Pero la crisis escaló este martes. El Ejército indio dice que al menos 20 soldados fallecieron en un nuevo conflicto y que también hubo heridos en el lado chino.
BBC NEWS MUNDO
Tensiones y soldados muertos: las claves de la escalada entre China e India por una disputada frontera
India y China, los dos países más poblados del mundo, con dos enormes Ejércitos y con armas nucleares, llevan semanas en desacuerdo en la región del Himalaya.
La región de Cachemira es una de las más disputadas e involucra a India, China y Pakistán. (Foto Prensa Libre: AFP)
China no confirmó ninguna victima hasta este martes.
Se trata de las primeras muertes desde hace más de cuatro décadas de conflicto sobre la disputada frontera entre los dos gigantes asiáticos.
Pero, ¿qué llevó a la actual situación y qué hay detrás de ello?
El lugar donde se produjo el último enfrentamiento se sitúa en la frontera de facto, llamada Línea de Control Actual (o LAC, por sus siglas en inglés), en concreto, en el valle Galwan en Ladakh.
Este valle se encuentra en la disputada región de Cachemira, altamente militarizada y frecuente fuente de conflicto por las soberanía territorial entre India, Pakistán y China.
En el valle Galwan se han producido numerosos incidentes entre patrullas indias y chinas, y desde abril ambos lados han amasado tanques, artillería, lanzacohetes y tropas en las proximidades de esta zona.
Las fuerzas terrestres están respaldadas por helicópteros de ataque y aviones de combate.
A principios de mayo, las tensiones aumentaron después de que los medios indios informaran de que las fuerzas chinas habían instalado tiendas, trincheras y trasladado equipo pesado varios kilómetros adentro del territorio que India considera como propio.
La acción se produjo después de que India construyera una carretera de varios cientos de kilómetros para llegar a una base aérea en alta altitud que reactivó en 2008.
Tras este punto álgido de las tensiones, India ha culpado a China de la situación.
“Durante el proceso de desescalada [de las tensiones] en el valle de Galwan, un enfrentamiento violento se produjo ayer por la noche con víctimas en ambas lados”, señala un comunicado del Ejército indio este martes.
China, por su parte, pidió a India “no tomar acciones unilaterales o provocar problemas”.
El portavoz de la Cancillería china Zhao Lijian dijo que era India quien había cruzado la frontera, “provocando y atacando al personal chino, lo que resultó en una grave confrontación física entre las fuerzas fronterizas”.
¿Qué hay detrás de la disputa?
Varios factores llevan a esta confrontación, pero la raíz es la rivalidad entre ambos por sus objetivos estratégicos.
India y China comparten una frontera de más de 3.440 kilómetros y tienen reclamaciones territoriales superpuestas.
Desde los años 50, China se ha negado a reconocer las fronteras diseñadas durante la era colonial británica.
En 1962, eso llevó a una breve pero brutal guerra entre ambos países, que acabó con la humillante derrota militar de India.
Desde el conflicto bélico, las dos naciones asiáticas se han acusado mutuamente de ocupar su territorio.
India asegura que China está ocupando 38.000 kilómetros cuadrados de su territorio, que tiene que ver con el área donde ocurrió la actual confrontación.
China se atribuye la soberanía de todo el estado indio de Arunachal Pradesh, al que llama Tíbet del sur.
También hay otros sectores donde ambos países tienen diferentes visiones sobre dónde se sitúa la frontera.
La LAC es en realidad una línea de demarcación muy ambigua, pues la presencia de ríos, lagos y montañas nevadas hace que esa frontera de facto varíe y a menudo genera confrontación.
Durante las últimas tres décadas, India y China han protagonizado diversas rondas de diálogo sobre disputas fronterizas que fracasaron en hallar una solución permanente, si bien mantuvieron cierta estabilidad en la región.
La construcción de infraestructura
Para apoyar a las tropas desplegadas en este terreno hostil e inhabitable, ambos lados han construido infraestructura, algo en lo que India ha estado tratando de ponerse al día.
Bajo el gobierno de Narendra Modi, India ha empezado a construir decenas de carreteras a lo largo de la LAC y se apresura para cumplir con su objetivo de completar estos proyectos para diciembre de 2022.
Una de esas vías da acceso al valle de Galwan, donde ocurrió el actual conflicto.
China también ha estado construyendo carreteras y otro tipo de infraestructura en esta zona de relevancia estratégica para Pekín, pues conecta la región occidental de Xinjiang y el occidente del Tíbet.
Poder global vs. poder regional
La economía china es casi cinco veces mayor que la de India y rivaliza en el campo estratégico global con la de Estados Unidos.
India, por otro lado, alberga visiones de un orden mundial multipolar, donde espera desempeñar un papel importante.
Los políticos y analistas indios en ocasiones hablan, no obstante, como si India y China fueran potencias similares, sin admitir los enormes avances de Pekín.
El pasado agosto, India decidió de forma controvertida acabar con la autonomía limitada de Jammy y Cachemira, y redibujar el mapa de la región, una decisión que fue denunciada por Pekín.
Ello creó la nueva región administrativa Ladakh, que incluye Aksai Chin, un área que India reclama pero que controla China. Ahí es donde se produjo el enfrentamiento.
El factor Pakistán y el conflicto del Tíbet
India ha desconfiado de la relación entre China y Pakistán -aliados de larga data-, y ha acusado al primero de ayudar al último a adquirir tecnología nuclear y de misiles.
Veteranos líderes del gobierno nacionalista hindú BJP han estado hablando también de recuperar la parte de Cachemira administrada por Pakistán.
Una carretera estratégica, la autovía Karakoram, cruza esta área que conecta China con Pakistán.
Pekín ha invertido alrededor de US$60.000 millones en infraestructura pakistaní, como parte del llamado corredor económico China-Pakistán, que a su vez forma parte de la nueva Ruta de la Seda impulsada por el gobierno chino.
Esta autovía es clave para transportar bienes hacia y desde el puerto sureño de Gwadar de Pakistán. El puerto proporciona a China una entrada al Mar Arábigo.
India teme que en el futuro cercano Gwadar pueda ser usada para apoyar las operaciones navales de China en ese mar.
El Tíbet es otro punto de conflicto.
China recela de la relación entre el gobierno indio y el dalái lama, el líder espiritual tibetano que huyó a India tras el fallido levantamiento popular de 1959 en Tíbet.
India se ha negado a reconocer al gobierno tibetano en el exilio, pero su principal líder estuvo entre la lista de invitados durante la ceremonia de toma de posesión del primer ministro Modi en 2014.
La complicada relación entre ambos países lleva a que China vea a India como un país que podría colaborar potencialmente con sus rivales tradicionales en la zona, como EE.UU., Japón y Australia.
Recientemente, Nueva Delhi modificó algunas normativas para prohibir a las compañías chinas que se apropien de empresas indias en apuros debido a las pérdidas causadas por la pandemia, algo a lo que Pekín se opone.
A pesar de todo ello, China sigue siendo el segundo socio comercial de India. Y, como ocurre con otros socios comerciales, Pekín disfruta de un gran superávit.
Diálogo
En el pasado reciente, las patrullas fronterizas de ambos países han experimentado habitualmente encontronazos, cientos de veces cada año.
En 2013 y 2017, ello llevó a graves crisis que fueron solucionadas tras semanas de maniobras diplomáticas y políticas.
Tras el ultimo gran incidente de 2017, Modi y el presidente chino, Xi Jinping, mantuvieron dos cumbres informales para hablar de sus diferencias.
India y China están de nuevo inmersas en diálogos para desescalar la situación: veteranos funcionarios militares se reunieron el pasado 6 de junio y de nuevo este martes, tras el incidente registrado.
El encuentro más reciente se llevó a cabo en el Punto de Patrullaje 14 en Galwan, cerca de la zona donde se registraron las víctimas.
Sin duda alguna, este último conflicto agravará la falta de confianza entre ambas naciones, lo que requerirá la intervención política al más alto nivel para evitar que la situación se salga de control.