La multa se la impuso el domingo un tribunal rabínico de Natania en el que se tramita la causa de divorcio de la mujer.
El marido, que en un principio estuvo de acuerdo con ella, se retractó y exigió al tribunal, como parte del caso, que la obligue a aceptar la circuncisión de su hijo en común.
Los israelíes pueden divorciarse en un tribunal civil o en uno rabínico, que en este caso aplicará exclusivamente la ley religiosa judía (halajá) , siempre y cuando no se contradiga con la legislación nacional.
Los tres jueces del tribunal sentenciaron que cuando uno de los padres exige el cumplimiento del ritual, el otro no puede bloquearlo.
La circuncisión se realiza en el judaísmo a los ocho días, a menos que lo impidan razones médicas, como es el caso de este bebé.
“Nació con un problema médico, y por eso no se la hicimos a los ocho días. Después de cierto tiempo decidí leer qué es lo que se hace y qué significa una circuncisión y me convencí de que sencillamente mi hijo es perfecto tal y como es”, explicó al diario Elinor, que prepara ya un recurso al Tribunal Supremo para que revoque la sentencia rabínica.
En un país donde la circuncisión sigue siendo una de las normas más generalizadas -la practican voluntariamente cerca del 90 por ciento de los israelíes judíos-, se trata de la primera vez que un tribunal obliga a unos padres a cumplir el rito, que cuenta en Europa con numerosos detractores.
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa recomendó en octubre a los Estados miembros adoptar regulaciones jurídicas específicas para garantizar que ciertas operaciones no se lleven a cabo antes de que un niño sea lo suficientemente mayor como para ser consultado, y entre ellas mencionaba la circuncisión.
Los jueces rabínicos recordaron en su fallo esa recomendación al decir que “en una época en la que somos testigos de luchas legales y públicas en Europa y América contra el brit milá, el público en Israel debe cerrar filas contra fenómenos en los ve una cara más del antisemitismo”.