Internacional

Genocidio armenio dispara tensión entre Alemania y Turquía

La relación entre Alemania y Turquía, un país clave en la estrategia europea para resolver la crisis de refugiados, sufrió el jueves un terremoto diplomático cuando el Parlamento en Berlín aprobó casi por unanimidad una resolución que considera genocidio la masacre sufrida por los armenios hace cien años en el Imperio otomano.

Todos los diputados del Bundestag, a excepción de un voto negativo y una abstención, apoyaron la resolución pese a las advertencias que venía lanzando Turquía. El Gobierno en Ankara reaccionó de inmediato llamando a consultas a su embajador en Berlín y alertando de que la medida “influirá seriamente” en las relaciones bilaterales.

“Nuestra intención no es sentar a Turquía en el banquillo de los acusados, sino decir que una reconciliación sólo es posible si se llama a los hechos por su nombre”, justificó Volker Kauder, jefe parlamentario de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Ángela Merkel.

La palabra “genocidio” figura así ya en el título de la resolución impulsada por el partido opositor Los Verdes y consensuada con las tres fuerzas que forman el Gobierno: la CDU de Merkel, su versión bávara (CSU) y los socialdemócratas (SPD).

El texto concluye que el destino de los armenios “ejemplifica la historia de exterminios masivos, limpiezas étnicas y genocidios que el siglo XX registró de forma tan horrenda”. También reconoce la complicidad del Imperio alemán, que no intentó frenar la masacre pese a ser aliado del Imperio otomano cuando ocurrían los hechos.


La reacción de Turquía fue fulminante. El Gobierno en Ankara llamó de inmediato a consultas a su embajador en Berlín y el presidente Recep Tayyip Erdogan insistió en sus advertencias de los últimos días: “La decisión tomada por el Parlamento alemán influirá de un modo muy serio las relaciones entre Alemania y Turquía”.

También el viceprimer ministro y portavoz del Gobierno Numan Kurtulmus consideró “un error histórico” el paso del Bundestag y el Ministerio de Exteriores en Ankara citó al encargado de negocios de la Embajada alemana en Turquía para pedir explicaciones.

Con un tono muy diferente, Merkel intentó descomprimir la tensión. La canciller, que había mostrado su apoyo a la resolución pero no participó en la votación “por cuestiones de agenda”, apuntó que los dos países están unidos por “muchas cosas” y destacó el carácter “amistoso y estratégico” de las relaciones bilaterales.

El Imperio otomano asesinó a hasta 1.5 millones de armenios cristianos en la Primera Guerra Mundial, según las estimaciones, sospechando que pactaban a escondidas con la también cristiana Rusia, su rival en la contienda. Turquía, sucesora del imperio, lamentó lo ocurrido, pero rechazó siempre que denominarlo “genocidio”.

Sin embargo, una veintena de Gobiernos, incluyendo los de Francia, Italia y Rusia, designaron oficialmente como “genocidio” las matanzas. El papa Francisco calificó lo ocurrido a los armenios como “el primer genocidio del siglo XX”.

Armenia celebró que Alemania se sumara ahora a ese grupo y consideró el voto en el Bundestag como una “valiosa contribución” al debate internacional sobre lo ocurrido.


“Mientras que Alemania y Austria, antiguos aliados del Imperio otomano, reconocen su parte de responsabilidad, las autoridades turcas niegan el hecho irrefutable del genocidio”, señaló en Ereván el ministro de Exteriores armenio, Edward Nalbandian.

La escalada de tensión entre Berlín y Ankara abre un capítulo con consecuencias abiertas. Y no sólo para Alemania: Turquía viene de negociar con la Unión Europea (UE) un acuerdo para resolver el drama de los refugiados y su disposición a aceptar devoluciones de solicitantes de asilo es una pieza clave en la estrategia europea.

Poner a prueba la amistad

La mayoría de oradores destacaron que esta resolución no era contra las autoridades turcas actuales sino contra el gobierno de la época, responsable de las matanzas de 1915.
 
Inmediatamente después de la votación, el ministro de Relaciones Exteriores de Armenia, Edward Nalbandian, elogió en un comunicado el aporte notable de Alemania en el reconocimiento y en la condena internacional del genocidio armenio, así como la lucha universal para evitar genocidios y crímenes contra la Humanidad.
 
Esta resolución sin embargo no involucra al gobierno de la canciller Angela Merkel.
 
Pocas horas antes de la votación, el primer ministro turco, Binali Yildirim, dijo que la iniciativa del Bundestag ponía a prueba la amistad entre Alemania y Turquía.
 
En el texto, propuesto por los grupos parlamentarios de la mayoría -los conservadores de la CDU/CSU y el SPD- así como por los Verdes  (oposición) , el Bundestag deplora los actos cometidos por el gobierno de los Jóvenes Turcos de la época, que conllevaron al exterminio casi total de los armenios.
 
El Bundestag también lamenta el papel deplorable del Reich alemán que, como principal aliado militar del Imperio Otomano (…) no actuó para poner fin a este crimen contra la Humanidad.
 


La adopción de esta resolución complicará las relaciones, ya tensas, entre Ankara y Berlín, a raíz de la aplicación de un polémico acuerdo con la Unión Europea, impulsado por Berlín, que ha contribuido a reducir drásticamente el flujo de migrantes hacia Europa.
 
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenaza con no aplicar el acuerdo si no consigue la exención de visados para los ciudadanos turcos que quieran viajar al espacio europeo de Schengen.

Trampa

Erdogan llamó el martes a Angela Merkel para expresarle sus preocupaciones si la resolución era aprobada y advertirle que esta trampa podría deteriorar todas nuestras relaciones con Alemania.
 
Merkel, por su parte, no participó en el voto por razones de agenda pero apoyó la resolución el martes durante un ensayo de la votación, dentro del grupo parlamentario conservador.
 
El texto ha desatado preocupación incluso dentro del gobierno alemán. El ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, se mostró cauto ante la iniciativa y su portavoz dijo esperar que no supondrá inconvenientes duraderos en las relaciones con Turquía.
 
El jefe del grupo parlamentario de la CDU, Volker Kauder, aseguró al contrario que no se trataba de sentar [a Turquía] en el banco de los acusados sino de favorecer la reconciliación diciendo las cosas por su nombre, en declaraciones el jueves en la televisión pública ARD.

1.5 millones de muertos

El presidente armenio, Serge Sarkissian, advirtió que no sería justo no llamar genocidio al genocidio de los armenios únicamente porque enfada al jefe de Estado de otro país, refiriéndose al presidente turco.
 
La resolución del Bundestag es una nueva etapa en el reconocimiento oficial de Alemania del genocidio, después de que el año pasado el presidente alemán, Joachim Gauck, utilizara, por primera vez, el término genocidio para calificar las masacres perpetradas contra los armenios en 1915.
 
Los armenios consideran que 1,5 millones de los suyos fueron asesinados de manera sistemática al final del Imperio Otomano.
 
Muchos historiadores y más de 20 países, entre ellos Francia, Italia y Rusia, reconocieron el genocidio de los armenios.
 
Turquía afirma por su parte que se trató de una guerra civil, a la que se añadió la hambruna, en la que murieron entre 300.000 y 500.000 armenios y otros tantos turcos cuando las fuerzas otomanas y Rusia se disputaban el control de Anatolia.

“Genocidio armenio”

Las matanzas y deportaciones de armenios entre 1915 y 1917 en el Imperio otomano causaron 1.5 millones de muertos, según los armenios, y entre 300 mil y 500 mil, según Turquía, que se niega a calificarlo de genocidio.

La cámara Baja del Parlamento alemán  (Bundestag) votó el jueves una resolución que reconoce el “genocidio armenio”, foco de tensión con Ankara.


Los armenios estiman que las tropas del Imperio otomano mataron a 1,5 millones de miembros de su comunidad durante la Primera Guerra Mundial. Ankara se opone al término de genocidio y asegura que una guerra civil en Anatolia acompañada de una hambruna fue la responsable de la muerte de entre 300.000 y 500.000 armenios y de otros tantos turcos.

Los enfrentamientos con los turcos comenzaron a finales del siglo XIX. Entre 100.000 y 300.000 armenios fueron víctimas de matanzas en 1895-1896, según fuentes armenias.

Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio otomano era aliado de Alemania y del Imperio austrohúngaro. En cuanto empezó a sufrir numerosas bajas en los combates en las provincias armenias, echó la culpa de ello a los armenios.

El 24 de abril de 1915 se detuvo a miles de armenios bajo sospechas de que eran hostiles al gobierno central. El 26 de mayo, una ley especial autorizó las deportaciones “por motivos de seguridad interior” , y el 13 de septiembre otra ordenó la confiscación de sus bienes.

La población armenia de Anatolia y Cilicia  (región que pasó a formar parte de Turquía en 1921) , considerada un “enemigo interior” , fue enviada en exilio hacia los desiertos de la Mesopotamia turca. Muchos de ellos fueron abatidos cuando viajaban o en sus campamentos.

Murieron quemados vivos, ahogados, envenenados o por el tifus, según informes de diplomáticos extranjeros y de agentes de inteligencia de entonces.

El 30 de octubre de 1918, el Imperio otomano se rindió a las fuerzas de la Triple Entente  (Reino Unido, Rusia y Francia) . Fue desmantelado en 1920.

Turquía reconoce que hubo matanzas y que muchos armenios murieron cuando eran deportados. Pero afirma que fue una represión contra una población culpable de colaboracionismo con el enemigo ruso durante la Primera Guerra Mundial, y que decenas de miles de turcos murieron a manos de los armenios.

A día de hoy, una veintena de países reconocen el “genocidio armenio”.

Uruguay fue el primer país del mundo en reconocerlo, en 1965. Le seguirían entre otros los parlamentos de Rusia  (1994) , Holanda  (1994) , Grecia  (1996) , Francia  (2001) , Italia  (2001) , Suiza  (2003) , Canadá  (2004) , Argentina  (2005) , Suecia  (2010) o Bolivia  (2014) .

El Parlamento europeo lo reconoció en 1987.

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