Por Euskal Herria se entiende una gran nación vasca que abarcaría desde el País Vasco y Navarra, en el norte de España, hasta la región vasca del suroeste de Francia.
El proceso permitiría, según ella, aplicar el final de “la confrontación armada” anunciada el 20 de octubre de 2011.
Sin embargo, hasta este sábado ETA nunca se había comprometido al desarme ni a su disolución, exigidos tanto por España como por Francia.
El grupo vasco, reducido a unas decenas de miembros activos en libertad después de la oleada de detenciones de los últimos años llevadas a cabo sobre todo por la policía española y la francesa, propuso este sábado una “agenda de diálogo”.
La organización asegura que los gobiernos de los dos países tienen un “conocimiento exacto” de su posición y se declara dispuesta a “escuchar y analizar” sus propuestas.
Un acuerdo con ellos “traería el final definitivo de la confrontación armada”, asegura ETA en su comunicado, que Gara publicará íntegramente el domingo.
Gara es un periódico próximo a los círculos independentistas y el medio que el grupo armado suele utilizar para realizar sus reivindicaciones.
Considerada organización terrorista por la Unión Europea y por Estados Unidos, ETA es responsable de 829 muertos. Su último atentado se remonta a agosto de 2009.
Hasta ahora ETA solía reclamar un diálogo con los gobiernos español y francés centrado en la situación de sus aproximadamente 700 prisioneros dispersos por las cárceles de los dos países.
En noviembre de 2011, dijo estar dispuesta a asumir compromisos para un calendario de desarme, a cambio de una amnistía para todos sus prisioneros, una proposición rechazada tajantemente por Madrid.
En mayo, el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, reiteró a la prensa que “la política del Gobierno en relación con ETA está muy clara (…) Exigimos su disolución incondicional”.
“El Gobierno ni ha negociado, ni negocia, ni negociará jamás con ETA”, insistió el ministro.
Recientemente, el grupo sufrió un gran revés, con la detención en Francia de Izaskun Lesaka, considerado como uno de sus jefes, y de Joseba Iturbide, uno de sus lugartenientes.
El debilitamiento de ETA permitió un impulso político de la izquierda independentista vasca, que hace dos años se desmarcó de la violencia. En las elecciones regionales del País Vasco el pasado 21 de octubre quedó en segundo lugar, bajo el estandarte de la coalición EH Bildu.
Este movimiento, también con representación en el parlamento español, no ha parado de ganar terreno últimamente. Pide, entre otras cosas, una flexibilización de la política penitenciaria del gobierno respecto a los presos de ETA.