Internacional

El grupo terrorista Estado Islámico avanza en Libia

A comienzos de febrero, la embajadora de Estados Unidos para Libia, Deborah Jones, tuiteaba desde su sede en Malta una pregunta muy simple: "¿Puede una Libia dividida resistir ante el Estado Islámico?" Ocho días después recibía la respuesta, y esta se la daba la propia milicia terrorista.

Miembros del Estado Islámico (EI) en Libia mostraron en un video la decapitación de varios cristianos coptos procedentes de Egipto. Al parecer, se trata de 21 trabajadores que habían sido secuestrados pocas semanas atrás. El EI calificó la grabación de “una noticia escrita en sangre a la nación de las cruces”. Y en ella se ve cómo los extremistas se equipan y actúan en una playa mediterránea, “al sur de Roma”.

El video, trabajado de manera profesional, se considera el primer “golpe” de la célula libia del EI. Esta se fundó ya a finales de octubre en la localidad de Derna y, desde entonces, además de conquistar la importante ciudad portuaria de Sirte habría puesto un pie en Trípoli, Bengasi y algunas ciudades de menor tamaño. No obstante, se cree que la influencia real de la milicia en Libia es aún pequeña, pero sus comienzos apuntan peligrosos paralelismos con lo ocurrido en Irak y Siria.

“No hay ningún tipo de autoridad en todo ese país”, afirmó el observador Mattia Toaldo, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Y eso permite al EI afianzarse en un Estado debilitado por la guerra civil, añade. “El EI ya ha reivindicado atentados en Tobruk y en Trípoli”. Y “eso nos demuestra el poco poder que poseen aún las autoridades”.

Dos gobiernos

En Libia, rica en petróleo, se enfrentan las milicias de dos gobiernos: uno reconocido internacionalmente y que tiene su sede en Tobruk, en el este de ese país, y otro islamista en Trípoli, en el oeste. La lucha ha paralizado las estructuras estatales hasta el punto de que apenas se cubre un aprovisionamiento básico para la población, y las fronteras no se vigilan lo suficiente.

El EI gestó su ascenso en un Irak debilitado, primero, por la invasión estadounidense, y después, por una sangrienta guerra civil. Su mayor crecimiento lo vivió gracias a su expansión en una Siria hundida por la guerra. En ambos países, los yihadistas se aprovecharon de la debilidad de las instituciones estatales, como hacen ahora en Libia.

Yihadistas dividen a poblados

Rivalidades étnicas y religiosas son caldo de cultivo para el EI.

Según el experto estadounidense en Libia Andrew Engel, el EI orquesta en ese país una rivalidad entre las muchas partes en conflicto. “Esta lucha parece reflejar las dinámicas de Siria e Irak”, señala. Y es que allí también los miembros del EI actuaron de manera más dura y brutal que el resto de combatientes, de modo que sus rivales, o se aliaban con ellos, o eran eliminados.

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