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¿Dónde nació Jesús?

¿Sabía que uno de los datos que ubica históricamente a Jesús proviene del libro sagrado del judaísmo, el Talmud?, ¿O que los evangelios apócrifos, o “escondidos” que es lo que significa el término griego, se rechazaron por tratarse de obras muy tardías en su elaboración?

Escena de una celebración de Semana Santa en España, donde el personaje que representa a Jesús hace el lavatorio de pies, tradición de la Iglesia Católica. (Foto Prensa Libre: EFE).

Escena de una celebración de Semana Santa en España, donde el personaje que representa a Jesús hace el lavatorio de pies, tradición de la Iglesia Católica. (Foto Prensa Libre: EFE).

A esta y otras cuestiones responde en entrevista el experto Francisco José Gómez Fernández, autor del libro Jesús de Nazaret.

¿Puede usted explicar la existencia real de Jesús?

El Talmud, esto es, los comentarios de los rabinos a la Ley, no es la única obra ajena al cristianismo que habla de Jesús, dando por cierta subsistencia histórica, pero sí que es verdad que es muy elocuente en su exposición.

Pese a haber sido expurgada de referencias a Jesús a lo largo de la historia por las propias autoridades religiosas hebreas, en estos escritos, publicados en el siglo IV, se dice lo siguiente: “En la víspera de la Pascua fue colgado Jeshu.

Durante 40 días antes de que sucediera la ejecución, salió un heraldo y gritó: Sale fuera para ser lapidado porque ha practicado la hechicería y ha incitado a Israel a la apostasía.

Todo el que pueda alegar algo en su favor, que se presente y alegue algo por él”. Pero como nadie se presentó a su favor, fue colgado la víspera de la Pascua… El Talmud babilónico, Tratado Sanedrín 43ª”.

Tiene, entonces, gran peso histórico esta anotación.

El hecho de que sea una fuente histórica no cristiana o afín, su antigüedad y coincidencia con otros escritos, hace que los historiadores más serios del periodo y del personaje den por segura la existencia de Jesús de Nazaret.

¿Por qué la Iglesia Católica desestimó los denominados “evangelios apócrifos” y cuáles eran las principales discrepancias?

Los evangelios apócrifos, o “escondidos”, que es lo que significa el término, fueron rechazados por la Iglesia pues, pese a tratar de la vida de Jesús, ofrecían una visión distorsionada o errónea de la existencia y mensaje de este.

Es cierto que no todos poseen el mismo valor histórico, pero en general las informaciones que ofrecen no son fiables por tratarse de obras muy tardías en su elaboración, siendo la más cercana a los hechos la del año 150 poco más o menos.

¿O sea que los evangelios que conocemos son anteriores?

Los evangelios canónicos, todos ellos —Mateo, Marcos, Lucas y Juan—, fueron redactados antes de finalizar el siglo I de nuestra era, contando con una característica de la que carecen igualmente los apócrifos: los testimonios sobre el Nazareno son de primera mano.

No acuden copiosamente a la fantasía o imaginación como sucede en los evangelios escondidos.

De aquí el que los cuatro canónicos sean las fuentes históricas más fiables sobre la vida de Jesús, sin que los últimos descubrimientos, los textos de Nag Hammadi —Egipto— o el Evangelio de Judas, encontrado en el  2006, hayan hechos aportaciones relevantes.

Usted indica en su obra que el nacimiento e infancia de Jesucristo es un tema “complejo”, ¿por qué?

Desde un punto de vista histórico los únicos textos con los que contamos para intentar comprender, o completar, los sucesos relativos al nacimiento e infancia de Jesús son los evangelios canónicos que, como ya hemos dicho, son las fuentes históricas más sólidas de las que disponemos.  Sin embargo, estos libros son esencialmente obras religiosas, una afirmación de fe sustentada en la vida y los hechos de Jesús, redactada para que los hombres lo conozcan y, en palabras del evangelista, “tengan fe en Él”.

De aquí el que sea complicado separar la parte puramente histórica de aquella creada con un fin espiritual, o constituya exclusivamente una profesión de fe.

Es decir que, en lo referente a esos años de Jesús joven, podría haber cierta fabulación.

Resulta muy difícil discernir si los acontecimientos del nacimiento y la infancia de Jesús que se nos relatan se dieron en realidad, si sucedieron todos o si, simplemente, fueron como se narran.

¿Cuál es la teoría más aceptada sobre la fecha del nacimiento de Jesús y el lugar?

Realmente no sabría decirlo, pues no he hablado con la totalidad de los investigadores. Hay argumentos tanto en un sentido como en otro. Algunos creen que Cristo no nació en Belén, sino que “se le hizo nacer allí”, pues era el lugar en el que debía ver la luz el Mesías, según las profecías judías.

Algunos investigadores opinan que el famoso censo de Augusto, que obligó a María y a José a trasladarse a Belén, nunca existió, pues no hay rastro de él en las fuentes escritas; e insisten en que el apodo del Nazareno señala el lugar de nacimiento de Jesús.

Pero existen más opiniones

Efectivamente, otros estudiosos piensan que,  los evangelios de Lucas y Mateo, tratándose de dos tipos de escritos independientes entre sí, que bebieron de diferentes textos e informaciones, sin embargo coinciden en señalar a Belén como lugar de nacimiento, así pues este debió ser el lugar del alumbramiento.

En su apoyo se encuentra la temprana tradición cristiana de las comunidades de Judea, que pronto identificaron el lugar, así como el intento del emperador Adriano de borrar, en el siglo II, todo vestigio de judaísmo y cristianismo, plantando sobre el lugar de nacimiento de Jesús un bosque sagrado dedicado a la divinidad clásica Tammuz Adonis.

¿Y sobre la fecha?

Respecto de la fecha, y con el fin de ser lo más escueto posible, pues el tema da para un largo parlamento, hemos de situarla en uno de los 365 días del año, 7  o 6 antes de Cristo, aunque en realidad oscila entre el 8 y el 4 antes de nuestra era, quizás en primavera, pero no podemos precisar más.

  • Infografía: Prensa Libre

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¿Qué opina de la matanza de los santos inocentes? ¿Existen pruebas documentales de algo así?

Realmente no, no existen pruebas documentales, tan solo la cita del evangelio de Mateo. En este caso hemos de decir que es especialmente significativo el silencio del historiador judío Flavio Josefo, biógrafo del rey Herodes el Grande, quien, según el relato evangélico, ordenó la matanza.

Josefo no conoció personalmente al soberano pero sí tuvo información directa, y relató detalladamente la vida y obras del mismo en su libro Antigüedades Judías. Sus fuentes fueron principalmente los escritos de Nicolás de Damasco, consejero del rey e historiador en su corte, por lo que, al no hacer este referencia a un acontecimiento tan señalado en su obra, contando como contaba con información tan clara, se ha pensado que el hecho no se dio.

¿Pero existe la duda?

Existe la posibilidad de que un hombre de la crueldad tan extrema de Herodes, que hizo matar a buena parte de su familia, hijos incluidos, ordenara este crimen solo en el área de Belén, donde no habría más de una treintena de niños de esa edad y que, por ello, el hecho no destacara como para pasar a las crónicas de la corte. Sin embargo, esto es solamente una hipótesis, no hay ningún dato que la corrobore.
 

¿Qué peso histórico tiene la resurrección de Jesús, o solo debería entenderse como algo metafórico?

Ciertamente parece ser que la tumba de Jesús apareció vacía, y en esto coinciden muchos historiadores, y este hecho provocó sorpresa, perplejidad. Ahora bien, los diferentes relatos evangélicos no coinciden en determinados detalles a la hora de narrar el hecho, lo que genera igualmente dudas razonables.

Sea como fuera, el caso es que, para los cristianos, Jesús ha resucitado realmente, pues solo esta clave permite comprender el inicio y sentido de su predicación y lo que los podía llevar, como los llevó a muchos, incluso a la muerte.

“Sobre si sucedió o no, no cabe decir nada a los historiadores, sino más bien a los teólogos u otros estudiosos. Sobre los hechos sobrenaturales nosotros no nos pronunciamos, tampoco están dentro de nuestro campo de estudio, al igual que la fe.

En todo caso, es innegable la trascendencia histórica que este acontecimiento, haya o no haya sido real, ha tenido, y sigue teniendo, para miles de millones de cristianos en el mundo y, a lo largo de la historia, pues es precisamente sobre este punto sobre el que gravita su fe, y el sentido profundo de sus vidas”.

  • Infografía: Prensa Libre

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