En una de sus conversaciones espontáneas, Francisco comentó, para sorpresa de sus interlocutores, que fue portero en un local y que ese trabajo, en el que tuvo que interactuar con mucha gente de distinto tipo, le llevó más tarde a saber cómo hacer para que las personas se sintieran llamadas a volver a la Iglesia.
El pontífice argentino contestó a varias preguntas que le plantearon los fieles presentes en la parroquia, a quienes Francisco dijo que siempre “hay que estar listo para dar una explicación a alguien que pide una razón a tu esperanza”.
El papa aseveró además que la “hipocresía es un pecado grave”, sobre todo a la hora de conseguir credibilidad para hacer que el número de fieles crezca, y explicó que rezó ante la tumba de San Francisco de Asís el pasado 4 de octubre pidiendo “el don de la sencillez” para él y la Iglesia Católica.
Entre los consejos que el pontífice dio a los parroquianos figura además el de ser un buen ejemplo para los demás, más allá de ser amable y bueno, así como no hablar mal de nadie, para evitar los “chascarrillos” que destruyen amistades y demás relaciones personales.
El papa Bergoglio invitó también a los fieles a que recen por los sacerdotes que a veces se enfadan, pero tienen que saber encontrar las fuerzas para continuar por el camino de la bondad y la paciencia