Indignación y confusión en el mundo tras prohibiciones de Donald Trump

La decisión del presidente de EE. UU., Donald Trump, de prohibir temporalmente la entrada a su país de refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana continúa creando polémica.

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“La lucha contra el terrorismo no puede venir acompañada de una sospecha general contra determinadas personas por su origen o por sus creencias religiosas”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel.

En opinión de la dirigente alemana, la decisión de Trump vulnera la Convención de Refugiados de Ginebra, que solicita a la comunidad internacional que acepte a los refugiados de guerra por cuestiones humanitarias.

El pasado viernes, Trump vetó durante 90 días la entrada de personas provenientes de Siria, Irán, Irak, Sudán, Somalia, Libia y Yemen, países de mayoría musulmana. Además, cerró las fronteras estadounidenses a todos los refugiados en el mundo por espacio de 120 días y a los procedentes de Siria incluso por tiempo indefinido.

Trump reafirmó el lunes en Twitter su determinación de mantener su decreto y sostuvo que de las 325 mil personas que entraron el fin de semana por vía aérea en Estados Unidos solo fueron detenidas 109.

Sin embargo, algunos medios estadounidenses estimaron que el número real es dos veces mayor.

“Para mí está claro que la protección a los refugiados es algo absolutamente esencial”, afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres, que confía en que la prohibición de Trump sea sólo temporal.

En Bruselas, la Comisión Europea anunció su intención de impedir que los ciudadanos de la Unión Europea con doble nacionalidad ya no puedan viajar de momento a Estados Unidos.

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“Vamos a asegurar que nuestros ciudadanos nos sean discriminados”, afirmó un portavoz del Ejecutivo europeo.

En el Reino Unido, varios diputados pidieron un debate urgente en el Parlamento sobre la medida adoptada por Trump, mientras que 1.3 millones de personas firmaron para que el mandatario no sea recibido en visita de Estado.

Por su parte, el Parlamento iraquí pidió prohibir la entrada en el país de ciudadanos estadounidenses en respuesta a la medida de Trump, mientras que el Ministerio de Exteriores pidió al mandatario estadounidense que reconsidere la prohibición.

“Es sorprendente que Irak haya sido incluido en esta orden cuando no es uno de los países que han exportado terroristas e ideología extremista durante largo tiempo al mundo”, apuntó el portavoz del Ministerio de Exteriores, Ahmed Jamal.

Sus palabras podrían ser una velada referencia a los países sunitas del Golfo, a los que las autoridades de Irak -de mayoría chiita- han acusado de tolerar las interpretaciones extremistas del islam.

Llama la atención que Trump no incluyese en la prohibición a Arabia Saudí, el país del que procedían la mayoría de los atacantes del 11-S.

También el Gobierno de Yemen criticó los vetos de Trump. “Tales decisiones fomentan las posiciones de los extremistas”, declaró un portavoz del Ministerio yemení de Relaciones Exteriores citado por la agencia de noticias Saba.

En la lucha contra el terrorismo son más importantes el diálogo y la comunicación, subrayó el portavoz.

Alzan la voz

La Organización para la Cooperación Islámica (OCI) expresó también su preocupación. “Tales actos selectivos y discriminatorios solo servirán para dar alas a los discursos radicales de extremistas y alimentarán aún más a quienes defienden la violencia y el terrorismo en tiempos críticos”, advirtió en un comunicado.

El decreto emitido por Trump levantó ampollas además en sectores empresariales de Estados Unidos.

El presidente de la cadena de cafeterías Starbucks, Howard Schultz, calificó la orden ejecutiva del presidente de confusa y anunció planes para ofrecer en los próximos cinco años puestos de trabajo en Starbucks a 10 mil refugiados.

También hubo críticas desde empresas como Tesla, Uber, Google, Facebook, Microsoft y Twitter. Las empresas tecnológicas estadounidenses apuestan especialmente por la pericia que aportan expertos provenientes del extranjero.

En tanto, en el aeropuerto de la ciudad turca de Estambul, 10 personas no fueron admitidas en vuelos con destino a Estados Unidos desde el sábado, informó hoy la cadena televisiva CNN Türk.

Según la emisora, la mayoría de las personas vetadas eran pasajeros en tránsito que iban a viajar a Estados Unidos.

En la terminal se ha instalado un control de seguridad adicional para los pasajeros que viajan a Estados Unidos. Si el nombre de uno figura en una lista confeccionada por las autoridades estadounidenses, esa persona no puede volar a Estados Unidos.

CNN Türk mencionó el caso de un iraquí a quien se le negó abordar un vuelo a Estados Unidos, aunque su mujer e hijo sí pudieron embarcar.

Las medidas también han sembrado desesperación entre los habitantes, en su mayoría somalíes, del campo de refugiados de Dadaab, en Kenia, uno de los más grandes del mundo.

Unos 100 refugiados de Dadaab que estaban preparándose para viajar a Estados Unidos han quedado varados en un centro de tránsito de la Organización Internacional para las Migraciones, dijo uno de los afectados, Mohamed Ilka-Ase.

“La sensación es realmente devastadora. Los refugiados han dejado todo atrás, incluyendo sus negocios y carreras (…) y volver a Dadaab significa que van a convertirse otra vez en refugiados, como en 1991”, dijo Ilka-Ase a dpa.
Kenia había anunciado planes para cerrar Dadaab, donde viven unos 275 mil refugiados, al considerar que el campamento es un lugar utilizado por la milicia yihadista somalí Al Shabaab para reclutar a combatientes.