Rabuffi, sin embargo, creyó que alguien le estaba tomando el pelo y colgó el teléfono en dos ocasiones, hasta que la tercera vez le asaltó la duda: “me quedé sin palabras, pero Francisco vino en mi ayuda y me dijo que lo ocurrido le parecía gracioso”, explicó el enfermo.
Rabuffi se desplazó el miércoles recién pasado con su mujer a la audiencia general del Vaticano para presentar sus excusas al Sumo Pontífice.
El papa Francisco llama regularmente desde su apartamento a amigos y parientes, pero también a desconocidos que le escriben o cuyas dificultades llegan a sus oídos a través de terceras personas.