Internacional

Liberadas 21 de las 200 niñas secuestradas en Chibok por yihadistas

Un total de 21 jóvenes que formaban parte de las más de 200 secuestradas en la localidad nigeriana de Chibok han sido liberadas.

El 12 de mayo del 2014 Boko Haram difundió esta imagen de las niñas secuestradas. (Foto Prensa Libre: AP).

El 12 de mayo del 2014 Boko Haram difundió esta imagen de las niñas secuestradas. (Foto Prensa Libre: AP).

El grupo yihadista Boko Haram liberó el jueves a 21 estudiantes secuestradas en Chibok hace más de dos años, informó una fuente de la presidencia nigeriana.

Las jóvenes fueron “canjeadas contra cuatro prisioneros de Boko Haram esta mañana”, en la región de Banki  (fronteriza con Camerún), afirmó una fuente local.

“Las chicas fueron llevadas a Kumshe, a 15 km de Banki (…) hacia las 3 de la madrugada. Los cuatro combatientes de Boko Haram llegaron a Banki desde Maiduguri en un helicóptero del ejército, y fueron conducidos a Kumshe en vehículos del CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja)”, informó esta fuente próxima al caso.

Luego las jóvenes fueron transportadas en helicóptero a Maiduguri, capital del estado de Borno, pero, según las autoridades locales, actualmente van camino de Abuya.

Garba Shehu, portavoz de la presidencia, confirmó la liberación, “facilitada por el CICR y el gobierno suizo”  en un comunicado, sin mencionar canje alguno.

El CICR ha declinado comentar la información pero, según expertos de la región, la Cruz Roja es un “interlocutor muy creíble”  por lo que no les sorprende.

“El presidente Muhammadu Buhari se felicita de la liberación de las chicas, pero recuerda a los nigerianos que más de 30 mil ciudadanos murieron por el terrorismo”  de Boko Haram, añadió el comunicado, precisando que pronto se conocerán los nombres de las liberadas.

El movimiento Bring Back Our Girls  (Traed de vuelta a nuestras niñas) , que lucha por la liberación de más de 200 jóvenes de Chibok secuestradas en abril del 2014 cuando hacían un examen, afirma estar a la espera de la confirmación de sus identidades.

De entre las 276 estudiantes raptadas el 14 de abril del 2014, 57 lograron escaparse justo después del secuestro y el ejército encontró a una en mayo.

Este secuestro masivo provocó una oleada de indignación mundial.

La primera dama estadounidense, Michelle Obama, salió con una pancarta con el hashtag #Brinbackourgirls, que se hizo popular en Twitter.

El ejército, “mudo” 

Al comienzo de agosto, muchas de ellas aparecieron en un video colgado por sus secuestradores en YouTube, después de meses de silencio y de interrogantes sobre su estado de salud.

El jefe del movimiento islamista, Abubakar Shekau, acababa de ser destituido de sus funciones por la organización yihadista Estado Islámico, al que Boko Haram juró lealtad en marzo del 2015.

De este modo intentaba demostrar que todavía controla “la moneda de cambio del grupo”, estima Yan St Pierre, director del Modern Security Consulting Group.

En la cinta Shekau repetía que las jóvenes se habían casado con combatientes y que muchas de ellas murieron en bombardeos del ejército. También declaró que las estudiantes cristianas secuestradas se convirtieron por la fuerza al islam.

A mediados de septiembre, el gobierno nigeriano reconoció que las negociaciones entabladas con el grupo yihadista para la liberación de las alumnas fracasaron en tres ocasiones.

Para St Pierre, el canje “demuestra que Boko Haram necesita recursos, humanos o financieros (…) pero las pocas niñas liberadas indica que su precio es alto y que el grupo debe guardarse ases en la manga”.

También hace hincapié en que el ejército nigeriano no se ha pronunciado al respecto. “Está mudo, cabe preguntarse si esto se ha hecho sin su consentimiento”.

El ejército nigeriano lleva a cabo desde comienzo de octubre bombardeos aéreos contra el bosque de Chibok, bastión del grupo, y la facción encabezada por el líder Abubakar Shekau.

“Esperemos que sea el comienzo de negociaciones para acabar con la insurrección”, afirma Ryan Cummings, director de Signal Risk.

Pero el último atentado hasta la fecha, el miércoles en una estación de autobuses, muestra que el movimiento, o al menos algunas de sus facciones, no está dispuesto a ponerle fin.

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