El capo, un exmaestro de 49 años por el que el gobierno ofrecía una recompensa de dos millones de dólares, fue trasladado hasta esas instalaciones, donde apareció ante las cámaras esposado.
‘La Tuta’ logró esconderse durante meses en unas cuevas de la zona montañosa de Michoacán, burlando a las autoridades mexicanas, que le buscaron incansablemente, muchas veces con la ayuda de las autodefensas. Estas milicias fueron formadas a inicios de 2013 por civiles, quienes hartos de las extorsiones, secuestros y asesinatos que perpetraban los Templarios bajo la protección de las autoridades locales, se levantaron en armas para combatirlos.
“¡Gracias por la aprehensión de ‘La Tuta’!”, exclamó el presidente Enrique Peña Nieto en un acto público, mientras que su ministro de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong, subrayó que se trata del “objetivo más importante en el combate contra el crimen organizado, la detención del criminal más buscado en todo México”.
Por su parte, la agencia antidrogas estadounidense (DEA) felicitó a México por la captura y recordó que Los Templarios, un cártel de corte pseudoreligioso, era uno de los “más viciosos y violentos” del mundo.
Este logro de las autoridades mexicanas se suma a la captura de otros importantes capos -como Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, del cártel de Sinaloa-, en momentos en que el gobierno atraviesa un fuerte cuestionamiento internacional por la desaparición y presunta masacre en septiembre de 43 estudiantes en Guerrero (sur), vecino de Michoacán. El mismo viernes, Peña Nieto relevó de su cargo al hasta entonces fiscal general, Jesús Murillo Karam, en medio de las fuertes críticas por su investigación en este caso.
Una captura “simbólica”
Ante el pico de violencia que se generó en Michoacán por los enfrentamientos armados entre milicianos y narcotraficantes, el gobierno lanzó el año pasado una ofensiva que logró abatir o detener a todos los líderes Templarios -exceptuando a ‘La Tuta’-, desmantelando así al cártel.
Tras meses de rastrear a las personas de confianza de Servando Gómez, el capo fue capturado el viernes hacia las 03H00 locales (09H00 GMT) cuando salía de una vivienda al sur de Morelia, “portando una gorra y una bufanda con las que intentaba disimular su identidad”, comentó Rubido.
Las autoridades arrestaron a otras ocho personas y decomisaron un lanzagranadas con tres granadas de fragmentación, once armas largas y cortas, un paquete de cocaína, uniformes policiales y aparatos de comunicación.
Además, de manera simultánea pero en Mérida (Yucatán, este), las autoridades detuvieron al hermano de ‘La Tuta’, Flavio Gómez, quien administraba los recursos de la familia, añadió Rubido.
“En términos de simbolismo, su captura es muy importante porque ‘La Tuta’ es el rostro de la impunidad cínica de Michoacán, pero en términos prácticos (…) no debería mover mayormente el escenario criminal”, dijo a la AFP el exagente de inteligencia Alejandro Hope. El experto apuntó que los Templarios ya estaban muy debilitados desde hace tiempo y que el problema más apremiante de Michoacán es actualmente la aparición de pequeñas células delincueciales, la dificultad para desmovilizar a las autodefensas y la debilidad de las instituciones.
Un capo mediático
Conocido por sus vídeos subidos a internet en los que lanzaba amenazas a sus enemigos del cártel Jalisco Nueva Generación o se le veía conversando con figuras políticas de Michoacán -lo que llevó a la detención de un exgobernador interino y del hijo de otro exgobernador-, Gómez también había concedido entrevistas a medios de comunicación, convertido en la cara visible de Los Templarios.
“Somos un mal necesario”, dijo en una entrevista clandestina en diciembre de 2013, asegurando que su “fraternidad” tenía la misión de proteger al pueblo de Michoacán. El capo también llegó a pedir al gobierno negociar una amnistía para los narcos.
Pero, aunque se presentaba como su líder, en realidad el cártel estuvo dirigido desde su creación, en 2011, por Nazario Moreno ‘El Chayo’, dado erróneamente por muerto en 2010 por el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) y finalmente abatido por unos militares en marzo de 2014.
Haciendo de la agreste subregión de Tierra Caliente su feudo, Los Caballeros Templarios -formados de una escisión de La Familia Michoacana- llegaron a importar de Asia precursores químicos para producir cristales de metanfetamina, que luego traficaban a Estados Unidos. En su esplendor, también exportaron a China hierro extraído ilegalmente, a través del puerto Lázaro Cárdenas (océano Pacífico), ahora controlado por el ejército.
El capor fue delatado por su círculos más cercanos, y por la celebración de su cumpleaños el 6 de febrero último, según medios de comunicación mexicanos.