Ante la dimensión de las pérdidas humanas y materiales, el presidente provisional Jocelerme Privert decretó el sábado tres días de duelo nacional, poco antes de embarcar hacia la ciudad de Jérémie, capital del departamento de Grande Anse, el más afectado por el desastre.
De acuerdo a cifras comunicadas a media jornada del sábado por las autoridades, 191 personas murieron y otras 80 resultaron heridas sólo en ese departamento.
“Los primeros datos del (departamento) Grande Anse comienzan llegarnos”, declaró el sábado la directora de Protección Civil, Marie-Alta Jean-Baptiste.
“Teniendo en cuenta las dificultades de acceso a ciertas zonas y sobretodo, las dificultades de comunicación, no podemos dar un balance definitivo antes del miércoles”, precisó la responsable.
El departamento de Grande Anse, situado en la trayectoria que siguió el huracán, es el más afectado. Las autoridades habían censado ahí hasta el sábado a medio día 191 muertos y 80 heridos.
Algunos autoridades locales de la zonas afectadas estiman que el balance oficial subestima el drama.
Según el senador Hervé Fourcand, Matthew causó la muerte de al menos 400 personas en el departamento Sur, que él representa, mientras que Protección Civil solo ha contabilizado 78 decesos en ese lugar.
“Somos muy prudentes frente a ciertas cifras que nosotros vemos circular, sin que necesariamente sepamos quien las comunicó y sin que tengamos ningún detalle sobre la circunstancias de los decesos”, comentó Jean-Baptiste.
Toda la parte del sur del país está anegada por las fuertes lluvias y las secuelas de Matthew, que era categoría 4 y llevaba vientos de hasta 230 kilómetros por hora cuando golpeó Haití.
Crisis sanitaria
Se estima que al menos 350 mil personas necesitan algún tipo de asistencia en la que quizás sea la peor crisis humanitaria en el país desde el devastador terremoto registrado en enero del 2010.
Katrina Legner, de 23 años y madre de dos hijos, vio también como la tormenta destruía su pequeña casa de bloques de concreto antes de huir a casa de un primo, que también se inundó. “Tenemos muy poca comida y me estoy preocupando”, dijo.
En medio del sufrimiento, la ayuda comenzó a llegar a la localidad costera de Jeremie, donde miles de viviendas quedaron afectadas o destruidas y muchos se enfrentan a la escasez de comida y a un riesgo cada vez mayor de un brote de cólera. decenas de jóvenes acudieron a la pequeña pista de aterrizaje junto a la costa para ver como un helicóptero descargaba cajas de alimentos y agua.
“Mi casa está totalmente destrozada y escuché que estaban trayendo comida”, dijo Richard David, de 22 años y uno de los que acudió al aeropuerto. “Hoy no he tomado nada más que agua y tengo hambre”.
Saint-Victor Jeune, funcionario de Protección Civil en Beaumont, en las montañas próximas a Jeremie, apuntó que las autoridades no registraron los 82 cuerpos hallados por su equipo por las malas comunicaciones.
La mayoría parecía haber muerto por el impacto de escombros arrastrados por los vientos de 235 kilómetros por hora (145 millas/hora) que barrieron la zona el martes.
“Aún no tuvimos ningún contacto con Puerto Príncipe y hay lugares a los que todavía no hemos llegado”, informó Jeune mientras registraba la zona con sus compañeros, todos equipados con chalecos naranjas.
El huracán dejó signos de devastación en toda la península suroccidental.
En las afueras de Jeremie, las casas en ruinas se sucedían una tras otra. Drew Garrison, un misionario asentado en Haití que voló a la región el viernes, dijo que varias localidades de pescadores estaban anegadas y que pudo ver cadáveres flotando en el agua.
“Todo lo que no era de concreto estaba arrasado”, manifestó Garrison, cuya organización Mission of Hope Haití, con sede en Austin, Texas, movilizó una barcaza carga de productos de emergencia el sábado. “Había varios pueblos pequeños de pescadores que parecían desolados, sin vida” .
La Organización Panamericana de la Salud y otros advirtieron de un aumento en los casos de cólera por las graves inundaciones provocadas por el meteoro.
La enfermedad ha matado a aproximadamente 10 mil personas en todo el país y más de 800 mil más se infectaron desde el 2010, cuando se originó el brote en una base de Naciones Unidas donde residían cascos azules de Nepal y pasó al mayor río de Haití.
En el hospital de Jeremie hay al menos 18 casos de cólera, apuntó Sophia Cheresal, coordinadora médica adjunta de Médicos sin Fronteras en Haití. “(La situación) empeora y probablemente algunas personas mueran”, agregó.
Para el coordinador de la ayuda de emergencia de la ONU, Stephen O’Brien, los daños causados por el huracán son un importante revés para los esfuerzos de reconstrucción del país y la lucha contra el cólera.
“Esperamos que casas, escuelas y centros de tratamiento del cólera hayan quedado destruidos y que los sistemas de agua, las carreteras y puentes hayan sufrido graves daños”, informó el responsable en un comunicado que anunció también que el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de la ONU liberó cinco millones de dólares para ayudar a Haití.
A principios de esta semana, el fondo dio un préstamo de ocho millones de dólares a UNICEF para ampliar la respuesta al cólera en el país.
Solette Phelicin, una madre de cinco hijos que perdió su casa y la pequeña parcela donde cultivaba frutas y verduras, observaba desde su patio mientras soldados de paz de la ONU patrullaban la pista de aterrizaje.
Dijo que tienen hambre y necesitan comida con urgencia.
Al tiempo que lloran las pérdidas, los haitianos intentan recuperar lo que pueden de sus pertenencias.
Las viviendas de la zona son pilas de escombros y en las que todavía hay tejado, este está destrozado.
Los funcionarios estaban especialmente preocupados por el departamento de Grand-Anse, en el extremo norte de la península, donde se cree que está el mayor número de fallecidos y los daños más graves.