Kaláshnikov permanecía ingresado desde el pasado 17 de noviembre en el Centro Clínico y Diagnóstico de la República de Udmurtia, donde se le sometió a terapias intensivas por una hemorragia estomacal.
Anteriormente, Kaláshnikov, quien no se encontraba bien desde marzo pasado y no acudió al trabajo desde entonces, fue hospitalizado en varias ocasiones por distintos problemas de salud.
Las autoridades sanitarias de Udmurtia, donde residía el diseñador y donde se encuentra la fábrica de armamento, confirmaron que Kaláshnikov sufría diferentes dolencias.
A finales de octubre, Kaláshnikov escribió una carta al presidente ruso, Vladímir Putin, para denunciar la mala gestión de la fábrica por parte de su actual directiva.
Debido a su delicado estado de salud sus hijos dejaron de mantenerle al tanto de las operaciones en la fábrica, como cuando el Ejército ruso anunció en 2011 que dejaría de comprar fusiles Kaláshnikov por excesos de existencias en sus arsenales.
Kaláshnikov confesó en 2007, con motivo del 60 aniversario del registro oficial de su fusil en la URSS, que los nazis, al invadir su país en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fueron los verdaderos responsables de su invento porque su auténtica vocación era diseñar maquinaria agrícola.