Tiquisate, Retalhuleu, Champerico y San Pedro Yepocapa fueron las que más sufrieron los embates de la fuerza de la naturaleza.
Evacuación de vecinos
Desde las primeras horas de la man?ana de ese día fueron evacuados los primeros habitantes de San Pedro Yepocapa, Chimatenango.
Algunos moradores se lamentaban de la pérdida de sus pertenencias, especialmente aves de corral y otros animales, los cuales criaban para consumo familiar.
Cerca de mil 100 vecinos de la finca Morelia y anexos, asi? como otros lugares, habían sido evacuados al hipo?dromo de Santa Luci?a Cotzumalguapa; otros fueron trasladados a Patulul, donde se ubicaban los albergues.
Parcelamiento La Máquina
La obra destructora del Volcán de Fuego afectó gran parte de la Costa Sur, ya que en estos lugares los agricultores perdieron casi toda la cosecha; esto los dejó en la miseria, pues todo el esfuerzo y dinero invertido en sus cultivos se perdió debido a la lluvia de ceniza que cayó.
La fuerza del coloso
En un panorama desolador, San Pedro Yepocapa, Chimaltenango, quedó semienterrado a consecuencia de tanta arena expulsada por el Volcán de Fuego, ya que eran cuatro días de intensa erupción.
Los pocos vecinos que quedaban se dedicaron a limpiar techos, patios y calles, con la colaboracio?n de camiones y maquinaria de la Direccio?n General de Caminos (DGC).
“Parece el Infierno”
Un vecino de una aldea de San Pedro Yepocapa dijo que durante el tiempo que llevaban de vivir en el lugar esta desgracia se asemejaba “al infierno” pues ya no podían vivir en paz ni dedicarse con confianza a las tareas agri?colas. Además, de un momento a otro habían perdido todo.
Ceniza hasta Chiapas y Oaxaca
El 21 de octubre de 1974 la ceniza lanzada por el Volca?n de Fuego alcanzo? diversas regiones del sur de Me?xico, especialmente los territorios de Chiapas y Oaxaca, y causó dan?os en la agricultura de esos lugares.
Informaciones daban cuenta de que las autoridades mexicanas de la frontera con Guatemala se encontraban sumamente preocupadas por la intensidad con que llegaban las ráfagas de ceniza que afectaban principalmente la agricultura.
Los caficultores de Coatepeque, Quetzaltenanago, y La Máquina, Retalhuleu, afirmaron que las pe?rdidas eran considerables, ya que la arena provoco? la cai?da del grano.
Cielo se tiñó de rojo
Rojizo amanecio? el cielo de varios departamentos del norte, ya que estos comenzaron a sufrir la caída de arena por la actividad el volca?n.
Cuando se crei?a que la erupción había entrado en calma después de varios días, la noche siguiente se dejaron ?sentir nuevamente los retumbos y la expulsio?n de lava y fuego.
Ese tercer embate del coloso duro? varias horas y lanzó arena al norte del pai?s, pues las corrientes de aire corrían de sur a norte, como pocas veces sucedía.
En consecuencia, algunos de los departamentos situados al norte del Volca?n de Fuego comenzarían a recibir la cai?da de arena, lo que no habi?a ocurrido antes, al extremo de que en muchos lugares se notaba una capa de arena fina que cubría carreteras, caminos, calles y techos.
Ayuda para afectados
El directorio de la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG) solicito? a los alcaldes que colaboraran con las municipalidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango, que prácticamente fueron destruidos por el volca?n. Los alcaldes de esas dos localidades pertenecían a la DCG.
Comienza limpieza
El 24 de octubre de 1974, las calles de Mazatenango quedaron cubiertas de arena arrojada por el volca?n y requirieron una laboriosa actividad de limpieza por los bomberos de la sexta compan?i?a en esa ciudad.
La DGC estimó que serían necesarios tres meses para que las calles de San Pedro Yepocapa quedaran totalmente limpias de arena volcánica, la cual alcanzó un metro de espesor.
Según el ingeniero Rodolfo Rubio Aguilar, director General de Caminos, la maquinaria y camiones de Obras Públicas acudieron a San Pedro Yepocapa para colaborar en la limpieza de las calles.
Rubio Aguilar dijo que en el lugar dejaría un tractor y camiones, entre otra maquinaria, que serían retirados hasta dejar completamente despejada las vías de comunicación.
Un lote de Protina, producto alimenticio, fue entregado por Arturo Castillo Beltranena, personero de Cervecería Centroamericana, como una colaboración para ayudar a los damnificados.