Internacional

Fernández bajo reto judicial por denuncia y marcha de fiscales

En su último año como presidenta de Argentina, Cristina Fernández luce arrinconada por la justicia con una denuncia por encubrimiento, agravada por la muerte del fiscal que la presentó, y una marcha de colegas suyos con apoyo opositor para el miércoles, que el gobierno atribuye a un complot.

Manifestantes en Buenos Aires piden mantener las investigaciones que  inició el fallecido fiscal Alberto Nisman. (Foto Prensa Libre: AFP)

Manifestantes en Buenos Aires piden mantener las investigaciones que inició el fallecido fiscal Alberto Nisman. (Foto Prensa Libre: AFP)

BUENOS AIRES.- Fernández no se ha pronunciado sobre el pedido que hizo el viernes un fiscal para que sea imputada por encubrir a funcionarios iraníes por el peor atentado terrorista ocurrido en Argentina, la voladura de la mutual judía AMIA en 1994, que dejó 85 muertos y 300 heridos.

La imputación, solicitada por el fiscal Gerardo Pollicita, avaló la denuncia presentada hace un mes por Alberto Nisman, el fiscal a cargo de la causa, muerto de un disparo en la cabeza en su apartamento el pasado 18 de enero.

Si el pedido es aceptado por el juez Daniel Rafecas, Kirchner, su canciller, Héctor Timerman, y las otras personas denunciadas por Nisman podrían ser investigadas para determinar si hubo responsabilidad penal.

Este miércoles, cuando se cumple un mes de la enigmática muerte de Nisman, un grupo de fiscales convocó a una marcha de silencio a la que asistirán candidatos presidenciales opositores para las elecciones de octubre, organizaciones sindicales y judías.

En dos actos públicos Fernández evitó el fin de semana referirse a la denuncia y a la marcha, mientras pasaba el feriado largo de carnaval en la provincia patagónica de Santa Cruz.

La presidenta se limitó a reproducir en su cuenta de Facebook una parte de un discurso pronunciado el miércoles: “¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos”.

La prensa no descarta que permanezca en la Patagonia para festejar el jueves su 62 cumpleaños. De esta manera no estaría en Buenos Aires para la marcha, que se anuncia masiva.

– Disparo a la confianza –

La muerte de Nisman cuatro días después de denunciar al gobierno enrareció el inicio de un año electoral.

Tras 12 años en el poder, el kirchnerismo no ha definido su candidato pero hasta enero mantenía 30% de aprobación a su gestión.

Políticos de derecha, socialdemócratas y del peronismo disidente marcharán con los fiscales a la Casa de Gobierno.

“La muerte de Nisman se ha convertido en un punto de inflexión en la vida cívica de ese país”, indicó a la AFP la consultora política Graciela Römer.

Según la analista, “si Argentina estuviera atravesando una democracia verdaderamente consolidada, con instituciones fuertes, sin bolsones de impunidad y sin sospechas de una justicia no independiente, la marcha no existiría”.

El caso Nisman, una suerte de thriller político con los servicios secretos involucrados, sumió a los argentinos en el escepticismo.

Para un 60% la investigación de la muerte del fiscal no será transparente, otro 69% cree que quedará impune y más de 60% da por ciertas las acusaciones del fiscal contra Kirchner y el canciller, reveló un sondeo de la consultora Management & Fit.

“Hay mucha desilusión respecto a la calidad y capacidad de las instituciones”, explicó Matías Carugati, uno de los promotores de la encuesta.

– Todo se cuestiona –

La denuncia de Nisman-Pollicita fue descalificada por el gobierno como un “disparate” y un intento de “golpismo judicial”.

Así mismo, la marcha es vista como un plan de “desestabilización del sistema democrático”, señaló el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

El exfiscal general de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis Moreno Ocampo, cuestionó la marcha y también la denuncia de Nisman que retomó Pollicita.

“Es una marcha común de todos, pero el tema es a dónde marchamos”, advirtió al canal América. Según Moreno, “la presión tiene que ser dirigida a investigar el caso Nisman y a reformar la inteligencia argentina”.

El exfiscal agregó que leyó la denuncia de Nisman y “no hay ninguna prueba que muestre que la Presidenta o el Ministro o alguien más ofrecía impunidad a los autores del atentado”, dijo.

Según Nisman, Kirchner buscaba exculpar a los iraníes en beneficio de acuerdos comerciales de petróleo iraní por granos argentinos.

“Una soberana estupidez”, dijo el ministro de economía, Axel Kicillof al explicar en la radio que Argentina importa muy poco crudo iraní porque no puede procesarlo, y los granos los negocian grupos privados.

Pero la oposición reclama que Kirchner se ponga a disposición de la Justicia “por la salud de su gobierno y de la república”, dijo el senador opositor Gerardo Morales.

En medio del sacudón político, se aguarda una versión judicial de la muerte de Nisman el día antes de explicar ante el Congreso su denuncia.

La fiscal Viviana Fein, quien investiga el caso, la caratuló de “muerte dudosa” sin descartar suicidio, suicidio inducido u homidicio.

El futuro de la imputación de Kirchner es incierto pero el efecto político del caso Nisman remece este país.

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