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El mandatario subrayó que aunque no coincide con esta “vida ficticia de éxito”, no promoverá la censura.
No se trata de “prohibir ese mundo ideal, de fantasía”, sino de “dar a conocer otro”, afirmó.
El mandatario izquierdista también reprobó que en esos programas se muestren escenas “donde aparecen presidentes, diálogos de gente bien vestida, del gobierno, con representantes de la delincuencia”.
López Obrador anunció que presentará al coordinador del programa nacional contras las adicciones y su plan de trabajo.
“Urge que la campaña contra las adicciones inicie, para darle más opciones a los jóvenes”, señaló.
Algunas figuras estelares de las series sobre el narcotráfico han manifestado su simpatía por el izquierdista, como el actor Damián Alcázar, protagonista de la tercera temporada de Narcos, que emite Netflix.
Alcázar ha defendido la transmisión de este tipo de programas al considerar que, “más que glorificar al crimen, retratan la cruda realidad latinoamericana”.
En Narcos, Alcázar encarna al capo colombiano Gilberto Rodríguez Orejuela, líder del extinto cártel de Cali.
En el Congreso mexicano han habido algunas iniciativas para prohibir las narcoseries con el argumento de que serían apología de la violencia, pero no se han concretado en proyectos de reforma legal.
En algunos estados del norte, como Sinaloa, cuna de Joaquín “El Chapo” Guzmán, condenado la semana pasada en una corte estadounidense a cadena perpetua por narcotráfico, han sido prohibidos los llamados “narcocorridos”, melodías de música norteña que aluden a la vida de conocidos líderes de las drogas.
Desde diciembre de 2006, cuando se lanzó un polémico operativo militar antidrogas, más de 250 mil personas han sido asesinadas, según cifras oficiales que no detallan cuántos casos estarían ligados a la criminalidad.
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