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Rami Makhlouk, el multimillonario primo de Bashar al Asad que cayó en desgracia y abrió una grieta en la familia que gobierna Siria

Siria lleva inmersa en una guerra civil casi una década.

En un mes, Rami Makhlouf ha publicado tres videos en internet en los que se queja sobre el trato que recibe. Esta semana, el ministerio de Justicia le impuso una prohibición temporal a viajar fuera del país.

En un mes, Rami Makhlouf ha publicado tres videos en internet en los que se queja sobre el trato que recibe. Esta semana, el ministerio de Justicia le impuso una prohibición temporal a viajar fuera del país.

En su video más reciente, compartido el pasado domingo, Rami Makhlouf mira fijamente a la cámara y habla pausadamente, casi susurrando algunas frases.

Su barba luce más blanca que en las fotografías del pasado, cuando irradiaba riqueza y poder, contando sus miles de millones como el hombre a cargo del dinero, no solo del régimen sino de su familia.

Makhlouf no ha perdido el toque de la riqueza. Es un hombre que nunca será pobre, algo inusual en Siria, donde Naciones Unidas dice que el 80% de la población vive en la pobreza, casi 10 millones de personas no tienen lo suficiente para comer y la mitad ha perdido sus casas por la guerra.

Un grupo de menores come en una zona de ruinas en Siria
Getty Images
Siria lleva inmersa en una guerra civil casi una década.

Vive en un valle adorado por los superricos de Siria en la carretera que sale de Damasco en dirección a Beirut (Líbano).

En el video, la chaqueta de Makhlouf parece cara e italiana, y se le ve sentado en una esquina de su casa frente a una pila de madera de olivo colocada artísticamente y lista para el próximo invierno.

Pero si lo que dice en el video es correcto, y esta semana ofreció al mundo su tercera grabación, ha perdido el poder.

Era conocido por cobrar una comisión en cada acuerdo serio de negocios en Siria, razón por la que algunos le llamaban Sr. Cinco Porciento.

Inusual regaño

Rami Makhlouf es primo hermano por lado materno del presidente de Siria, Bashar al Assad. Son casi de la misma edad, tienen cincuenta y pocos años, y eran amigos de infancia.

A Makhlouf se le consideraba como un acérrimo partidario del régimen que rara vez hablaba en público sobre familia, política o sus negocios.

Foto de archivo de Rami Makhlouf (17 de julio de 2010)
AFP
La Unión Europea impuso sanciones a Rami Makhlouf en 2011, con la acusación de que financiaba al régimen de al Assad.

En una entrevista con el diario The New York Times en 2011, cuando la guerra estaba tomando impulso, dijo que la elite gobernante de Siria -los Assad, los Makhlouf y unos pocos socios cercanos- lucharían hasta el final.

“Deben saber que cuando sufrimos, no sufrimos solos”, sentenció.

Eso resultó ser verdad, pero su otra promesa fue que permanecerían unidos. Y sus videos muestran que no ha sido así.

En redes sociales, Makhlouf ha publicado una oración en la que le pide a dios que acabe con la injusticia que padece.

También ha compartido tres videos que contienen críticas al gobierno. Publicaciones como esas supondrían la cárcel para la mayoría de los sirios.

Bashar al Assad
Getty Images
Las críticas públicas de Rami Makhlouf a su primo Bashar al Asad son inusuales.

El pasado 3 de mayo, dijo: “Presidente, los aparatos de seguridad han empezado a violar la libertad de las personas. Son tus personas, tus partidarios”.

Estilo de vida lujoso

Makhlouf trabaja en el sector del petróleo y la construcción, pero su principal mina de oro es su control de las redes de móviles más grandes de Siria.

Se acusa a sus compañías de deber US$180 millones en impuestos retrasados. Para un hombre de tales recursos, no es demasiado dinero. Incluso su hijo Mohammed, que vive en Dubái, es descrito como multimillonario en efusivos perfiles de internet.

Al tiempo que sus hijos borraban fotos de Instagram en las que alardeaban de sus lujosos estilos de vida, Makhlouf compartía en Facebook una carta que parecía ser una oferta para pagar lo que debía.

Cada vez esta más claro que su distante primo, Bashar, va detrás de una parte mucho más grande del imperio empresarial de Makhlouf que una relativamente insignificante suma de dinero en impuestos atrasados

Los cofres de Siria están desnudos después de casi una década de guerra que ha destruido gran parte del país.

¿La mano de Rusia?

En su video más reciente, Makhlouf se disculpó ante sus empleados. Al menos 28 de ellos fueron arrestados por cuerpos de seguridad de Siria en las últimas semanas.

Dijo: “La mayoría de los asuntos legales todavía están pendientes y sin avances, especialmente en relación con los arrestados por personas misteriosas”.

Clientes hacen cola a las puertas de Syriatel en damasco, Siria.
AFP
Syriatel es la empresa de telecomunicaciones más grande de Siria, con 11 millones de suscriptores.

En verdad no son misteriosos para Rami Makhlouf. Su hermano Hafez solía ser el jefe del Directorio de Inteligencia General, la agencia más importante que lidia con amenazas internas al régimen.

Makhlouf sabe perfectamente lo que los hombres de inteligencia y seguridad de Siria pueden hacer.

Circula una serie de teorías sobre la caída de Makhlouf. Algunos dicen que se había hecho demasiado grande y demasiado rico para sus botas.

Las primeras señales de presión emergieron el pasado verano boreal, cuando fue forzado a cerrar su red caritativa Bustan, que había creado una milicia de unos 20.000 hombres.

La teoría se centra en la esposa del presidente, Asma al Asad, que creció en Londres (Reino Unido) y a quien los sirios ven como una fuerza del régimen que lidera sus propias organizaciones humanitarias.

Otra teoría se centra en las relaciones con el Kremlin.

Bashar al Assad y Vladimir Putin
Getty Images
El presidente ruso Vladimir Putin es el mayor aliado de Bashar al Asad.

La corrupción en Siria ha sido objeto de críticas en medios de prensa en Rusia asociados con el presidente Vladimir Putin, que es el aliado y protector más importante de al Asad.

Su decisión de intervenir en Siria en 2015 prácticamente significó la victoria del régimen sirio en la guerra.

La teoría establece que al Assad no quiere perder la protección de Putin y Rami Makhlouf es un sacrificio obvio porque para muchos sirios es símbolo de la corrupción que atraviesa todo el país.

Empresarios rusos cercanos a Putin también deben tener los ojos puestos en contratos que Makhlouf quizá considere suyos.

Historia de rupturas

El hecho es que nadie fuera de la familia gobernante sabe exactamente qué ha pasado tras las puertas cerradas del régimen.

El padre de Bashar al Assad, Hafez, el primer presidente Asad, convirtió a Siria en un negocio familiar después de asumir el poder en 1970.

Su esposa, Anisa Makhlouf, procedía de un entorno más rico que Hafez, que ascendió desde la pobreza gracias a las fuerzas aéreas y el partido Baaz.

El presidente sirio Hafez al Asad y su esposa Anisa Makhlouf (sentada), con sus hijos en 1985.
AFP
El presidente sirio Hafez al Asad y su esposa Anisa Makhlouf (sentada), con sus hijos en 1985.

Hafez era profundamente desconfiado, y estaba determinado a ser el único militar ambicioso sirio en acceder a la presidencia.

Se rodeó de hombres de su propia secta alauita, pero fue su familia la que ocupó el núcleo del sistema que construyó.

La familia tiene un historial de espectaculares rupturas.

El hermano de Hafez Rifaat era su mano derecha. A él le encomendaba los trabajos más importantes, como reprimir un levantamiento de partidarios de los Hermanos Musulmanes en Hama en 1982, donde mató a miles de personas.

Pero un año después, cuando Hafez estaba enfermo con problemas del corazón, Rifaat mandó tanques de su propia fuerza paramilitar a las calles de Damasco en un intento de hacerse con el poder. El intento falló.

El destino de Rifaat no fue ni la cárcel ni la muerte, sino el exilio, acompañado de millones de dólares. Esa puede ser ahora la mejor opción para Rami Makhlouf.

La suya ha sido también una gran caída.

Ahora, Rami Makhlouf está bajo la gran presión de un régimen del que llegó a ser el cerebro. Por ello salió a la luz pública, compartiendo videos y documentos en Facebook y defenderse en lo que parece cada vez más una batalla perdida.

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