Prueba de ello, “la campaña contra las bodas gays ha tomado prestado el lema del movimiento francés”.
La Alianza por la Familia, instigadora de la consulta, ha lanzado varios vídeos para motivar la participación.
En uno de ellos, un niño espera la llegada de sus padres adoptivos, y se muestra decepcionado al ver que se trata de dos hombres. “¿Dónde está mamá?”, pregunta.
Otro vídeo, que no revela su autoría y del que la Alianza se ha desmarcado, se ve a dos hombres acariciando la cabeza de un chico, que pregunta a la cámara: “¿Os gustaría crecer en una familia así?”
A pocos días del voto, un cura católico calificó a los gays de “inmorales” y “pervertidos”, llamando a la sociedad a combatir este “plaga” y expulsar su “suciedad” fuera de las fronteras nacionales.
Aunque el referéndum es a priori inútil- Eslovaquia no autoriza ni siquiera la unión civil entre personas del mismo sexo-, y probablemente no será válido a menos de que consiga un 50% de participación, la campaña ha puesto de manifiesto un odio latente contra los homosexuales que aún guarda este país de la UE de 5.4 millones de habitantes, de los que más del 80% son cristianos y más del 70%, católicos. El pasado verano, 400 mil firmas fueron recogidas para apoyar la consulta.
“El objetivo del referéndum es proteger a las familias y a los niños”, declaró a la AFP el portavoz de la Alianza, Anton Chromik, denunciando leyes votadas por el Parlamento europeo y algunos países miembros de la Unión Europea, que según él, “socavan la naturaleza única del matrimonio”.
Los eslovacos deberán responder a tres preguntas: sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sobre su derecho a adoptar niños y sobre el derecho de los padres a rechazar que sus hijos asistan a clases sobre sexualidad o eutanasia.
– Inscrito en la Constitución –
El rechazo al matrimonio gay quedó inscrito en la Constitución eslovaca el año pasado por el partido socialdemócrata del primer ministro Robert Fico, al definir el matrimonio como “la unión exclusiva entre un hombre y una mujer”.
Los principales interesados, discretos y poco reivindicativos, intentan no obstante hacerse oír.
“Seguiremos buscando el reconocimiento legal a las parejas del mismo sexo”, dice Martin Macko, líder del grupo LGBT Initiative Inakost, subrayando que países católicos y conservadores de la UE, como Irlanda o Malta, aceptan la unión civil entre homosexuales.
“No iré a votar, no voy a validar ese referéndum con mi voto”, dice a la AFP Andrea Pallang, propietaria de una galería de arte en Bratislava, que vive con su compañera desde hace ocho años. “Me siento víctima de la discriminación en materia de impuestos, de política social y de servicios sanitarios”, añade.
Amnistía Internacional ha advertido contra un “retroceso significativo en Eslovaquia” y una posible violación de la convención de Naciones Unidas sobre la discriminación contra las mujeres.
“Si la población responde ‘sí’ a estas cuestiones y queda reflejado en la ley, Eslovaquia reforzará la discriminación homófoba y socavará la educación sexual”, dijo Barbona Cernusakova, investigadora de la Oenegé.
“La participación no superará el 35 %”, asegura a la AFP un analista del semanario Trend, Marian Lesko. En las siete consultas precedentes organizadas desde la independencia en 1993, sólo una fue declarada válida: la de la entrada en la Unión Europea.