Con la pandemia de coronavirus “nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, porque nadie se salva solo y ningún Estado nacional aislado puede asegurar el bien común de la propia población”, recordó.
En el mensaje, que suele servir de guía a las parroquias de todo el mundo para sus homilías por el Año Nuevo, el Pontífice argentino, que cumple este jueves 84 años, recordó que “la paz se construye cuidando a los más frágiles” y respetando el derecho internacional.
“La brújula de los principios sociales, necesaria para promover la cultura del cuidado, es también indicativa para las relaciones entre las naciones, que deberían inspirarse en la fraternidad, el respeto mutuo, la solidaridad y el cumplimiento del derecho internacional”, dijo.
En el mensaje de ocho páginas, Francisco reconoce que la pandemia de coronavirus agravó las demás crisis, “como la climática, la alimentaria, la económica y la migratoria, que han causado grandes sufrimientos y dificultades”.
El jefe de la iglesia católica, que programó un viaje para marzo a Irak, país emblema por estar azotado por las guerras y el covid-19, lamentó de nuevo “los conflictos y las guerras que se suceden sin interrupción” en el mundo.
“Lamentablemente, muchas regiones y comunidades ya no recuerdan una época en la que vivían en paz y seguridad”.
El pontífice denunció también la aparición de “nuevas formas” de racismo y xenofobia.
“Es doloroso constatar que, lamentablemente, junto a numerosos testimonios de caridad y solidaridad, están cobrando un nuevo impulso diversas formas de nacionalismo, racismo, xenofobia e incluso guerras y conflictos que siembran muerte y destrucción”, recalcó.