“Esos aparatos no volverán a volar”, dijo. “No podrán ser usados”.
“La mayoría ya estaba fuera de servicio de todas maneras”, agregó. “Pero es seguro que no volverán a volar”.
El Pentágono desplegó seis mil soldados para ocupar, asegurar y hacer funcionar el aeropuerto de Kabul a partir del 14 de agosto. Pero dejó en el lugar 70 vehículos blindados MRAP resistentes a las minas antipersonas, de un costo de un millón de dólares cada uno, y 27 vehículos Humvee. Todos fueron inhabilitados, según McKenzie.
El ejército estadounidense también abandonó un sistema de defensa antimisiles C-RAM que detuvo el lunes cinco cohetes disparados por el grupo Estado Islámico contra el aeropuerto.
“Decidimos dejar esos sistemas funcionando hasta el último minuto”, justo antes del despegue del último avión, agregó el alto mando.
Hace falta “un procedimiento largo y complejo para desmontar esos sistemas”, explicó. “Así que los desmilitarizamos para que no puedan volver a ser usados”.