Poco antes, el ministro había precisado ante el parlamento indonesio que el avión aumentó su velocidad a seis mil pies por minuto (dos mil metros por minuto), una velocidad inusual para un vuelo de línea.
“Creo que es raro incluso para un avión de combate“, señaló.
Durante el vuelo QZ8501, que efectuaba el enlace entre la ciudad indonesia de Surabaya y Singapur, el piloto pidió tomar altitud para evitar unas nubes peligrosas, pero no obtuvo la aprobación inmediata por el fuerte tráfico aéreo que había en el recorrido que efectuaba. Poco después, el aparato se precipitó al mar.
Tras el accidente, en el que no hubo supervivientes, los buceadores han logrado rescatar 53 cuerpos y las dos cajas negras, una, con las conversaciones de los pilotos y la otra, con los parámetros del avión (velocidad, altura, datos del giro motores)
Los investigadores del Comité de Seguridad del Transporte, que ya han analizado las cajas, aseguraron que no hay ningún indicio de que se tratara de un acto terrorista.
“No hemos oído a ninguna otra persona (a parte de los pilotos) en cabina, ninguna explosión” , declaró a los periodistas uno de los expertos, Nurcahyo Utomo, subrayando que las autoridades tampoco habían contemplado nunca esa opción.
Los investigadores se concentran ahora en “la posibilidad de daños en el avión y en el factor humano“, explicó, aunque la agencia meteorológica nacional indicó a principios de mes que la climatología había sido “el factor desencadenante” del accidente.
Su informe se basaba en imágenes satélite infrarrojas que muestran nubes cuya temperatura bajaba hasta los -80 y -85 grados, si bien otros expertos consideraron que aún no había información suficiente para esclarecer lo ocurrido.
Entre las 162 personas a bordo figuraban 155 indonesios, un francés (el copiloto) , un británico, tres surcoreanos, un malasio y un singapurense.