Durante ese período, envió por teléfono móvil fotos y vídeos a una tía exigiendo dinero a cambio de liberar a la cautiva, pero para cuando consiguió su objetivo su madre estaba ya muy grave.
La hija llamó a una ambulancia y huyó, aunque tras conocer la muerte de su madre se entregó a la Policía. El padre estaba hospitalizado después de que su hija le apuñalara en otro incidente anterior.
Aparentemente, la joven quería vengarse de que sus padres la habían internado contra su voluntad en un polémico centro de recuperación para adictos a internet, situado en Shangdong (este), y que antiguos internos han criticado en numerosas ocasiones por la brutalidad de sus métodos (como palizas o descargas eléctricas).
Varios medios y la activa comunidad china en las redes sociales han trasladado el debate hacia el centro y sus actividades, ya que los responsables de la institución, que rechazan las acusaciones de castigos corporales, no hablan con la prensa o permiten la entrada a sus dependencias.
Las autoridades locales han asegurado que van a investigar el centro.
En los últimos años han proliferado en China centros de rehabilitación de jóvenes con problemas diversos en los que se emula a los campamentos de entrenamiento militar y a los que recurren padres que no encuentran otras alternativas como el tratamiento psicológico, aunque ha habido numerosas denuncias de malos tratos.