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Autoridades de Reino Unido piden no poner la vacuna de Pfizer a personas con historial grave de alergias, pero no ponen en duda su seguridad

Las autoridades en Reino Unido recomendaron a las personas con historial grave de alergias que no se vacunen con la inyección de Pfizer/BioNTech.

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Las vacunas se analizan a fondo para detectar cualquier riesgo antes de empezar a administrarse. (Foto Prensa Libre: Getty Images)

Las vacunas se analizan a fondo para detectar cualquier riesgo antes de empezar a administrarse. (Foto Prensa Libre: Getty Images)

La razón fue que dos trabajadores del Servicio Nacional de Salud sufrieron reacciones alérgicas tras recibir la vacuna el martes de esta semana, algo que es “común con las nuevas vacunas”, declaró Stephen Powis, director del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra.

La recomendación se aplica a las personas que tengan reacciones alérgicas relevantes a medicinas, alimentos o vacunas, declaró la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios de Reino Unido (MHRA) de este país.

Las dos personas sufrieron un cuadro anafilactoide poco después de recibir la vacuna, fueron tratados y se encuentran bien. Esto no es lo mismo que la anafilaxis, que puede ser mortal.

Ambos tenían un historial de alergias severas y llevan siempre autoinyectores de adrenalina listos para tratar cualquier choque anafilático.

La recomendación, asegura el profesor Powis, es por precaución.

Reacciones como estas se pueden dar también con la vacuna contra la gripe, por ejemplo.

En los últimos días ya se han vacunado miles de personas por todo Reino Unido tras autorizarse la vacuna de Pfizer el pasado 2 de diciembre. De momento solo dos han reportado una reacción de este tipo.

La vacuna de Pfizer sigue siendo segura

En medicina no existe la seguridad absoluta. Un común paracetamol puede provocar reacciones colaterales.

“Si pretendes no tener ningún efecto adverso en absoluto, entonces no existe ni una vacuna o medicamento que sean ‘seguros’. Cada medicamento efectivo tiene efectos no deseados”, dice el profesor Stephen Evans, de la Escuela de Medicina e Higiene Tropical de Londres, Reino Unido.

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(Foto Prensa Libre: BBC)
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Los ensayos clínicos de Pfizer mostraron que una persona entre mil vacunadas podría sufrir reacciones alérgicas. También revelaron que podían producirse dolores musculares y fiebre leve en una de cada 10 personas.

Dichos ensayos también mostraron un 95% de efectividad en la protección contra el coronavirus, que hasta el 10 de diciembre ha dejado más de un millón y medio de muertes en todo el mundo.

La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios de Reino Unido (MHRA), un organismo de gran reputación internacional, examinó a fondo las evidencias y concluyó que la vacuna era segura y estaba lista para usarse.

Canadá también aprobó esta semana el compuesto de Pfizer y BioNTech y se espera que tanto Estados Unidos como la Unión Europea se sumen en los próximos días o semanas.

Beneficios muy superiores a los riesgos

Hay otros medicamentos que tienen consecuencias brutales para el cuerpo y se siguen aprobando porque se considera que los riesgos y sacrificios merecen la pena.

Para tratar el cáncer, por ejemplo, es común recurrir a la quimioterapia. Su lista de efectos adversos es devastadora: fatiga, pérdida de cabello y peso, anemia, infertilidad, pérdida de memoria y trastornos del sueño.

Personal sanitario preparando una dosis.
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Dos personas sufrieron un choque anafilactoide tras recibir la vacuna.

Sin embargo, pocos cuestionan su uso cuando se trata de luchar contra etapas avanzadas y terminales de cáncer.

Otros medicamentos tienen efectos no deseados extremadamente infrecuentes. El ibuprofeno, un analgésico común que probablemente todos tenemos en casa, puede causar sangrados y úlceras en el estómago e intestinos, dificultad para respirar y daño renal.

Los riesgos siempre están ahí, pero los beneficios los superan con mucha ventaja.

“La seguridad no es una cosa absoluta. Algo es seguro o no según el contexto en que se use“, dijo el profesor Evans a la BBC.

La diferencia con las vacunas es que estas, más que tratar, previenen. Es decir, se administran generalmente a personas sanas. Aquí cualquier riesgo tiene que ser mínimo.

Una decisión basada en 10.000 páginas de evidencias

Los reguladores que aprobaron la vacuna se basan en muchos más datos que los que se han hecho públicos.

No pueden ocultarse. Si hay cuestiones de seguridad, los reguladores las detectan.

Cuánto demora en construirse la inmunidad tras vacunarse con el compuesto de Pfizer y BioNTech
(Foto Prensa Libre: BBC)
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En total, estudian unas 10.000 páginas con información sobre los estudios de laboratorio, en animales y las tres fases de ensayos clínicos en humanos.

“La MHRA tiene mucha experiencia y podemos reasegurarnos que si dice que los beneficios superan claramente los riesgos, ahí deben acabar las dudas”, dice la doctora Penny Ward, de la Facultad de Medicina Farmacéutica en el King’s College de Londres

Problemas infrecuentes

Siempre es posible, no obstante, que las vacunas tengan consecuencias sanitarias no del todo esclarecidas.

Decenas de miles de personas han participado en los ensayos clínicos de las vacunas de Pfizer, Moderna y Oxford y AstraZeneca.

Esto se supone suficiente para demostrar que las vacunas están funcionando y para detectar si hay problemas comunes.

A su vez, se trata de ensayos clínicos y, en el caso de Reino Unido, de apenas los primeros días de vacunación.

Hombre recibiendo la vacuna de Pfizer en Londres.
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Los reguladores han entendido que los beneficios de la vacuna de Pfizer superan a cualquier efecto adverso.

Pueden existir otras reacciones que quizás afecten a una entre 50.000 personas inmunizadas, por ejemplo.

“No siempre pueden detectarse reacciones antes de probar la vacuna en millones de personas si los efectos adversos son tan infrecuentes”, dice Ward.

Esto aplica para cualquier vacuna aprobada. No es exclusivo de las nuevas dosis contra el covid-19.

La vacuna estacional contra la gripe ha estado vinculada a una entre un millón de posibilidades de desarrollar el síndrome nervioso de Guillain-Barre.

Y alrededor de una entre 900.000 personas puede sufrir una reacción alérgica grave, como una anafilaxis, ante una vacuna.

En este caso, hay que diferenciar la anafilaxis, que puede ser fatal, de un cuadro anafilactoide, que implica reacciones cutáneas o dificultad para respirar pero no suele ser grave.

Los dos casos que tuvieron una reacción alérgica en Reino Unido tras la vacuna sufrieron un efecto anafilactoide, según reportes.

“No muchos lo pensamos cuando conducimos a algún lugar, pero morir en un accidente de tráfico es mucho más probable que hacerlo por los efectos adversos graves de una vacuna”, explica Ward.

No te guíes por las noticias falsas

Desde el comienzo de la pandemia, autoridades e instituciones han insistido en la necesidad de consumir información fiable para evitar miedos y alarma innecesarios pero a la vez extremar la precaución.

Es peligroso que las personas asuman erróneamente algunos problemas de salud al uso de la vacuna cuando en realidad puede tratarse de una coincidencia.

Es fácil predecir que habrá historias de miedo en los próximos meses, ya sea en prensa o redes sociales, que sean confusas o falsas.

Lo cierto es que la gente enferma con frecuencia. Es una realidad.

Woman reading her phone
(Foto Prensa Libre: Getty Images)
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Las noticias falsas sobre las vacunas se propagan por las redes sociales.

Habrá casos en que una persona, el día de vacunarse, sufra un grave problema de salud que hubiese ocurrido vacunándose o no.

“Podremos ver cosas que suceden por una triste casualidad”, advierte Ward.

Hay un riesgo real de repetir errores cuando las vacunas contra el sarampión, las paperas y la rubéola se vincularon falsamente al autismo y se produjo una disminución de niños inmunizados.

Es por ello que conviene estar alerta y consumir información fiable una vez arranquen las respectivas campañas de vacunación en cada país.