Internacional

Caza de “El Chapo”  deja casas baleadas y misterioso rancho custodiado

 Techos de casas perforados y carros calcinados con más de una docena de balazos son las huellas que dejó la caza militar contra el narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo”  Guzmán en la sierra de Durango  (norte), donde ahora hay poblados desolados y un misterioso rancho fuertemente custodiado.

Soldados vigilan el ingreso a Cosala, lugar donde presuntamente se refugiaba "El Chapo". (Foto Prensa Libre: AFP)

Soldados vigilan el ingreso a Cosala, lugar donde presuntamente se refugiaba "El Chapo". (Foto Prensa Libre: AFP)

No hay ni un alma en varios poblados de Tamazula: después de haber vivido momentos de terror, todos sus habitantes huyeron despavoridos hasta la ciudad más cercana, Cosalá  (Sinaloa), a través de sinuosos caminos de terracería en los que pastaban vacas abandonadas.

Sólo en la remota comunidad de El Limón hay elementos de la Marina Armada, asegurándose de que nadie se acerque al rancho.

Según los vecinos desplazados, fue aquí donde el pasado 6 de octubre los marinos empezaron a balear casas desde helicópteros en un operativo que luego se extendió a otros poblados de la Sierra Madre Occidental.

Al querer entrar a la propiedad, cercada con cadenas con púas, un equipo de la  AFP  fue interceptado por tres marinos que, apuntándoles con rifles, inquirieron a gritos quién les había autorizado a llegar hasta allí.

Poco después, un superior grabó en video a los reporteros y les explicó que tenía instrucciones de no dejar pasar a nadie porque ese rancho estaba “intervenido”.

El misterio de este rancho, al que las autoridades no dejan pasar ni siquiera a vecinos, sólo incrementa los interrogantes sobre lo que pasó durante el intenso operativo de caza contra el jefe del cártel de Sinaloa, que se fugó en julio de una prisión en el centro de México dando un duro golpe al gobierno de Enrique Peña Nieto.

Sin especificar cuándo o cómo se produjeron los hechos, fuentes del gobierno han confirmado que fuerzas especiales persiguieron a Guzmán en una zona entre Durango y Sinaloa y que el capo resultó herido en el rostro y la pierna al caer mientras huía.

Sin embargo, el gobierno negó que atacara a la población y la Marina reiteró el domingo que respetó “estrictamente”  los derechos humanos.

La Marina aseguró en un comunicado que “no ha recibido notificación oficial alguna en relación a denuncias”, y subrayó que “permanecerá en la sierra de Durango y Sinaloa”.

Pobladores denuncian

Ayón Mendoza recuerda que preparaba tortillas cuando empezó la lluvia de balas. Asustada, fue corriendo a buscar a su bebé, pero dos supuestos helicópteros de la Marina mexicana siguieron disparando “con más fuerza”  contra la comunidad de Comedero Colorado  (Durango, norte) sin que ella entendiera por qué.

Desplazada ahora junto a decenas de vecinos atemorizados en Cosalá  (Sinaloa), esta ama de casa de 24 años explica el terror que vivió su comunidad la mañana del pasado 6 de octubre coincidiendo con un operativo de fuerzas de seguridad para cercar al poderoso narcotraficante Joaquín el Chapo  Guzmán, que se fugó de prisión en julio dando un duro golpe al gobierno de Enrique Peña Nieto.

Como resultado de una intensa caza, de la que el Gobierno dijo que el capo logró huir malherido y en la que negó que hubiera ataques a pobladores, la casa de Ayón quedó con decenas de impactos de bala y su carro calcinado, según denunció ante la fiscalía su marido, Gonzalo Elías Peña.

Como pudo, escabulléndose entre matorrales y zanjones, la pareja huyó despavorida del pueblo y caminó cuatro días seguidos con su hija de 2 años por la Sierra Madre Occidental, refugio natural del líder del cartel de Sinaloa.

“Sin comer y sin tomar agua”, el matrimonio llegó finalmente a la pintoresca Cosalá, donde en los últimos días han llegado buscando refugio unas 600 personas de empobrecidas comunidades serranas del municipio de Tamazula  (Durango) que denuncian haber sufrido episodios similares.

“Caminábamos a oscuras porque donde veían luz, luego empezaban a disparar. Era una tracatera por todos lados”, recuerda Ayón, mientras espera pacientemente junto a otras familias desplazadas a que las autoridades le den una bolsa con alimentos y ropa.

Pero su esposo replica exaltado: “Salió en el periódico que supuestamente le andaban buscando (al Chapo), pero ahí conmigo no estaba y casi nos matan esos güeyes”.

Fuentes del gobierno de Peña Nieto confirmaron que fuerzas especiales persiguieron a Guzmán en una zona entre Durango y Sinaloa la semana pasada, y que el capo resultó herido en el rostro y la pierna en una caída mientras huía de un operativo.

Lluvia de balas

La historia de Ayón y Gonzalo se parece mucho a la de Marta Marbella, vecina de la comunidad de El Verano  (también en Tamazula), que muestra aún incrédula en su celular fotografías de los balazos que quedaron en su casa fruto de una supuesta balacera de la Marina la tarde de ese 6 de octubre, posterior a la de Comedero Colorado y El Limón.

En las imágenes se ven al menos una docena de agujeros en el techo, otros tantos en las paredes, en la puerta y también en el baño exterior donde Marta trató de resguardarse con su bebé.

“Sí, alcanzaba a ver cómo el helicóptero se paraba y disparaba directamente a la casa. Tenía miedo, gritaba, lloraba, pero yo sabía que era inútil”, recuerda esta ama de casa de 32 años, cuyo marido estaba trabajando en el campo a esa hora.

Francisca Quintero Sánchez, de 40 años, también se apresuró a esconderse con sus tres hijos debajo de la cama cuando se desató “la lluvia de balas”  durante alrededor de una hora.

“Fue un rato de miedo, de terror a que nos fueran a matar sin ninguna culpa”, expresa esta agricultora que, firme, asegura: “Los uniformes de ellos decían Marina. Los demás creen que somos tontos porque somos de rancho, pero sí sabemos leer y escribir”.

¿Un enfrentamiento?

Al día siguiente, Marta, Francisca y otras vecinas de El Verano decidieron ir a hablar con miembros de la Marina, que les dijeron que estaban buscando “a una persona que venía con mucha gente”  y aparentemente reconocieron que dispararon porque estaban siendo atacados, algo que ellas niegan.

“Que la Armada disparó sobre casas de la población civil es falso (…) (pero) obviamente cuando se encuentran con gente que dispara, van a repeler la agresión”, dijo al respecto una fuente del gobierno federal que pidió el anonimato.

Hasta el momento no se han reportado muertos o heridos por el caso, pero la diputada local por Cosalá, Lucero Sánchez López, denunció esta semana que habría al menos ocho desaparecidos.

Desde la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, su representante Óscar Loza no cuenta con reportes de desaparecidos pero subraya la preocupación de esta ONG sobre un supuesto intento de las autoridades “de quitar evidencias”.

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