien está por cumplir seis años de carrera docente.

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