La subasta de este martes se esperaba con mucha expectación, por la rareza de la pieza, calificada por la casa Christies como “uno de los diamantes más raros y famosos del mundo” , y por valorar el estado de salud del mercado de lujo, que volvió a demostrar solvencia.
Existía además el componente histórico, ya que la casa de Hasburgo fue una de las dinastías más poderosas de Europa (gobernó Austria, Bohemia y Hungría durante más de cinco siglos) y fue una de las mayores coleccionistas de diamantes exclusivos de la época.
Aunque no se sabe cómo llegó este diamante a la casa de los Hasburgo, se reconoció oficialmente como su primer propietario al archiduque José Augusto, príncipe palatino de Hungría.
José de Austria nació en Alcsut (Hungría) el 9 de noviembre de 1872, hijo del archiduque José Carlos de Austria y de la princesa Clotilde de Saxe-Coburgo y Gotha y bisnieto del emperador Leopoldo II y del rey Luis Felipe de Francia.
Parece ser, aunque no hay una certeza absoluta, que fue heredado por el hijo de José Augusto de Austria, el archiduque José Francisco (1895-1957) , y que este último lo depositó en el Banco de Crédito General de Hungría el 1 de junio de 1933.
Tres años más tarde una persona anónima lo compró y lo guardó en un lugar seguro durante la II Guerra Mundial, donde pasó desapercibido para los nazis y posteriormente para los soviéticos, tras cuya invasión el archiduque se exilió en Estados Unidos.
Después de varias décadas de misterio en torno al diamante, reapareció el 22 de junio de 1961 en una subasta en Londres y volvió a ser ofrecido 32 años más tarde por la casa de subastas Christies en Ginebra, donde se pagó por él 6,5 millones de dólares.
Según la casa de subastas, que se llevó hoy una comisión de 2,1 millones de francos o 1,7 millones de euros, se trata de una pieza con una pureza extraordinaria que se decidió vender “desnuda” para realzar su belleza y su exclusividad, después de haber formado parte previamente de un pendiente y de un broche.
Los gemólogos incluyen el diamante en la categoría blanca D, es decir la más pura del mundo, razón por la cual esta piedra es bien conocida por los grandes expertos del sector, que destacan también que procede de unas minas excepcionales que ya no se explotan.
“Esto es lo que hace esta piedra sea incluso más excepcional, ya que su filón de procedencia está agotado” , explicó Jean-Marc Lunel, experto en joyería de la casa de subastas.
Explotadas desde el año 500 antes de Jesucristo, según los geólogos, las minas de Golconda estuvieron activas hasta mediados del siglo XIX y fueron durante siglos una de las principales fuentes de diamantes del mundo, aprovechadas sobre todo por indios y mongoles.