La fuente anónima, cuya versión fue dada a conocer a los reporteros que cubren la Casa Blanca, contradijo así el parte del médico personal del mandatario, Sean Conley, quien aseguró hoy que Trump está evolucionando “muy bien”, no tiene fiebre y no necesita oxígeno, pero se negó a dar detalles sobre la evolución ayer.
Según Conley, Trump no ha tenido fiebre en las últimas 24 horas y sus síntomas están mejorando.
El nivel de saturación de oxígeno del mandatario es del 96%, por lo que no se le suministra adicionalmente, detalló Conley en una rueda de prensa frente al hospital militar Walter Reed, cerca de Washington, donde Trump fue ingresado el viernes.
Trump, de 74 años, ha sufrido de tos, congestión ligera y fatiga, según el médico, pero los síntomas “se reducen y mejoran”, dijo.
“Vigilamos sus funciones cardíaca, renal y hepática, todas están normales. El presidente no está recibiendo oxígeno esta mañana, no tiene dificultad para respirar ni de caminar dentro de la unidad médica de la Casa Blanca”, añadió Sean Dooley, otro médico que trata al mandatario.
Pese a que los periodistas le preguntaron varias veces, Conley no confirmó si Trump recibió en algún momento oxigenación suplementaria e insistió en que actualmente no lo está haciendo.
El médico sorprendió, no obstante, al mencionar que van “72 horas” desde el diagnóstico del presidente, un tiempo que no coincide con el anuncio público del test positivo de Trump hecho en la madrugada del viernes.
Pero la Casa Blanca aclaró luego que Conley se refería a que este sábado es el tercer día desde que el test de Trump dio positivo el jueves en la noche.
“¿Por qué fue hospitalizado?”, se le preguntó. “Porque es el presidente”, respondió Conley, que también dijo que no ofrecerá una fecha determinada para que Trump sea dado de alta ni revelará la temperatura del presidente.