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La enigmática estación satelital que Rusia instaló en Nicaragua para “combatir el narcotráfico” y que inquieta a Estados Unidos

Por aquí dicen que han visto "a los rusos. Pasan pick ups todo el rato, camionetas de lujo con vidrios polarizados", dice Claudia, sentada a la puerta de su casa con suelo de tierra.

Siguiendo el camino pedregoso entre la espesa vegetación que rodea la laguna de Nejapa, antes cráter, situada en el suroeste de Managua, se llega a un muro de hormigón.

Está coronado por alambre espino y de él sobresale el tejado de un edificio no muy grande pintado de azul.

Es aquí.

Y es eso todo lo que se puede ver de la estación terrestre del Sistema Global de Navegación por Satélite (Glonass, acrónimo en ruso), la versión rusa del GPS estadounidense y el Galileo europeo, inaugurada el 6 de abril en este municipio de la capital de Nicaragua.

Su creación fue acordada el 26 de enero del año pasado por los gobiernos de Daniel Ortega y Vladimir Putin, y está a cargo de la Agencia Federal Espacial de Rusia, también conocida como Roscosmos.

Las partes decidieron llamarla Chaika, en honor a la señal de identificación de la primera mujer que viajó al espacio (1963), la hoy política Valentina Tereshkova.

Pero arriba, en la comunidad, sólo saben que los hombres que entran y salen de la instalación “hablan ruso” y cargan “aparatos”.

La conversación es recurrente, también en otras partes de la ciudad.

Al pasar frente al edificio del nuevo consulado de Moscú en Managua, por ejemplo, es probable que alguien diga que lo están construyendo “puros rusos”, aunque las características físicas de los obreros que trabajan en la fachada no coincidan con las que uno le atribuye a los eslavos.

Es que cuando de los proyectos conjuntos de Rusia en Nicaragua se trata, y debido al hermetismo de ambos gobiernos, la especulación y las teorías conspirativas están servidas.

Así, no son pocos los que se cuestionan la verdadera función de la estación satelital.

Hasta hay quien asegura que es para espiar, algo que, por su parte, el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) niega. Rusia, por su parte, no ha hecho ningún comentario al respecto.

Función civil

“Hoy abrimos una nueva página de esta historia”, anunció Igor Komarov, el director general de Roscosmos, en la ceremonia de apertura de la polémica instalación, recoge el portal oficial del sandinismo El 19 digital.

Se trata de la “primera y única” estación terrestre del sistema Glonass en Centroamérica, subrayó el funcionario durante el acto, presidido por Laureano Ortega, el hijo del mandatario Daniel Ortega, quien trabaja como asesor presidencial para las inversiones.

Aunque existen otras más allá de la región.

Según lo explicado por el subdirector de la agencia espacial rusa, Serguéi Savéliev, al medio oficial Sputnik News, fuera de Rusia hay ocho estaciones de este tipo: cuatro en Brasil, tres en la Antártica y una en Sudáfrica.

Y afirma que prevén instalar otras en Kazajistán, Bielorrusia, Armenia, China, India, Vietnam, Indonesia y Suiza, así como Argentina, Cuba, Ecuador y México, aunque esta información no pudo ser verificada por BBC Mundo.

El plan es que la de Nejapa forme parte de esta red global.

Esa estación en concreto se alimentará de la señal de 24 satélites rusos y la información recopilada servirá para controlar a los barcos que operan en el país, ayudar a combatir el narcotráfico, prevenir desastres naturales y dar seguimiento al cambio climático, explicó el director del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (Telcor), Orlando Castillo, durante su inauguración.

Además la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica y la Empresa Nicaragüense de Electricidad “utilizarán Glonass para sincronizar todas las líneas de comunicación y sistemas energéticos”, agregó el funcionario.

Es “un proyecto estratégico” para Nicaragua y Rusia, concluyó Ortega, el hijo del presidente.

Y es precisamente eso, lo estratégico, lo que genera las dudas de varios expertos, no convencidos con las explicaciones de la inauguración.

“Fachada”

“Se ha dicho que tiene fines civiles, pero el alto grado de secretismo de las actividades llevadas a cabo allí hace sospechar”, le dice Roberto Cajina, consultor civil en seguridad, defensa y gobernabilidad en Nicaragua, a BBC Mundo.

“No hay información sobre el costo de las instalaciones ni de la especialización del personal. El proyecto es producto del contrato de la agencia espacial rusa y Telcor, envuelto en secretos”, añade el analista.

Cajina es también miembro de la Junta Directiva la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL), una organización fundamentalmente virtual que reúne a cerca de 300 académicos y expertos en el tema de América Latina, el Caribe, Estados Unidos, Canadá y países de Europa occidental.

Roberto Orozco, el director del Centro de Investigación y Análisis Estratégico de Nicaragua, va más allá y asegura que “a corto y mediano plazo se ha visto que todo lo dicho sobre los convenios y la cooperación en general entre Nicaragua y Rusia es mentira”.

Según el experto, fue en 2009, durante el primer mandato de Ortega tras 17 años fuera del poder, cuando Managua retomó la relación que ya había mantenido con Moscú durante la Guerra Fría.

“Lo hizo con la excusa de abrir mercado en Asia, para ampliar el abanico de socios comerciales”, le explica a BBC Mundo.

“Pero esa es una fachada”, ya que la relación comercial con el país más extenso del mundo sigue siendo “poco importante”.

Las exportaciones e importaciones entre ambas naciones no superan los US$20 millones anuales, ilustra.

En esa línea, denuncia que de los ocho convenios firmados entre ambos países para la salud y el desarrollo, no se ha puesto en marcha ninguno.

Y pone de ejemplo la planta de investigación inmunobiológica inaugurada en Managua el 22 de octubre, para cuya puesta en funcionamiento Rusia aportó US$14.1 millones, y que para mediados de este año debía estar operando a su máxima capacidad.

Esto implicaba, según la ministra rusa de Salud, Veronica Skvortsova, la producción de 30 millones de vacunas al año, entre ellas 15 millones contra la gripe, con las que se abastecería la región.

Sin embargo, el laboratorio aún no marcha y los medios de comunicación locales apuntan a la falta de recursos y al mal manejo de los responsables.

“Esto ilustra que los acuerdos de iniciativas para el desarrollo no avanzan, mientras lo que se fortalece es la cooperación técnico-militar por medio de los convenios destinados a ello”, recalca Orozco.

Cooperación militar

Se refiere al acuerdo que simplifica el atraque de buques de guerra rusos en Nicaragua, anunciado por el propio ministro de Defensa Serguéi Shoigú durante su visita al país centroamericano en febrero de 2015.

Y también al convenio que dio lugar a la donación de 50 tanques rusos modelo T-72B1 al gobierno sandinista, y que empezó a hacerse efectiva en agosto del año pasado, no sin la reacción airada de los vecinos de la región.

Además, en base al monitoreo llevado a cabo por la institución que dirige, el Centro de Investigación y Análisis Estratégico, Orozco dice que al año entran y salen de Nicaragua entre 450 y 500 militares rusos.

Estados Unidos ya ha mostrado su preocupación ante esta presencia militar.

“Rusia mantiene una actitud inquietante en Nicaragua (…) y podrían afectar a la estabilidad de la región”, expresó el jefe del Comando Sur de ese país, el almirante Kurt Tidd, ante el Comité de Servicios Armados del Senado de EE.UU. en abril.

“Amenaza incipiente”

De hecho, los expertos consultados por BBC Mundo coinciden en que, desde Nicaragua, Moscú tendría la intención de extender su influencia a otras naciones centroamericanas.

“El Salvador y Guatemala son los dos otros países en los que ya estaría cultivando (la relación)”, opina el doctor Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad del Ejército y la Guerra de Estados Unidos.

Eso, para Juan González, un colombiano que trabajó en el Departamento de Estado de EE. UU. durante la administración del presidente Barack Obama, supone una “amenaza incipiente”.

“Si Rusia ya se entrometió en las elecciones presidenciales de Estados Unidos -algo que se está investigando, pero por lo que ya tuvo que renunciar el fiscal general Jeff Sessions-, también lo puede hacer en la región”, le dice a BBC Mundo.

Pero lo que más le preocupa a este experto, quien ahora es el vicepresidente asociado de Cohen Group, un firma con sede en Washington, es la capacidad que tendría Rusia para recopilar información.

Es que desde la estación satelital, al otro lado de la laguna de Nejapa, en lo alto, se puede observar el edificio de la embajada de EE. UU., algo que han destacado los expertos consultados por BBC Mundo.

Pero González menciona también Arcos-1, el cable submarino de fibra óptica de más de 8 mil metros que bordea varios países del Caribe y por el que se transmiten datos a una velocidad de 960 mil millones de bits por segundo.

Orozco, del Centro de Investigación y Análisis Estratégico, también baraja esa opción.

“Es algo que no tenemos confirmado aún, pero Rusia podría estar usando Nicaragua para crear una esfera de espionaje militar”, le dice a BBC Mundo.

“En 2012 cerró el centro de inteligencia que tenía en La Habana, precisamente cuando Cuba empezó las negociaciones para retomar las relaciones con Estados Unidos, así que podría estar desarrollando en Nicaragua el replanteamiento de una base así”.

Rusia no se ha pronunciado sobre el tema.

Y Nicaragua, por su parte, niega que la estación de Nejapa sirva a ese fin.

“No es para espiar a nadie”, le dijo a los medios el director del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos, Orlando Castillo, en mayo.

“Estados Unidos tiene más de 800 satélites funcionando (en el espacio y el mundo) y nadie está pensando en que están espiando a nadie. Lo mismo es con esto”.

Sea como sea, arriba, en la comunidad, la especulación y las teorías de la conspiración están servidas.

“Algo es seguro, los que pasan por aquí son rusos”.

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