Internacional

Ola racista en Sudáfrica deja siete muertos

La Policía de Sudáfrica ha detenido a 307 personas por su supuesta participación en la ola de ataques contra extranjeros registrada en Sudáfrica en las últimas semanas, en las que han muerto siete personas, informaron hoy medios locales.

Entre las víctimas de la violencia xenófoba hay tres sudafricanos y cuatro extranjeros, confirmó este domingo el ministro de Seguridad, David Mahlobo, según el portal de noticias Eyewitness News.

Mahlobo aseguró además que no se han registrado nuevas muertes en los últimos tres días.

El ministro del Interior, Malusi Gigaba, aseguró que los ataques xenófobos contra residentes africanos extranjeros han sido contenidos, y que la Policía mantendrá la calma con un operativo mayor en las zonas más conflictivas.

Las Fuerzas de Defensa Nacional de Sudáfrica (SANDF, en inglés) han desplegado a 350 soldados en las fronteras del país, confirmó Gigaba.

El ministro visitó ayer junto al presidente sudafricano, Jacob Zuma, un campamento de desplazados instalado en Chatsworth, en as afueras de Durban, en la provincia oriental de KwaZulu Natal.

El campo acoge a residentes en Sudáfrica procedentes de Malaui, Somalia, Zimbabue y Burundi, que se vieron obligados a huir de sus hogares.

“Nos estamos intentando adelantar a cualquier otro brote de violencia que puede tener lugar, ya sea en Gauteng —región que engloba a Johannesburgo y Pretoria— o en otras provincias” , dijo.

-Apoyo a víctimas de xenófoba

El presidente sudafricano, Jacob Zuma, anuló este sábado un viaje previsto a Indonesia y se dirigió a Durban, en el este de Sudáfrica, para dar su apoyo a las víctimas de la violencia xenófoba que azota ese país.

En las últimas tres semanas, los ataques contra los inmigrantes, que comenzaron en Durban, en la provincia natal del presidente, dejaron al menos seis muertos —15, según una asociación— y 5 mil desplazados.

La Policía confirmó este sábado la muerte de otro inmigrante en el suburbio de Alexandra, en las afueras de Johannesburgo, donde se hacinan 400 mil personas y donde fueron saqueados varios tenderetes regentados por extranjeros.

Las autoridades se negaron, no obstante, a vincular lo ocurrido con la ola de violencia xenófoba y no dieron la nacionalidad del fallecido que, según fotógrafos locales, murió en el hospital tras haber sido apuñalado.

El área urbana de Johannesburgo vivió otra noche de violencia xenófoba, perpetrada por pequeños grupos, y la policía envió refuerzos a la zona.

En este ambiente, los extranjeros del continente que trabajan en ese país siguen en máxima alerta, mientras crece la presión diplomática para evitar el baño de sangre del 2008, cuando hubo 62 muertos en disturbios similares.

Zuma acudió a un campo de inmigrantes que tuvieron que huir de sus casas en Durban.

A pesar de prometer una ayuda económica de 50.000 rands —unos US$4.143—, el presidente recibió una fría acogida. “Demasiado tarde, demasiado tarde“, “Vete a casa“, le gritaron algunos de los extranjeros, críticos con la ineficacia de la policía.

“No se pueden justificar los ataques contra los extranjeros“, declaró Zuma. “No son todos los sudafricanos quienes dicen que os tenéis que marchar, sino sólo una pequeña minoría.”

“Incluso aquellos que quieran volver a sus casas deben saber que serán bienvenidos si deciden regresar, después de que hayamos acabado con la violencia“, aseguró, antes de pedir que se organizaran oraciones el domingo para “enviar un mensaje de paz y amistad a toda la población.”

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