Internacional

Crece tensión entre China y EE. UU. por buque militar

Mandatarios mantuvieron una tensa conversación en medio de una escalada entre Pekín y Washington, informó la Prensa. 

Presencia de navío crispa relaciones entre Pekín y Washington. (Foto Prensa Libre: AP)

Presencia de navío crispa relaciones entre Pekín y Washington. (Foto Prensa Libre: AP)

Los presidentes chino y estadounidense hablaron este lunes por teléfono, en un contexto de tensión por la “provocadora”  presencia horas antes de un buque de guerra norteamericano en las inmediaciones de una isla controlada por Pekín en el mar de China Meridional.

Xi Jinping y Donald Trump hablaron sobre la desnuclearización de Corea del Norte y la mejora de las relaciones comerciales entre otros temas, pero no de este incidente marítimo, según un comunicado de la Casa Blanca.

Las relaciones bilaterales habían mejorado tras un encuentro entre los dos mandatarios en abril. Pero varias iniciativas de Washington provocaron la ira de Pekín en los últimos días.

La administración Trump había enfurecido al gobierno chino al autorizar a finales de junio una venta de armas por US$1 mil 300 millones a Taiwán, una isla independiente de hecho pero cuya soberanía reivindica el régimen comunista.


“Las relaciones bilaterales se ven afectadas por ciertos factores negativos”, afirmó Xi, según una transcripción de sus declaraciones difundida por la televisión estatal CCTV.

“Esperamos que Estados Unidos pueda tratar correctamente las cuestiones relativas a Taiwán conforme al principio de una China única”, agregó.

Seria provocación 

La maniobra marítima realizada por la Armada estadounidense el domingo último, justo antes de la conversación entre Trump y Xi, que estaba prevista de antemano, parece confirmar el enfriamiento en las relaciones entre ambos países.

El destructor lanzamisiles “USS Stethem”  pasó a menos de 12 millas náuticas  (22 km) de la isla Triton en el archipiélago de las Paracel, territorio que también es reivindicado por Taiwán y Vietnam, indicó en Washington un funcionario norteamericano.

Inmediatamente la cancillería china denunció “una seria provocación política y militar”.

Pekín respondió despachando naves militares y aviones de combate como medida de advertencia contra el buque norteamericano, indicó el portavoz de la cancillería Lu Kang, en una declaración difundida el domingo por la agencia estatal Xinhua.

“China urge enérgicamente a la parte norteamericana poner fin inmediatamente a ese tipo de provocación que viola la soberanía de China y amenaza su seguridad”. Gobierno chino.


La operación que provocó la cólera de Pekín, es la segunda de este tipo efectuada en el mar desde la llegada al poder del gobierno de Donald Trump.

La primera tuvo lugar el 25 de mayo en el archipiélago Spratly, más al sur.

Estas maniobras buscan reafirmar la libertad de navegación y están destinadas a impugnar la soberanía de China o cualquier otro país en estas aguas e islas, a la espera de una solución diplomática que dirima el tema.

Pekín reivindica la casi totalidad de ese mar comprendiendo zonas muy cercanas a las costas de numerosos países del sureste asiático, y ocupa el archipiélago Paracel y varios islotes del archipiélago Spratly, que fueron ampliados artificialmente para albergar potenciales bases militares.

Se trata de una zona estratégica que albergaría importantes reservas de gas y petroleo.

Islas artificiales 

Allí China ha llevado a cabo en los últimos años operaciones de construcción de islas artificiales, y planeado bases militares potenciales en minúsculos arrecifes.

Washington no acepta estas anexiones de islotes, práctica que también usan otros países de la región, y aboga por una solución diplomática a estos diferendos.

La Corte permanente de arbitraje de La Haya consideró el año pasado, a petición de Filipinas, ilegales las reivindicaciones de Pekín sobre buena parte del mar de China Meridional, un dictamen rechazado por Pekín.

Washington debe contar además con Pekín para hacer presión sobre Corea del Norte, con el objetivo de que este país renuncie a su programa nuclear.


Sin embargo el nuevo presidente filipino Rodrigo Duterte ha optado desde entonces por aproximarse a Pekín.

China y otros 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático  (ASEAN) acordaron a mediados de mayo un “código de conducta”  para prevenir incidentes marítimos.

Pero Trump también ha bajado el tono en sus criticas contra la competencia económica china. Ambos países anunciaron incluso, a mediados de mayo, un acuerdo comercial sobre la exportación de carne y de gas estadounidense hacia China.

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