En forma unánime, la corte aceptó las primeras apelaciones de la defensa de Rousseff, destituida por fraudes fiscales en agosto de 2016 y sustituida por Temer, que pidió un plazo mayor para presentar sus alegaciones finales y citar nuevos testigos, con lo cual el proceso ha quedado suspendido por un plazo aún no definido.
El tribunal aceptó la tesis de la defensa de Rousseff, según la cual el plazo para presentar sus últimos alegatos era de cinco días, y no de dos como había establecido la corte, y también la necesidad de que sean escuchados nuevos testigos.
El presidente del TSE, Gilmar Mendes, declaró abierta la sesión, en la que esa corte fundada en 1932 sentará por primera vez en el banquillo a los miembros de una fórmula vencedora de unos comicios presidenciales.
La corte celebraría esta semana las primeras cuatro audiencias del juicio, que se calcula que se prolongará durante meses y pudiera ser suspendido en cualquier momento si alguno de los siete miembros del tribunal solicita más tiempo para estudiar los cargos.
Catalogada como Acción de Investigación Judicial Electoral (Aije) 194358, la demanda se refiere a supuestas “donaciones” recibidas por Rousseff y Temer para la campaña del 2014, cuando fueron reelegidos, que habrían salido de la red de corrupción que operó en Petrobras y concretamente del grupo Odebrecht, implicado en esa trama.
Según ha confesado Marcelo Odebrecht, expresidente de la empresa, su grupo donó para esa campaña de Rosseff y Temer US$48 millones y al menos una tercera parte de ese dinero tuvo origen en la corrupción.
Rousseff y Temer ganaron las elecciones de 2014, que mantuvieron a ella al poder y a él en la vicepresidencia, aunque la mandataria fue destituida por irregularidades fiscales en agosto pasado y el actual gobernante heredó el mandato que ahora puede perder, lo que llevaría a una elección indirecta en el Congreso.
Si se llegara a ese extremo, sería la primera vez en la historia que dos presidentes brasileños sean destituidos durante el mismo período, lo que pudiera ahondar la profunda crisis política en que se ha sumergido Brasil en los últimos tres años, desde que comenzó la investigación sobre la trama corrupta en la estatal Petrobras.
En caso de una sentencia condenatoria, quien fuera elegido por el Congreso para suceder a Temer concluiría el mandato que vence el 1 de enero de 2019, cuando deberá asumir el ganador de las elecciones previstas para octubre del año próximo.
Tanto la defensa de Rousseff como la de Temer, que actúan por separado, han pedido la anulación del juicio por supuesta falta de pruebas.
El voto final debería acontecer el jueves en caso de que la Corte rechace los pedidos de aplazamiento. Pero aun en caso de que el fallo impugne la presidencia de Temer, el mandatario conservador debería presentar recursos para tratar de acabar el mandato vigente, el 1 de enero de 2019.