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Judas no era malo, sino escéptico

Quizá el villano más famoso e incomprendido de la historia es Judas, ese hombre que aparece en pinturas y películas con la barba rala, la mirada oscura y la espalda encorvada, negociando la traición, besando a Jesús, recibiendo su pago y, finalmente, colgando del árbol luego de suicidarse, abrumado por la culpa.

Ahora resulta que Judas no recibió pago alguno y su traición no fue tal, pues fue la consecuencia directa de la decepción.

Es más, de acuerdo al llamado “Evangelio según Judas”, que es presentado en 2007 en Londres, lo único de lo que se le puede acusar es de ser escéptico.

Según el nuevo libro, cuando Jesús ingresó a Jerusalén montado en un burro ante los vítores de sus seguidores, Judas se convenció que aquel no era el Mesías.

Judas quería que su líder ingresara a la cabeza de un ejército triunfante para derrotar a los romanos. No lo hizo y Judas, molesto, lo entregó.

Inventos mesiánicos

El “Evangelio según Judas” tiene aprobación vaticana. Es más, uno de sus autores es Francis Maloney, uno de los asesores teológicos del papa Benedicto XVI y uno de los académicos bíblicos más renombrados.

De paso, el tomo dice que Jesús jamás convirtió el agua en vino en las bodas de Caná, ni caminó sobre las aguas, ni detuvo una tormenta en el Mar de Galilea.

Se trata de “milagros” que fueron creados de la nada para subrayar el carácter mesiánico de la Biblia Hebrea, en el que se basan muchos trabajos de estudio bíblico.

Maloney sostiene que la omisión de algunos versículos del evangelio es deliberada, debido a que hay acuerdo entre los académicos que han estudiado la Biblia y que están de acuerdo en que muchos pasajes fueron inventados por los autores originales de esos volúmenes básicos de la fe cristiana.

En el caso de la supuesta conversión del agua en vino, por ejemplo, Maloney sostiene que la invención “proviene del profundo deseo de mostrar a Jesús, como el Dios de Israel, como el creador mesiánico de cosas buenas”.

Cabe pensar que el festín de Caná terminó más temprano de lo que se puede suponer.

Perjuro

El problema es que uno de los autores de este libro redentor es nada menos que Jeffrey Archer, el escritor británico de novelas de aeropuerto.

La fama más reciente de este escritor se debe a su paso por los tribunales y no a los anales de la literatura.

Archer, quien es miembro de la Cámara de los Lores, es un perjuro convicto y confeso, que purgó pena de cárcel en 2001 por mentir durante un juicio por libelo contra un diario, que lo acusó de tener relaciones sexuales con una prostituta.

Eso significó el fin de su carrera política en el Partido Conservador, del que llegó a ser vicepresidente en los tiempos idos de Margaret Thatcher.

Nota publicada originalmente el 21 de marzo de 2007 por BBC Mundo

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