Además del escrito, el diario oficial Granma publicó 13 fotografías del encuentro, que duró “cinco horas”, y en las que Castro, canoso, arrugado y más delgado, aparece vestido con traje deportivo azul y camiseta blanca, mientras conversa con los agentes.
En todas las imágenes, Castro, de 88 años y retirado del mando desde 2006, está sentado, y en algunas fotos aparecen también su pareja, Dalia Soto del Valle, ataviada en un vestido rojo, y su sobrino, el coronel Alejandro Castro Espín, hijo del presidente Raúl Castro.
El padre de la revolución cubana reiteró que Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, René González y Antonio Guerrero, “nunca hicieron daño alguno a Estados Unidos”, pues sólo “trataban de prevenir e impedir los actos terroristas contra la isla.”
La inteligencia cubana no necesitaba en absoluto seguir los movimientos de un solo equipo militar de Estados Unidos, porque esta podía observar desde el espacio todo lo que se movía sobre nuestro planeta a través de la Base de Exploración Radioelectrónica Lourdes, al sur de la capital de Cuba, explicó.
Castro indicó que esa base rusa de radioescucha, cerrada en 2001 por el presidente Vladimir Putin, “era capaz de detectar cualquier objeto que se moviera a miles de millas de nuestro país”.
Castro destacó que los agentes fueron víctimas de una “inhumana cacería”, en la que participaron “los propios organismos de investigación (estadounidenses)”, y que fueron condenados a una “prisión bruta por jueces venales”.
Asimismo, criticó las duras condiciones de cárcel que enfrentaron “al respirar el aire húmedo, maloliente y repugnante de los sótanos de una prisión yanqui”.
En su escrito, Castro también explicó que tardó en recibir a los agentes, porque “lo principal a su llegada era saludar a sus familiares, amigos y al pueblo, sin descuidar un minuto la salud y el riguroso chequeo médico”.
“Los cinco”, como se les conoce en La Habana, fueron apresados en 1998 junto a 14 personas acusadas de integrar la “Red Avispa”, considerado el mayor grupo de espías cubanos detectados en operaciones en Estados Unidos.
René y Fernando González fueron liberados al terminar su condena. Hernández, Guerrero y Labañino, llegaron Cuba el 17 de diciembre de 2014, tras el histórico anuncio de Raúl Castro y el presidente estadounidense, Barack Obama, de restablecer las relaciones entre los dos países, tras más de medio siglo de ruptura.